Hola, habitantes del ciberespacio. Os deseo un feliz 2014 y buenos ratos de lectura junto a nosotros. La Navidad ha pasado y el Nuevo Año se presenta interesante en muchas de las series que seguimos aquí, en JpM. No obstante, antes de continuar las numerosas series que tengo abiertas, me impuse una misión para el nuevo año: leerme entero el manga ciberpunk de Tsutomu Nihei, BLAME!
BLAME! es una serie relativamente corta, con sólo diez tomos publicados. Hoy son relativamente difíciles de encontrar. Comenzó a publicarse en 1998 y terminó su andadura en 2003, por lo que entiendo que esta reseña tenga un valor arqueológico importante (je). Me costó bastante conseguirlos en su momento, pero tuve suerte y encontré una oferta en Ebay. Tuve mis dudas sobre si lanzarme a por la colección completa, pero echando la vista atrás me doy cuenta de que estuve acertado.
Como indiqué
antes, hablar de BLAME! invoca el concepto “ciberpunk” en nuestra mente. Ciberpunk es un término que se emplea
para referirse a un subgénero dentro de la ciencia ficción, caracterizado, a
grandes rasgos, por mezclar una sociedad deteriorada o directamente
desintegrada con una tecnología muy avanzada. Hackers, cyborgs y
megacorporaciones con siniestros propósitos son algunos de los tópicos de este
género, cuyo nacimiento suele situarse en los años 80.
BLAME! es ciberpunk a la enésima potencia. Nos encontramos en un mundo oscuro, una vastísima extensión de niveles interconectados denominada La Ciudad –o el Ciberlaberinto, si lo preferís-. La humanidad es un olvidado recuerdo del pasado y un taciturno vagabundo vaga por este paisaje hostil con una misión, a priori, imposible: encontrar genes de conexión humanos a la Red. Su nombre es Killy. En su odisea, este solitario personaje habrá de sortear multitud de obstáculos en la búsqueda de los preciados genes, descubriendo el lector, poco a poco, que hay varias facciones interesadas en ellos en este laberinto inhóspito y silencioso que es La Ciudad.
BLAME! toma una influencia decisiva de la Esfera de Freeman Dyson. Según Dyson, el avance tecnológico llegaría a tal punto en el que la humanidad precisaría de una fuente de energía superior para poder mantenerlo. Esa fuente sería el Sol, y no nos quedaría otra, según Dyson, que edificar una esfera enorme que abarcaría todo el Sistema Solar. Esta influencia no se percibe directamente en BLAME!, pero sí se deja entrever en su precuela, NOISE. Obviamente, al comenzar el manga nos damos cuenta de que algo ha salido muy mal y la humanidad casi ha sido erradicada tras una misteriosa infección.
¿Alguien dijo
la Rebelión de las Máquinas?
BLAME! es
bastante peculiar en varios aspectos. En primer lugar, es un manga con poco
diálogo, en parte porque Nihei emplea el silencio para transmitir el peligro y la soledad latentes en el Ciberlaberinto. Eso sí, los diálogos existentes en
el manga están colocados con precisión, fundamentalmente para orientar al
lector sobre la trama, aunque nunca para darle las pistas definitivas de una
historia que se aclara al final.
En segundo lugar, la obra de Nihei está muy marcada por una combinación de paisajes imposibles y escenas de acción a cada cual más espectacular. BLAME! es todo un ejercicio de imaginación, con una miríada de estructuras similares a ciudades-colmena lúgubres y solitarias, de las que puede emerger cualquier tipo de enemigo sin previo aviso.
Igualmente,
BLAME! es un manga con muchísima acción. Killy no va desarmado precisamente. Con
su inseparable pistola de partículas gravitacionales –otra de las señas de
identidad del manga-, el protagonista de la historia cuenta con el arma más
brutal que servidor ha visto en un cómic, capaz de atravesar cemento o acero de
un único disparo, causando explosiones verdaderamente épicas.
Cabría pensar que con semejante arma, Nihei no iba a ser capaz de situar frente a su silente héroe enemigos capaces de plantarle cara… Craso error, puesto que Nihei demuestra no sólo tener una imaginación sin límites para detallar el paisaje del Ciberlaberinto, sino que lo puebla con seres cibernéticos letales e inmisericordes. Es obligado mencionar a los implacables Dispositivos de Seguridad, seres inicialmente encargados de proteger a la humanidad pero que tras la infección que apunta el manga y cuyo origen no llegamos a conocer, se tornan máquinas asesinas generadas por la Red para aniquilar cualquier amenaza contra el sistema.
Por otro lado,
la otra gran facción antagonista presente en el manga son los siniestros Seres
de Silicio. A mí, particularmente, estos villanos me han parecido francamente
geniales. Mucho más temibles que los Dispositivos de Seguridad, aparecen como
seres humanoides mezcla de metal negro y carne muerta, con una plétora de armas
afiladas y un odio acérrimo a la humanidad. Todas las apariciones de estos
seres se salva con una confrontación de lo más espectacular en la que Nihei da
lo mejor de sí mismo dibujando secuencias de acción verdaderamente
sobrecogedoras.
Seres de Silicio, antagonistas de leyenda |
En líneas generales, el final me ha dejado un gran sabor de boca. La estética de sus personajes, la atmósfera y las impresionantes secuencias de acción han compensado claramente la confusión que me generaron los primeros tomos. Comprender en líneas generales la historia –compleja más por la forma en que se cuenta que por lo que cuenta en sí- me ha dejado con ganas de releerlo para descubrir nuevos detalles y, sin duda, me anoto NOISE en mi lista de inminentes para indagar sobre cuál fue el origen de la misteriosa infección que condenó a la humanidad a sobrevivir penosamente en el frío Ciberlaberinto.
A todos los
amantes del ciberpunk, si no habéis leído BLAME!, deberíais darle una
oportunidad. Os garantizo que no os dejará indiferentes.
Cualquier
comentario, como sabéis, es bienvenido. Un saludo, amigos. Nos leemos.