1880, Providence, New Hampshire. Un pueblo en la costa este de los Estados Unidos, tan hermoso que apetece tumbarse a la sombra de los sicomoros...¡si no fuese porque sus habitantes tienen la tendencia a morir de forma violenta!
Hace tiempo que los vecinos de Providence buscan la protección de sus armas. ¿De quién se protegen? ¿Por qué son ellos sus víctimas? Solo un hombre parece tener la clave para devolver la paz a este pueblo. Ahora el sheriff James Stuart tiene una sola misión: descubrir al hombre o la bestia que está provocando todas las muertes.
Lo primero que me pregunté tras leer la contraportada de este cómic fue...¿Sicomoro? ¿¡What the hell is that!? Así que eché mano del dios Google y, junto al semidios Wikipedia y DRAE, ESTO y ESTO fue todo lo que me dijeron. Sí amigos, una prueba más de que los tebeos son cultura. ¿Quién me iba a decir a mí que un álbum de estas características me descubriría el material que usaban los egipcios para las cajas donde "guardaban" sus momias (entre otras cosas)? Bueno, ahora seamos serios. ¡Vamos al grano!
El cómic de Yermo Ediciones recopila los dos tomos en los que se dividió la historia en el mercado francobelga y, para mi gusto, el segundo goza de un nivel superior en todos los sentidos. La primera parte se me antoja un tanto tediosa en determinados puntos, en los que parece ralentizarse el curso de la trama (Vamos, que me sobran diez páginas). Por otro lado, el segundo arco supone una bocanada de aire fresco en la que asistimos a un desenlace trepidante de principio a fin. La sensación final es muy positiva gracias a que lo vemos en su conjunto y, en este caso, el punto se lo lleva el equipo de Yermo por habernos traído este cómic en formato integral.
Sería para colgarme de un puente boca abajo si no os hablara del dibujo de Eric, y es que la paleta de colores vivos y casi de acuarela que usa el galo, a base de tintas chinas y de color directamente sobre el papel, le dan una frescura al cómic espectacular. Además, si la cosa se pone tétrica y oscura no creáis que este hombre se achanta. Viñetas gigantes y splash pages retratan la monstruosidad y envergadura de esos "ángeles del infierno", si es que los podemos llamar así... Si hay algo que me gusta de los tebeos frente al cine es que cuando aparece un bicho enorme sediento de sangre, aquí te puedes parar a contemplarlo el tiempo que quieras y "fantasear" con lo que te transmiten sus ojos. Eso, en el cine, se traduce en una sombra enorme que escupe ácido y que se mueve a la velocidad del rayo, mientras un tipo con un pulso bastante jodido fruto de Dios sabe qué intenta grabar su estela. Algo así como: "¡Mira qué bicho! ¡Mira, mira, mira! Por ahí va, por ahí, ahí, ¡por allí!...¿¡Lo has visto!?" (a colación de esto me se un chiste muy bueno de una ardilla que no contaré por no irme por las ramas, salvo súplicas en los comentarios...).
El pero que a mi más me ha pesado tal vez sea uno de los protagonistas de la trama: el sheriff, James Stuart. La diferencia entre un personaje gracioso y elocuente y uno tonto es muy fina: radica en la cantidad de veces que suelta una..."ocurrencia". En este caso, el bueno de James no solo se aproxima, sino que rebasa la línea de la ausencia de intelecto, en detrimento de la elocuencia (en algún lugar, en este momento, Dios ha matado algún ser adorable...). En este tipo de historias creo que hay que tener cuidado con estas cosas, porque un abuso de ellas sacan de contexto al lector. Afortunadamente, la seriedad del resto de personajes consiguen tapar este pequeño desliz de Herenguel.
En conclusión: Ya quisieran muchos que este fuera su debut en el mundo del noveno arte. Un cómic que Eric Herenguel resuelve con nota y, aunque cae en viejos y manidos tópicos literarios de vez en cuando, su narración sincera y su impresionante ilustración ganan por goleada.
Ya me lo dejarás algún día, amiguito... ^^
ResponderEliminarOf course! Me gustado mucho la verdad, y que sea el debut del artistas es casi..."imposible"^^
ResponderEliminarEste es de los pocos cómics que tengo de Yermo y es que la temática western con sobrenatural me tira mucho. Cómo bien dice el camarada Dani el dibujo es la leche y en cuanto lo ojeé ni lo dudé. El problema que le veo es el mismo que le veo a todos los cómics de Yermo: precio. Si este cómic me hubiera costado menos de 20 euros estaría muy orgulloso de la adquisición, pero 30 euros por un cómic que está bien y ya está pues me parece algo excesivo. PD: buena reseña compañero
ResponderEliminarGracias Filisk!! Es difícil igualar el dibujazo que viste este tebeo, la verdad, y el precio es carete, cierto es, pero sale más barato que haberlo comprado en dos álbumes (si es que existieran). Aquí tendremos siempre el eterno debate sobre la política de Yermo: ¿Merece la pena traer las sagas en integrales o mini-integrales a cambio de un precio mayor? Es cierto que te sale más rentable que si la pillaras en tomos, y también lo es el hecho de que no tenemos que esperar un año para ver continuar la historia, pero a cambio comprar dos tomos al mes de esta editorial se come todo o casi todo el presupuesto...
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