Desde Córdoba llega nuestro nuevo colaborador para ofrecernos más motivos si cabe de por qué amar el mundo del noveno arte. ¡Bienvenido Francisco José Arcos Serrano! Es todo un placer para nosotros presentaros la que, esperamos, sea su primera reseña de muchas.
Dave vive exactamente AQUÍ, en este lugar que da la espalda a un mar lleno de secretos. Todas las tardes, al volver de la oficina, se sienta en su escritorio, escucha canciones en bucle y dibuja lo que ve a través de su ventana. Entregado a esas rutinas, Dave se siente a salvo. Dave cuida el orden para que el orden lo cuide a él, pero a veces tiene la sensación de que bajo la pulcra alfombra de la realidad puede haber algo, un mundo oculto debajo de la piel, la bárbara memoria de lo que fuimos. Y se está despertando.
La Cúpula sigue en su afán de publicar por estos lares obras tan imponentes e importantes como la que hoy os traigo por aquí: ‘La gigantesca barba que era el mal’, de Stephen Collins.
Tras la lectura de esta novela gráfica sólo puedo asegurar que se trata de una de las mejores que llevo leídas de este 2014 y mucho tiene que ver en esta afirmación el mensaje que lleva intrínseco este título y que no es otra cosa que una feroz crítica a la monotonía de una sociedad inmersa en sus pensamientos y que raramente actúa siguiendo su sexto sentido o sencillamente llevado por un arranque de impulsividad.
Stephen Collins no ha podido desembarcar mejor en nuestro país con esta historia compleja pero a la vez cercana debido sobre todo al característico estilo de dibujo del autor (a base de lápices) en el que aúna lo mejor de las ilustraciones ‘naif’ (muy extendido en libros de ilustraciones infantiles) y un diseño y planificación de viñetas que bebe directamente de la escuela de Chris Ware.
En definitiva: 252 páginas en las que encontramos ecos de Lovecraft, Kafka o Roald Dahl cuya lectura envolvente provocará en nosotros sensaciones muy peculiares y nos hará preguntarnos si realmente somos tan diferentes del resto como pensamos o si, por el contrario, formamos parte de una sociedad aborregada y conformista.
No puedo finalizar sin mencionar la exquisita presentación de esta novela gráfica por parte de La Cúpula en una enorme edición de 20.4 x 28 en rústica con solapas; Así da gusto…
