"Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo bajo, frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".- Ernest Shackleton.
¿Alguno os enrolaríais en una expedición bajo estas condiciones? Sé que la cosa está ahora mismo muy mal, pero esto...¡uf!
El caso es que 27 hombres lo hicieron allá por 1914. ¿Fue por la aventura? ¿Por el oro? ¿Por qué no tenían nada que perder? Sus motivos tendrían, pero lo que está claro es que fueron los integrantes de la Expedición Imperial Trans-Antártica, y que grabaron sus nombres en los torcidos renglones de la historia.
Estas navidades pasadas me subí a lomos del Endurance y me dejé capitanear por Sir Ernest Shackleton desde mi sofá. Viví el entusiasmo de la aventura que ha de comenzar, sufrí los debacles del antártico destino enviando contra mí la furia de Poseidón y vi hundirse algo más que mis esperanzas bajo el hielo, pero, sobre todo, disfruté, ¡Y vaya si lo hice!. Este cómic que firmaba Luis Bustos allá por el 2009 junto a la editorial Planeta Cómic es todo un verdadero y fiel diario de a bordo, que narra las aventuras y desventuras que tuvo que pasar durante casi dos años la tripulación del Endurance para sobrevivir a una empresa que estaba decidida a llevársela por delante. Toda una oda histórica a la valentía, tenacidad y fuerza de voluntad del ser humano...y a no abandonar la esperanza jamás.
Uno de los motivos por los que os traigo esta reseña hoy, además del evidente calado que ha tenido en mi el tebeo, es por el hecho de que Planeta lo ha reeditado este pasado diciembre, conmemorando los cien años que se cumplen de la famosa Expedición. Para los que no la conozcan o no hayan oído hablar de Sir Ernest hasta la fecha, baste con decir que se trató de un explorador anglo-irlandés al servicio de la Corona Inglesa, que se ganó el título por alcanzar el punto más al sur de la Antártida en 1909. Dedicó su vida a las expediciones en el continente helado y la mayor de ellas sería la de recorrer la Antártida en Trineo de norte a sur en plena Primera Guerra Mundial. Este álbum nos desvelará si dicha travesía tuvo un final feliz...
Leer a Luis Bustos en una obra de tal envergadura ha sido una gozada, y es que el madrileño autor de cómics como Las aventuras de Zorgo, Residuos o el reciente Versus (próximamente reseñado) realiza un trabajo al que difícilmente se le pueden sacar pegas. Endurance es toda una odisea en la que se pone a prueba al ser humano, y de qué manera. Si hay un protagonista en esta historia, Luis lo tuvo bien claro desde el principio: los límites del hombre. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar cuando creemos que todo está perdido? La frustración, el entusiasmo, el liderazgo, la depresión y hasta a la parca rondando es capaz de reflejarnos este artista en las expresiones faciales. Además, un guión adulto y profundo dotan de personalidad a cada miembro de la tripulación y le dan una intensidad al relato de aúpa.
El dibujo de Bustos me recuerda en gran parte al de I.Culbard en la saga Sherlock Holmes (reseñada AQUÍ) o En las montañas de la locura, si bien es cierto que este último sacrifica (evidentemente) detalle en su trazo a cambio de darle un toque más vivo y llamativo a sus tebeos al dotarlos de color, y en detrimento de un aspecto más oscuro.
Me sería muy difícil no recomendar a alguien este cómic, sinceramente. Ya sea porque te gustan las historias basadas en hechos reales, las aventuras marítimas, los cómics cuyos protagonistas destilan personalidad, las lecturas que no te dejan despegar los ojos de las viñetas o los tebeos que ahondan en los límites de nuestro ser; de verdad, apúntate esta obra maestra de Luis Bustos. Él te lo agradecerá, evidentemente; pero es que tú se lo agradecerás a él de por vida.
Como siempre, es un placer blogueros.