Si buscáis pasar el rato con una lectura amena a la par que emotiva para evadiros de la realidad y la loca rutina, este puede ser uno de esos cómics que os esperen cada día en vuestra mesita de noche.
La anciana que nunca jugó al tenis y otros relatos que sientan bien publicado por Norma Editorial se compone de 15 pequeñas obras, que a manos de Zidrou (Benoît Drousie 1962) y en compañía de un selecto grupo de dibujantes, muestran la belleza del mundo de los sentimientos. Miedos, pasiones e inseguridades; pero sobre todo, sueños. Los alcanzables y también aquellos que fueron inalcanzables, pero de los que al rememorarlos te traen dulces recuerdos.
Hoy vuelvo a las andadas y es que no puedo remediarlo, lo sé, lo reconozco; soy una fan inconfesa (ahora, ya confesa) de los guiones de Zidrou. Puede ser una adicción casual o simplemente una sintonía entre tu vida y las emociones que provoca la lectura de un determinado autor. Y de repente te das cuenta. Sentado frente a tu colección, observas la estantería de cómics y ves que cada vez, va pareciéndose más a un monopolio de la misma autoría. Y sí, volví a caer. Llegué a mi librería habitual y vi La anciana que nunca jugó al tenis y creo que esa portada de Jordi Lafebre me encandiló. Ese dulce rostro de abuelita rodeada de mascotas y sentada en su viejo sillón me puso una sonrisa en la cara e irremediablemente, me lo traje a casa.
¡No me tachéis de ñoña por favor! Es que eso de leer…que nunca jugó al tenis ¿a vosotros no os picaría la curiosidad? Vale, y también la ñoñez, pero hablamos de un cómic de Zidrou, con lo que ya sabemos que al menos, alguna emoción vamos a sentir al leerlo, a no ser que tengamos las entrañas más congeladas que Frozen.
He de reconocer que no soy muy seguidora de los cómics que recopilan pequeños relatos. Supongo que necesito más páginas para conectar con la historia y los personajes, pero en este cómic ha habido varios relatos que a pesar de ser cortos me han enganchado y emocionado como cualquier cartoné de 50 páginas. Es el caso de Coltrane, con dibujo de Jordi Lafebre, que cuenta la tierna historia de un joven que sale de la cárcel y es acogido por su yayo para empezar una nueva vida en la que aprenderá a perdonarse por los errores cometidos en el pasado y a querer empezar de cero, partiendo desde la ternura de los recuerdos de familia y con el apoyo del amor incondicional de su abuelo y su inseparable perro Coltrane, quien detesta el jazz.
Las Quemaduras, es otro de esos relatos que te tocan la fibra sensible. En este caso, con dibujo de Simon Hureau y color de Anne-Claire Jouvray. Para esta historia, Zidrou nos presenta a varios personajes que coinciden todas las mañanas en una piscina municipal en la que no es sólo nadar lo que buscan, sino más bien, purgarse. Nadar para borrar los recuerdos malos o para huir de los complejos o por qué no, nadar para ser capaces de superar los miedos más insuperables del ser humano, sea cual sea su edad.
Otra historieta de lagrimilla asegurada es El View-Master con dibujo de Jordi Sempere y color de Anna Ruiz y Salvador Torrens. En este relato cobran vida los personajes de toda una familia que día a día se esfuerzan por representar ante su madre, que siguen anclados en el pasado, justo en ese momento en el que la ya anciana mamá despierta cada día en su alzheimer. Y así cada mañana, Daniel va acompañado por su madre hasta la puerta del colegio con su merienda para el recreo y al doblar la esquina, vuelve al presente y camina hacia su trabajo como director de una empresa tecnológica.
Y por último, cómo no detenerme un poco en el relato que da nombre al cómic con La anciana que nunca jugó al tenis y nuevamente acompañado del dibujo de Lafebre. Un tándem que parece asegurar el éxito como ya ocurriera con Lydie (también reseñado AQUÍ). En estas viñetas Zidrou nos habla de una anciana dulce y menudita a la que ya no le queda familia y que vive recluida en su pequeño apartamento con la única compañía de sus curiosas mascotas: un viejo perrito, una gata con tres patas y el loro del difunto cura, al que le encanta ponerse a rezar “ave marias” en cualquier momento. Un día a día en el que la anciana se lo pasa sentada en su sillón y viendo todos los partidos de tenis de Tie-Break TV, su verdadera pasión.
Os aseguro que la lectura es muy entretenida y que las historietas de este cómic destilan dulzura por todos lados, algo que parece ya obligado en los guiones de Zidrou. Y aunque seas como yo, que prefieran muchas páginas en las que adentrarse, te reconozco que La anciana que nunca jugó al tenis y otros relatos que sientan bien merece la pena tenerlo en casa y además, ahora tras la resaca de las navidades te asegura esa nostalgia que predica en su título: "...y otros relatos que sientan bien" y cómo no, dejarte con una ñoña sonrisa en la cara.
Ya me contaréis si coincidís conmigo con la selección de relatos preferidos que aquí os he hecho. ¡Que disfrutéis con la lectura!