Ninth Ediciones sigue publicando la obra de Toppi en nuestro país y en esta ocasión nos trae su personaje fetiche, sobre el que más veces ha escrito. En total cinco aventuras de este antihéroe que se reúnen en un único tomo en el que se siente en cada una de las páginas el mimo y el cariño con el que Ninth Ediciones lo ha publicado.
Es reseñable la labor de Ninth por traer a nuestro país la obra del genial autor italiano Toppi, artista del que sólo se había publicado por parte de Planeta su versión de Las mil y una noches titulada Sahrazad, en dos tomos. Por el momento, Ninth ha publicado cuatro tomos dedicados a Toppi, siendo El Coleccionista su personaje fetiche y sobre el único que escribió en más de una ocasión.
El tomo contiene cinco aventuras protagonizadas por este peculiar personaje, las cuales son independientes unas de otras a pesar de encontrarse ordenadas cronológicamente, desde finales del siglo XIX hasta principios del XX. Todas ellas poseen una estructura similar: el Coleccionista se interesa por un objeto con una historia muy particular y seguidamente surge un conflicto con algún personaje a raíz de la consecución de ese objeto.
Todas las aventuras del Coleccionista están envueltas en un aura de misticismo, magia y fantasía. Cada una está ambientada en una cultura exótica, produciéndose en todas ellas un choque cultural: La primera está ambientada en el Oeste, la segunda en la Abisinia de Menelik II, la tercera en Indonesia, la cuarta en Nueva Zelanda y la quinta en el Tibet, y en ninguna de ellas el protagonista cambia de aspecto ni vestimenta, y parece que tampoco lo hace en edad.
De este personaje lo único que sabemos es que le gusta coleccionar objetos extraños a lo largo del mundo. Toppi no cuenta en ningún momento nada de su pasado ni de sus motivaciones, por lo que nos ponemos de su parte por el mero hecho de ser el protagonista, ya que sabemos de su vida lo mismo que de la de los personajes a los que se enfrenta en cada aventura. No es un héroe al uso, sino más bien un antihéroe, ya que su única motivación es conseguir el objeto en cuestión y para lograrlo poco o nada le importa lo demás. Se podría decir que "el fin justifica todos los medios" es su lema. Si bien es verdad que en algún momento desprende algo de humanidad (al salvar a un esclavo que iban a ejecutar), no es lo normal.
En cuanto al guión, decir que todas las historias están narradas de manera lineal; las dos primeras aventuras me han parecido algo más flojas en cuanto a la historia, usando recursos un tanto infantiles y propios de dibujos animados del tipo El coyote y el Correcaminos. Ha sido a partir de la tercera aventura, mi favorita del cómic, donde he apreciado una mejoría en las tramas y en su resolución, aunque también he leído por ahí que ponen a la segunda como la más completa del tomo, por lo debereis leerlo vosotros mismos para saber con cuál os quedáis
Para terminar, vayamos al meollo de la cuestión y por lo que Toppi es y será recordado: el dibujo. Toppi se ha convertido desde ya en mi dibujante favorito; jamás he visto un cómic dibujado con tanta maestría y genialidad, pese a que dicen que este tomo contiene el dibujo más convencional y comercial del genio italiano (habrá que estar atento a sus otras obras). Toppi es considerado como uno de los mayores artistas del blanco y negro gracias a su dominio del claroscuro y a la utilización de las manchas de tinta. En cuanto a la composición de las páginas, es sencillamente brillante; puedes pasar todo el tiempo que quieras observando una página, y siempre descubrirás detalles nuevos.
En definitiva, El Coleccionista es uno de los mejores tebeos que he tenido la suerte de leer y, aunque las aventuras del personaje beben mucho de la literatura juvenil clásica de autores como Stevenson o Kipling y no son ningún alarde de originalidad, sí son tremendamente entretenidas. Pero es en el dibujo donde la obra destaca por encima de las demás; un alarde de virtuosismo y genialidad donde Toppi se proclama como uno de los mejores dibujantes de la historia, a la altura de Moebius.
