Hoy os traigo el último cómic de Cava y Seguí, un thriller que habla sobre el terrorismo de ETA desde otro punto de vista. Ese en el que de manera sorprendente confluyen la mafia marsellesa, políticos y terroristas en el vía crucis de un hombre, Toinou, único justiciero que dará respuesta y venganza a las víctimas olvidadas en una historia con pocos héroes y muchos cobardes.
He de reconocer que hasta la
fecha no conocía a este tándem formado por Felipe Hernández Cava (Madrid 1953)
y Bartolomé Seguí (Palma de Mallorca 1962), ganadores del Premio Nacional del
Cómic en 2009 por Las serpientes ciegas,
pero ahora y tras leer Las oscuras manos
del olvido (Norma Editorial) me declaro fan incondicional de la simbiosis
de estos dos hombres. Y es que la lectura de este cómic es puramente un storyboard de una premier. El juego
entre viñeta y guión hace que te adentres en los pensamientos de su
protagonista, como si fueras cámara en mano, viviendo con él todo lo que
acontece.
El protagonista que nos presentan
Cava y Seguí se asemeja a los grandes nombres de la novela negra, un coetáneo
de Vito Corleone en fondo aunque no en época. Misterioso, oscuro y marcado por
un pasado que le atormenta. Hombre que parece estar perseguido por la muerte,
que más allá de ser un final para él, resulta una extraña liberación.
Toinou es un mafioso marsellés que
acaba de salir de la cárcel donde ha cumplido condena por un crimen que no
cometió, pero que por ese “ende” del valor de la familia, terminó asumiendo. Tras
su salida de rejas se ve moralmente obligado a cumplir su palabra, esa que
diera antes de ser recluido a un empresario vasco que se negaba a pagar el
impuesto revolucionario y que por ello, se veía amenazado tanto él como su
familia.
Con este inicio de trama no
extraña que el cómic sea tan adictivo en su lectura como áspero en su
trasfondo, porque acompañas al mafioso en toda su investigación hasta llegar a
dar con Itzala, el terrorista que cumplió su amenaza con una cobarde bomba en
el coche del empresario. Y hablas con la familia, con las víctimas y visitas
sus casas llenas de ausencias, y conoces y sientes sus palabras que como dice Cava,
no están llenas de odio si no de decepción. De decepción por el silencio, por
la resignación y por esos acuerdos que salvan a los criminales pero olvidan a las
víctimas.
Es por eso por lo que cautiva la
portada de este cómic, porque refleja el argumento de una novela gráfica que te
describe sin edulcorante toda una trama putrefacta en donde los criminales no
son solo los que matan portando como escudo un hacha y una serpiente, sino que
son todos aquellos que no quieren ver la enfermedad de una sociedad, cual
peste, en la que la mayoría opta por mirar hacia otro lado y pasar
desapercibido.
Sin haceros spoiler os diré que
el final es de diez, aunque me hubiera gustado que en vez de 72 páginas a color
los autores nos hubieran regalado alguna más, porque la verdad es que el guión
lo merece. Absteneros aquellos que busquéis un argumento sensiblero o por el
contrario morboso; Las oscuras manos del olvido deja un sentimiento descorazonador que
huye de lo que es políticamente correcto y muestra que en ocasiones, hay que
herir sensibilidades para que algunos se den por aludidos y no guarden
silencio.
¡Que disfrutéis con la lectura!
Yo me voy corriendo a mi tienda de cómic a por Las serpientes ciegas. Ya os contaré porque mis expectativas son
muy altas y más después de descubrir este cómic que os he reseñado hoy.