La verdad sea dicha: Jaime Calderón ha sido todo un descubrimiento aparecido de la nada. Si en Los caminos del Señor tuvo una actuación más que notable, con Isabel se ha ganado un merecido sobresaliente. Una trama histórica en la que conoceremos a una de las Reinas de sangre: Isabel. La loba de Francia.
Nos encontramos ante un cómic que sigue la línea histórica que ha emprendido la editorial catalana con títulos como Los caminos del señor (el cual reseñamos AQUÍ), en el que Jaime Calderón repetía a los lápices. Isabel, la loba de Francia es un cómic que narra la impronta de este personaje a lo largo del siglo XIV y hasta nuestros días, siendo una pieza clave en la formación de los estados europeos.
Por motivos de estado, Isabel de Francia se casa con Eduardo II, rey de Inglaterra, visiblemente homosexual. Inteligente, calculadora y determinada, dirige junto con su amante, Roger Mortimer, la revuelta de los barones ingleses, lo que provocará la caída de su espoco y el ascenso al trono de su primogénito, Eduardo III. Y la posteridad la bautizará como la Loba de Francia.
La historia no busca sorprender al lector más que para aquellos que, como yo, no estén muy puestos en este punto de la Historia. Monarcas investidos por el poder divino campan y moldean la Tierra a sus anchas, urdiendo ardides y tejemanejes para hacerse con más y más poder, aunque sea a costa de su propia descendencia y linaje. Hija de Felipe el Hermoso, rey de Francia, Isabel se compromete bajo mandato de su padre con Eduardo II, perverso rey de Inglaterra, para convertirse en la Reina anglosajona y dar a luz a Eduardo III, primogénito sobre el cual han de confluir ambos tronos. A partir de aquí, como la Historia ya nos tiene acostumbrados, nada sale como se tenía previsto y tras una retaíla de sucesiones al "maldito" trono de Francia, esta ansía de poder desembocará en la Guerra de los cien años.
Un guión de la pareja Gloris más que correcto y dinámico me hizo terminar el cómic en menos de una hora, y sin apenas darme cuenta de haberme leído sus 56 páginas. Pese a la cantidad de personajes históricos que aparecen en escena, el cómic está lo suficientemente bien hilado como para no perderse entre linajes y árboles genealógicos.
Esta línea de cómic histórico que está adoptando Yermo parece estar dando sus frutos, habiendo encontrado en Jaime Calderón al abanderado perfecto. El trazo perfeccionista y la ausencia de rigidez alguna en los gestos y expresiones de los personajes no es sino una muestra más de que hace 41 años nació una estrella. Hay viñetas y verdaderos retratos de Isabel que merecerían ser enmarcados.
El color de Johann Corgié en Isabel hace brillar el arte del catalán por encima de cualquier otro aspecto y, a mi parecer, está un punto por encima de la ilustración en Los caminos de señor, en el que la paleta de colores más apagados de Romain Lubiere no me hizo ver todo potencial de este artista. Comparando dos páginas al azar de ambos álbumes, la diferencia es más que palpable, y una lectura bastante próxima entre ambos me ha hecho apreciar aún más la labor e importancia de los coloristas en el mundo del noveno arte.
Acabando, solo me queda comentar que se trata del primer cómic de los dos que integrarán la saga, por lo que la espera se hará más llevadera sabiendo que solo nos espera un apoteósico final que cierre lo que ha empezado siendo un titulazo con todas las letras. Como diría aquel, lo que bien empieza...