Últimamente la sección entrevistas está que arde, ¡pero es que hoy va a calcinarse! Entrevistamos al grandísimo Jordi Lafebre, uno de los ases de la familia Zidrou, culpable de obras de calado como Lydie o de La Mondaine, nominada a los premios Ficomic de este fin de semana.
Acompañadnos en esta entrada en la que descubrireis que, tras un trazo redondeado y cálido, se "esconde" un artista tan humilde como sincero.
Con todos ustedes, ¡¡¡Jordi Lafebre!!!
Bueno Jordi, en primer lugar, la pregunta que nunca puede faltar para romper el hielo. ¿Qué nos puedes contar de tus influencias? ¿Esto de los cómics fue tu pasión ya desde niño?
Pues sí, supongo. Tengo recuerdos de muy pequeño de mirar los Asterix que había en casa, fijarme muchísimo en las viñetas, y en los dibujos animados...pero eso es lo que decimos casi todos los dibujantes, supongo. Y quizá lo diría mucha gente que no se dedica a ello. Mi hija de cuatro años se fija un montón el los dibujos de la tele e intenta copiarlos también (y no por eso diría que se va a dedicar a los tebeos). Creo que es una cosa inherente a la infancia, pues aprendemos copiando y jugando. Recordamos lo que nos parece trascendente para darnos un significado a nosotros mismos. Me recuerdo mirando muchos tebeos, levantándome muy temprano para ver Tom y Jerry e identificar ya de muy pequeño los que eran de la etapa de Chuck Jones (mis favoritos) y los que no. Recuerdo tener mucho interés, sí.
-"Estoy un
poco cansado de la sobriedad en el diseño y la trascendencia en todo.
Parece que ahora un montadito pueda refundar la gastronomía"-
Antes de continuar y dadas las fechas en que estamos, queremos felicitarte por esa nominación a los premios Ficomic con La Mondaine y desearte toda la suerte del mundo. Por cierto, ¡¡¡menudo cartel molón te has marcado!!! ¿Cómo surgió toda esta historia? ¿Y por qué Colón?
¡Gracias! Cuando me propusieron hacer el cartel me hizo mucha ilusión, de veras. Yo nací en Barcelona y voy a ese salón cada año desde que era un muchacho. A pesar de las muchas cosas mejorables que tiene el salón, me lo siento un poco mío, no puedo evitarlo, me identifico con él. Y fue un honor encargarme del cartel. Al hacerlo quise rendir un pequeño homenaje a los grandes ilustradores que sen han encargado de él antes que yo: Max, Prado, Fontdevila, Pellejero, Monteys...y la figura de Colón es recurrente en los anteriores carteles, ya desde las primeras ediciones. Cuando valoré usarlo se impuso él solo porque da mucho juego. Es un icono de la ciudad pero tiene un punto paródico, por la pose y las faldas de la época. En el fondo no es nada solemne, y eso daba juego. Me gusta que mis imágenes tengan un poquito de sentido del humor; estoy un poco cansado de la sobriedad en el diseño y la trascendencia en todo. Parece que ahora un montadito pueda refundar la gastronomía. Disfrazar a Colón, por lo ridículo que es, me pareció adecuado; al fin y al cabo, muchos héroes del tebeo son gente disfrazada, y el salón, cada vez más, tiene un punto carnavalesco.
Antes de entrar en materia, también te queríamos preguntar tu opinión sobre las nominaciones a los premios Ficomic, ya que en redes sociales están dando bastante de que hablar por el tema de la categoría a "mejor obra de autor español publicada en nuestro país este último año". ¿Cómo lo ves tú? Porque ambas opiniones tienen su parte de razón...
(risas) Muchos premios tienen su pequeña carga de controversia, puesto que por definición son una elección entre otros, una opinión, por lo tanto subjetiva. Unos opinan una cosa, y otros otra y ambas partes suelen tener su parte de razón, sí. Es parte de la gracia de los premios, que no es una cuestión objetiva.
¡Vamos con La Mondaine! Hace bien poquito que lo hemos reseñado AQUÍ, así que queríamos compartir contigo algunas impresiones sobre la historia...
Esta es una pregunta de nuestra querida colaboradora Noejotas (ferviente admiradora tuya): Sobre el diseño y caracterización de personajes, ¿es un proceso en el que tuviste total libertad o nuestro querido Zidrou tenía más o menos ya pensados los estereotipos y figuras de cada uno? Y a colación de esto...Es raro ver hoy en día a personajes (principalmente femeninos) escuchimizados, regordetes o con otros cánones de belleza distintos a los superheróicos...La idea de presentar a las distintas mujeres que aparecen en el tebeo con estos rasgos llamémosles más..."reales", ¿estuvo presente desde un primer momento?
No paso mucho tiempo en el diseño de los personajes, me gusta descubrirlos a medida que avanza al libro. Esa improvisación provoca cambios en ellos, a veces tan terribles, y debo redibujar alguna que otra viñeta o primer plano, pero lo prefiero que a tener un personaje muy delimitado desde el principio, como un muñeco inerte. El Personaje está vivo y se define a sí mismo en cada escena, en cada frase. Mi trabajo es seguirle, estar atento a lo que me propone. Yo estoy al servicio de los personajes, no al revés.Yo no soy el jefe en absoluto. En eso coincido mucho con Zidrou, me consta que para escribir usa el mismo principio. En el caso de los dos protagonistas estaba muy marcado por guión ya desde el principio : Aimé debía ser un hombre guapo pero algo falto de carácter, y Eeva era procedente de la Polinesia. El contraste funciona muy bien en los tebeos, así que me basé en un ajuste de equilibrios alrededor de los protas: rubio y morena, alto y bajita...un truco muy simple, que a veces son los que mejores resultados dan.
En cuanto a la caracterización más realista, bueno, mi intención era darle toda la credibilidad posible a la historia, a la época, ya que está basada en hechos reales y está ambientada en unos años y una zona muy concretos, así que se trataba precisamente de no usar los estereotipos; no hace falta más que salir a la calle o mirar fotos de la época para ver la amplitud de fisonomías que hay, y más en una época anterior a los gimnasios y a las dietas. Además, la constitución física de cada uno, así cómo sus rasgos, me ayuda a describirlos psicológica y emocionalmente. Con un abanico así, fue muy divertido encontrar un físico para cada personaje, creando un arquetipo dentro de la historia.
-"A mi personalmente me horroriza la idea de dar lecciones de moral, de lo que está bien y está mal, y menos todavía con nuestros libros. Aimé se comporta de forma abyecta y tuve que respetarle, entenderle, quererle como a un amigo al que no se le juzga, hasta el final-"
A título personal, es de agradecer que hayais querido contar una historia más "cruda" pero sin caer en ningún momento en lo obsceno o grosero. ¿Fue una decisión tomada desde el principio? (además, tu trazo más redondeado y agradable también ayuda)
Zidrou lo tenía clarísimo. Él está zafándose continuamente de las etiquetas que se le suelen poner a los autores, y al acabar Lydie propuso cambiar de registro, pasar a otra cosa para no encasillarnos. Yo estaba dispuesto a dibujar cualquiera de sus propuestas, porque había disfrutado (y aprendido) tanto con Lydie que confié en él y en su criterio; al fin y al cabo, la experiencia es un grado y él lleva a sus espaldas una carrera muy extensa, en la que ha tocado ya casi todos los registros (desde el humor para niños al drama, policíaco, sátira...), así que probar otra cosa nos pareció la mejor opción. A partir de ahí, La Mondaine tomó por sí sola un tono muy literario, sin una trama marcada clara, ni "un bueno y un malo", y en realidad es una historia policial donde apenas si hay "caso", como quien dice. Nos iba saliendo una especie de cuento sin historia, y eso nos llegó a inquietar, seguros que no iba a cuajar. Pero seguimos adelante, a lo kamikaze (risas).
¿Tuvisteis claro desde un primer momento la extensión de la historia? Yo, tras terminar la lectura, pese a que el final me pareció de gran calado, me quedó una sensación extraña...Creo que el guión quiso abarcar mucho, tocar muchos palos y al final se me antoja todo como una oda al protagonista, Aimé. Todo lo que ocurre gira entorno a él y no solo eso, sino que va complementándolo y dibujando una verdadera radiografía del personaje. No sé si era la intención que buscabais...
Buscábamos un gran fresco de pinceladas impresionistas, dónde los contornos del personaje, por así decirlo, no están en absoluto definidos, sino que es el lector el que acaba por hacerse una idea de lo que ocurre más o menos en su interior, qué atormenta su espíritu. Volvemos a los no-arquetipos: queríamos evitar a toda costa la idea de héroe, porque en época de guerra tendemos a regirnos por instintos primarios y no todo es tan blanco o negro. Es cierto que el final puede parecer precipitado, pero creo que eso es consecuencia del no-final, de la falta de explicación clara de lo ocurrido. No es un final feliz ni un drama. Los personajes no quedan completamente definidos, ni sus destinos tampoco. Y por supuesto sin moraleja. A mi personalmente me horroriza la idea de dar lecciones de moral, de lo que está bien y está mal, y menos todavía con nuestros libros. Aimé se comporta de forma abyecta y tuve que respetarle, entenderle, quererle como a un amigo al que no se le juzga, hasta el final.
-"Es un
buen debate preguntarnos para qué sirve la ficción; unos te dirán que
sirve para concienciar al lector y a la sociedad, otros te dirán que la
ficción debe distraer, poner música que apague el ruido que reina el día
a día. Yo no te sabría responder"-
Por último y antes de pasar página de La Mondaine: Con toda la gente que hemos hablado, resulta un tema recurrente el significado de la pantera y la repercusión que tiene sobre Aimé. Nos encantaría saber cuál es el que tiene para ti.
(risas) Mi opinión en eso no importa, no es más trascendente que la que tenga cualquier lector. Obviamente, la pantera es un símbolo, y cómo tal es el lector el que le da su significado completo, el que se posiciona ante lo leído. Insisto que no es una historia con significados ocultos, es más un puzzle al que le faltan algunas piezas, y cada lector pone las que le apetecen. En realidad quitamos el final. Había una escena que contaba un poquito más pero decidimos quitarlo, para dejarlo a medio acabar, cómo un cuadro dónde la faltan las llamadas “ últimas pinceladas”, para no relamirlo. Fue otro riesgo que tomamos, y quizá ese fue excesivo, no todo el mundo se ha sentido cómodo sin un final. Nunca lo sabremos. Creo que es un libro (bueno, dos) que mejoran una vez leídos por segunda vez ¡si es que alguien tiene coraje para hacer tal cosa!
Bueno, esta es otra pregunta casi obligada (noto a los lectores señalándomela con el dedo y susurrándome "dísela, dísela"). ¿Qué nos puedes contar de tu nuevo trabajo con Zidrou? ¿Sobre qué trata esta nueva historia?
Es una serie familiar, para todos los públicos para así decirlo, cuyo primer tomo saldrá en el mercado francófono en setiembre. Después de La Mondaine, queríamos (otra vez) cambiar de registro, y dejar los dramas de lado. Nos apetecía luz y aire fresco, ¡irnos de picnic! Y eso hemos hecho, seguiremos a una familia durante sus vacaciones en los años 60 y 70...Es una serie de álbumes autoconclusivos, en los que seguimos a una familia durante sus vacaciones, ¡un viaje por álbum! Pero solo les veremos durante sus vacaciones. Son una familia numerosa, y cada personaje tiene su gancho, lo que da mucho juego, tanto a la hora de escribirlos como para dibujarlos.
Es un buen debate preguntarnos para qué sirve la ficción; unos te dirán que sirve para concienciar al lector y a la sociedad, otros te dirán que la ficción debe distraer, poner música que apague el ruido que reina el día a día. Yo no te sabría responder. Sé que haciendo La Mondaine me impliqué mucho en la historia, leí sobre la Seguna Guerra Mundial, y quisimos hablar de todas las guerras y todas las víctimas, pero eso puede llegar a agotar y nos apetecía algo más ligero después, que no frívolo, porque nuestro compromiso con el ser humano y su condición es el mismo que con Lydie o La Mondaine, es algo a lo que no vamos a renunciar.
Les beaux étés, próximo cómic de Zidrou-Lafebre |
-"En mi
caso, a mi me cuesta horrores dibujar cosas simétricas y de cierta
geometría que tengan una mínima credibilidad. Me puedo pasar una hora
para dibujar un coche y que acabe pareciéndose a una albóndiga"-
Además de este trabajo, ¿tiene Jordi algún proyecto más en mente ahora mismo?
Siempre hay muchos proyectos en mente, todos los autores somos soñadores por naturaleza; en mi caso, prefiero no hablar mucho del futuro lejano, para no gafarlo, soy un poco supersticioso.
Tuvimos la oportunidad de verte en el pasado Expocómic y de que nos firmaras nuestro ejemplar de Lydie. Si una cosa quedó clara aquel día, es la rapidez con la que dibujas, la calidez que desprenden tus dibujos y la envidia que despiertas en tus compañeros (risas) ¿Nos podrías contar, paso a paso, cuál es tu proceso de creación a la hora de elaborar una viñeta?
Uso un proceso que se parece en parte al de los dibujos animados: Una vez decidido el mejor plano para la viñeta, separo el fondo de los personajes y me ocupo de los protagonistas, ya que ellos son el peso de la escena, el centro de gravedad. A veces redibujo varias veces el personaje hasta que doy con la pose o gesto que creo adecuados. Después le sitúo el fondo escénico, que puede ser generado en 3D, una foto que calco, un dibujo mío o una combinación de las tres anteriores, según necesidades. Los dibujantes por general tenemos complejos a la hora de admitir nuestros trucos “baratos” para dibujar. Solemos disimular que copiamos, calcamos fotos e imágenes generadas por 3D, como si quisiéramos dejar claro que para hacer tebeos hay que saber dibujar un montón de cosas. En mi caso, a mi me cuesta horrores dibujar cosas simétricas y de cierta geometría que tengan una mínima credibilidad. Me puedo pasar una hora para dibujar un coche y que acabe pareciéndose a una albóndiga, así que calco una foto, que queda más creíble y voy más deprisa. Pierdo tiempo buscando documentación, por supuesto, es el precio que debo pagar por mi escaso talento dibujando máquinas y edificios, qué le vamos a hacer.
-"La música me sirve de brújula, tener presente qué pretendo con la escena y no caer en la comodidad ni en la uniformidad"-
Esta pregunta es nueva totalmente y, de nuevo, obra de la mente privilegiada de Noejotas (risas) ¿Sueles oir música mientras dibujas? ¿De qué tipo? ¿Hay alguna banda sonora confesable de alguno de tus trabajos?
Sí, siempre música, y no toda me sirve para todos los libros. La música que escucho me sirve de banda sonora de la historia, marca el tono por así decirlo, e instintivamente voy escogiendo piezas que me ayuden a adentrarme en la escena y me mantengan conectado al "color" de lo dibujado. Así pues, en La Mondaine, que buscaba algo con cierto aire trascendental y grave, me dió por escuchar música clásica, cantatas, suites y cosas así, bastante solemnes, para bajar la ligereza que tiendo a dar a mis personajes, que suelen sobreactuar, ya que para la historia buscábamos algo muy contenido. Sin embargo, ahora estoy escuchando mucho jazz, piezas frescas y escurridizas, llenas de notas imprevisibles, que me ayudan a darle aristas y ángulos al dibujo, para no caer en un exceso de redondez a la que tiendo también. La música me sirve de brújula, tener presente qué pretendo con la escena y no caer en la comodidad ni en la uniformidad.
Les beaux étés, próximo cómic de Zidrou-Lafebre |
Una batería de preguntas rápidas...
¿Batman o Superman?
Batman, cielo santo, (risas).
Si pudieses elegir, ¿con qué autor te gustaría trabajar para siguientes proyectos?
Ellos ya lo saben, pero queda entre nosotros (risas).
¿Nos darías un Top de cómics que estaría en el Jordi's Hall of Fame?
Sin orden te lo doy, te lo digo a bote pronto y quizá me deje alguno que luego me reproche a mi mismo:
El fotógrafo, de Guibert
S, de Gipi
Trazo de tiza, de Prado
Hellboy, de Mignola
Blacksad II Artic Nation, de Canales y Guarnido
El hijo de Asterix, aunque toda la serie es enorme para mi...
¡Boh, te pondría docenas! Escoger unos cuantos me genera muchos remordimientos. Mucho franco belga, un poquito de americano y otra pizquita de manga. Y luego satélites raros de por ahí.
-"Los
necesitamos ahí, en la estantería, sentirlos en nuestras espaldas cuando
dibujamos en el estudio, como un montón de espíritus vigilantes que
asienten en silencio nuestras líneas, nuestras manchas, el avance de
nuestro trabajo que aspira a unirse, en el mejor de los casos, a la
horda de espíritus"-
Y por último, ¿qué cómics estás leyendo ahora mismo, Jordi?
Estoy en una etapa poco lectora. A mi lo de leer tebeos me coge a arrebatos, ¡hay épocas que no haría nada más! Me pongo en el sofá y me paso mañanas enteras leyendo tebeos nuevos y repasando otros. Y otras hay estaciones en las que apenas abro libros. Creo que coincide con si estoy produciendo mucho o poco; en las temporadas que debo producir más evito instintivamente leer tebeos que me gusten, para no copiarles, a veces sin ni siquiera darme cuenta. Busco la inspiración en otras formas de expresión, como la fotografía (que me encanta), la literatura, las series...Ya sabes, la oferta es infinita y uno no dejaría nunca de tragarse obras maestras y cosas que molan en general. En cambio, cuando estoy ilustrando algún libro y tomándome semanas más relajadas, me da por leer tebeos que me siguen alucinando. Y me voy leyendo los libros de amigos y colegas, que cada vez son más ¡y mejores! Y ya solo con eso tengo una buena montaña de libros pendientes.
Es una paradoja, en cierto punto, vivimos rodeados de libros, y nos alimentan, pero lo hacen casi por osmosis. Muchos colegas nos confesamos que apenas tenemos tiempo de leer tebeos y cuando dejamos el lápiz por la tarde lo último que se nos ocurre es abrir un cómic. Sin embargo, los necesitamos ahí, en la estantería, sentirlos en nuestras espaldas cuando dibujamos en el estudio, como un montón de espíritus vigilantes que asienten en silencio nuestras líneas, nuestras manchas, el avance de nuestro trabajo que aspira a unirse, en el mejor de los casos, a la horda de espíritus. Rehuimos sentirnos solos, supongo.
¡Qué decir que no hayamos hecho ya! Ha sido toda una experiencia y, además, una magnífica haber podido conversar con este artistazo y que nos haya contestado largo y tendido a todo lo que le hemos preguntado. ¡Solo esperamos que disfruteis la entrevista tanto como lo hemos hecho nosotros!
¡Gracias Jordi!