Ya estamos aquí para reseñar el último álbum del primer ciclo de la saga Isabellae, creada por Raule y Gabor. Esta historia cierra, bajo el título Hijas de Ériu, una historia que empezó en septiembre de 2013 de la mano de Norma Editorial. ¿Habrá tenido el final que se merece? ¡Vamos a averiguarlo!
Ériu, en la mitología irlandesa, era una diosa importante y, de hecho, el nombre de Irlanda, en inglés, proviene de la composición de "Eriu" y "land". Tras conocer esto, sería lógico preguntarse...¿Y por qué ese título a una saga de samurais y nipones? Pues porque, una vez más, nada es lo que parecía ser y el gran evento de este tebeo no será el reencuentro entre las hermanas, sino lo que vendrá después, y es que pese a haberse desarrollado toda la trama en el Japón del siglo XII, lo que nos espera tras la lectura de este primer ciclo promete dar algún que otro salto de continente (en la entrevista que le hicimos a Gabor hace unos meses AQUÍ, hablamos sobre el segundo ciclo de la saga, cuya primera parte llevará el título de "Bajo la tumba de 500 reyes").
Isabellae. Hijas de Ériu nos lleva por fin al ansiado encuentro con Siuko y su temido guardaespaldas, Kiba (cuyo significado bien puede ser "colmillo" o "protector"). El enfrentamiento con este gigante está a la altura de las expectativas (aunque se hace un poquito corto), al igual que su origen, el cual queda magníficamente ilustrado a través de un nutrido flashback; sin embargo, todo lo acontecido en estas últimas 48 páginas me ha resultado demasiado poco creíble (muchas coincidencias y casualidades juntas), como si los hados del destino se hubiesen alineado todos juntos cuando más falta hacía.
Lo cierto es que la historia de Isabellae apuntaba
maneras desde el primer momento, aunque este final se me ha tornado un tanto precipitado. Algunos personajes han quedado en el tintero y, sin ir más lejos, la aventura marítima que tan bien se nos contaba en el segundo álbum y esa especie de "conspiración política" que se dejaba intuir han caido en un saco roto tras este inesperado final, y no parece que vayamos a saber nada más de aquel capitán de barco que resultaba ser un traidor (Shen Zuo), del fantasmagórico padre que ardía en llamas o de la futura guerra que se cernía en China. Me queda la sensación de que este primer ciclo ha servido tan solo como excusa para llegar al verdadero quid de la cuestión y, viéndolo así, hay mucha paja (algo así debieron de sentir los que pusieron el grito en el cielo cuando supieron que El Hobbit sería una trilogía, entre los cuales Dios me libre de incluirme).
Concluyendo, un primer ciclo cargado de aventuras, katanazos, sangre por doquier y bastantes personajes, algunos más desarrollados que otros. Aunque el viaje se ha tornado más bien en una escala hacia donde verdaderamente nos quieren llevar los artistas, ha sido un bonito trayecto, y lo hemos disfrutado con los preciosos pinceles de nuestro querido Gabor. En este sentido, ha sido una introducción larga y con bastante desarrollo (es mejor que lo veais así). Esperemos que Norma no nos haga sufrir en exceso y veamos el segundo ciclo publicado el año que viene.
¡Un saludo amigos!
Pd. Os dejo enlaces a nuestras reseñas de los dos primeros tomos: