LA MUERTE DE LOBEZNO, UN COMIC DE CHARLES SOULE, STEVE MCNIVEN, JAY LEISTEN Y JUSTIN PONSOR PUBLICADO POR PANINI

Lobezno ha perdido su factor de curación. Ha preguntado a todos los grandes cerebros del mundo Marvel, pero ninguno tiene una respuesta. Solo vaguedades y promesas. Además, han puesto precio a su cabeza, y él lo sabe.

Este es el intenso y prometedor comienzo de esta serie autoconclusiva de cuatro números que Panini se ha encargado de traer a España. Y ése es el principal y mayor acierto que tiene esta historia: la pregunta que lo inicia todo “¿qué pasa cuando un dios sangra?”. El problema es que ese es el único acierto de la enésima saga-que-lo-cambiará-todo de Marvel. La casa de las ideas parece que se está acostumbrando a los golpes de efecto vacíos. La historia de Lobezno se diluye y acaba convirtiéndose en un refrito de Japón, mercenarios, América profunda y experimentos con científicos locos que sabe más a falta de ideas que a un homenaje.

Durante los tres números siguientes (la primera parte me parece que tiene momentos memorables), da la sensación de que estamos leyendo uno de aquellos What if más que de un evento real y que en el siguiente número de la Patrulla, todo seguirá como antes. No tiene el sabor de la muerte del Capitán Marvel, ni el dramatismo (ni el espacio, para ser honestos). Aún con las referencias a los arcos dramáticos clave en la historia del carcayú (traducción real de Wolverine), no consigue recordarnos al verdadero Logan en ningún momento. Solo parece un mejunje que no cuaja. Porque, aunque parezca mentira, el hecho de que me guste la mermelada y las albóndigas, no quiere decir que me guste que me bañes la carne en mermelada.

En cuanto al dibujo, es sólido en todo momento. La mano de un veterano se nota y se sabe adaptar al tono animal de Logan. Sin embargo, también se nota que flaquea en las escenas de acción con fondos genéricos y rellenando con dibujos chillones.

En resumen, me ha decepcionado. Reconozco que la Patrulla siempre ha sido una debilidad para mí, y que Lobezno era, sin duda, mi favorito. Por eso estoy enfadado. Porque se merece un homenaje mayor. De hecho, cuando leí que iban a publicar esta historia, pensé que era una genialidad hacerlo ahora que ya no tiene secretos que descubrir. Ahora que se ha aceptado y puede empezar una nueva vida. Le daba el toque épico que un personaje que nos ha acompañado durante décadas pedía a gritos en su despedida. Pero no. Esperemos que, en el colapso de universos Marvel que se avecina, se forje un nuevo universo en el que volvamos a no tener miedo de matar a la gallina de los huevos de oro si eso nos hace llegar más lejos de lo que nunca hemos llegado antes.

Víctor Perolio Ausín.