El sello Subterfuge, icono de la cultura underground ibérica, nació como fanzine en 1989. Antes de abanderar a grupos como Dover, Killer Barbies, Corizonas o Fangoria, Subterfuge era tinta y papel.
“Subterfuge Comix: 25 años más allá del underground” es un cómic recopilatorio que celebra y resume, en coedición junto a la editorial emergente Autsaider Cómics, 25 años de pasión por el tebeo independiente más castizo en clave de terror, ciencia ficción, gore, e incluso ‘slice of life’, resultando de todo ello un fresco que reflejaba la cultura de ese momento tan noventero.
Aquí encontramos trabajos de autores como Paco Alcázar, Miguel B. Núñez, Sergio Córdoba, Borja Crespo, Elreydespaña, Gallego Bros., Chema García, Daniel García, Ladrón, Enrique Lorenzana, Miguel Ángel Martín, Javirroyo, Koldo Serra y Fermín Solís, los cuales mostraron aquí sus primeras obras, funcionando como punto de partida para situar a algunos de ellos en el lugar que se merecen actualmente (sin ir más lejos el papá de Silvio José saborea las mieles del éxito gracias a la plataforma que supuso Subterfuge para editar sus enfermizos primeros títulos).
Aunque a día de hoy pudiera sonar extraño un término como “superventas” dentro del underground, “La cebolla asesina” de Javirroyo supuso un auténtico hit para la época, vendiendo miles y miles de ejemplares, detalle que refleja el excelente estado de salud de este tipo de cómics ayudado por una promoción limitada, pero cargada de ilusión y buen hacer.
La edición está muy bien estructurada, ya que antes de cada historieta previamente seleccionada, se nos presenta al autor a través de una entrevista, recurso que particularmente me ha encantado, ya que así podemos conocer un poco más lo que se esconde dentro de la cabeza de estos “sujetos pasados de vueltas”.
Desgraciadamente todo llega a su fin y a Subterfuge Comix le llegó su hora de cierre coincidiendo con “Sicotronic Records”, última referencia del catálogo del sello madrileño.
Ahora sólo queda disfrutar de esta recopilación que destila en cada una de sus páginas un amor incondicional al tebeo independiente basado en la fotocopia, la tipografía a mano, sin olvidar, claro está, las grapas y el pegamento: elementos indispensables para unir todo este ejercicio de alternatividad tan castizo como comerse un cocido en plena plaza Mayor de Madrid.
