Jean-Michel Charlier y Jean Giraud crearon en 1963 uno de los personajes más influyentes de la historia del cómic: el teniente Blueberry. Varios años después, ambos autores ya cansados de su creación, sufrieron el mismo síndrome que Arthur Conan Doyle con su Sherlock Holmes, hasta el punto de optar por la misma solución que aquel: matar al personaje. Los dos querían acabar con el teniente Blueberry, pero no querían abandonar el western, así que es así como nació Jim Cutlass, como otra oportunidad de seguir con el género pero desde otro punto de vista.
Yermo nos trae por primera vez en nuestro país la obra completa de este peculiar soldado y su llamativo color de pelo. Este tomo contiene los cuatro primeros álbumes que sí habían sido publicados anteriormente por parte de Norma, quedándonos a la espera de un segundo tomo que recopilará los tres álbumes restantes y que hasta ahora se encuentran inéditos en nuestro país.
Estos primeros cuatro cómics tienen los siguientes títulos: Mississippi River; El hombre de Nueva Orleans; El aligátor blanco; y Tormenta del Sur. La primera historia fue publicada en 1979, y transcurrieron más de diez años hasta que la segunda viera la luz. Durante esos diez años sucedió algo inevitable: falleció Charlier, dejando inconcluso el guión del segundo álbum. Ante este panorama, Giraud se hizo cargo del guión y Rossi ocupó la labor de dibujante.
El argumento de Mississippi River es el siguiente: en junio de 1859, el recién licenciado Teniente Jim Cutlass viaja a Nueva Orleans para hacerse cargo de la herencia de su tío, una plantación. En la ciudad descubre que deberá compartir la herencia con su prima Carolyn. El prometido de ésta intentará matar a Cutlass una vez que este renuncie por escrito a las tierras. Cutlass firmará esa renuncia pero conseguirá matar al prometido, lo que provocará su huida y reincorporación al ejército con destino Fort Sumter, justo antes de que sea atacado en la recién iniciada Guerra de la Secesión Americana.
Nos encontramos ante un western atípico por varios motivos. En primer lugar, por el escenario donde transcurre la acción. Los westerns normalmente se desarrollan o en desiertos, o en las montañas, pero este Jim Cutlass tiene lugar en un paisaje dominado por la humedad, la vegetación frondosa, los espesos pantanos plagados de caimanes y las plantaciones de algodón. Y en segundo lugar, por el momento histórico elegido. Una vez finalizada la Guerra de Secesión, nos encontramos con un Sur vencido que tratará de recuperarse económicamente y con los blancos que, aun habiendo perdido la guerra y abolido la esclavitud, siguen con sus ideas y forman el Ku-Klux-Klan. Los negros, por su parte, están un poco perdidos ante su nuevo panorama de libertad, lo que conllevará que algunos sigan trabajando libremente para sus antiguos amos y otros se organicen en bandas de ladrones.
Este primer álbum deja los cimientos de lo que vendrá después: una historia llena de acontecimientos y diálogos que no decae ni un momento, gracias en parte a las escenas de acción tan bien insertadas en la trama. Me llama mucho la atención la cantidad de sucesos que es capaz de contarnos Charlier en tan sólo 64 páginas. En cuanto al dibujo, decir que tanto Giraud como Rossi hacen una gran labor. No es el mejor dibujo de Giraud, pero la calidad y el ritmo de la acción están bastante por encima de la media. Rossi también hace una gran labor, y refleja la naturaleza sureña a la perfección. Además, demuestra ser un dibujante todoterreno capaz de reflejar cualquier cosa, desde la tranquilidad de la finca sureña hasta una pelea a muerte en una diligencia desbocada.
Por lo tanto, el cambio de dibujante poco o nada influye en la obra, ya que Rossi continúa con un estilo heredero de Giraud y a un nivel muy alto. En cuanto a la historia, Charlier era un maestro de la aventura pero desde un punto más realista, mientras que Giraud siempre se ha sentido más atraido hacia la magia y el misticismo, seguramente influenciado por las colaboraciones con Alejandro Jodorowsky. Esta tendencia se va apreciando progresivamente conforme avanza la historia.
En definitiva, este primer tomo sobre el soldado nordista me ha dejado una sensación inmejorable, tanto a nivel argumental como artístico. Por ello, solo me quedan contar los días hasta ver publicado el segundo tomo que recopile el resto de álbumes. En cuanto a la edición de Yermo, solo nos queda una vez más quitarnos el sombrero, aunque ya nos tienen acostumbrados a estos formatos en tapa dura tan cuidados (no por ello debemos dejar de valorarlas positivamente). Lo único que echará a más de uno para atrás es el precio, aunque teniendo en cuenta que recopila cuatro álbumes, este no es tan abultado.