¡Hola, amijos de JpM! Estaba yo preguntándome por qué apenas hemos hablado de la serie de Robert Kirkman y Charlie Adlard aquí en el blog y encuentro apropiado dedicarle esta entrada a propósito de la lectura del tomo 22 de la serie. ¡Se dice pronto!
De Los Muertos Vivientes poco hay que hablar al aficionado a los cómics a día de hoy, máxime con todo el revuelo que ha organizado su serie de televisión, una adaptación que, pese a su mediocridad general, ha cosechado un éxito incuestionable entre la audiencia. Los Muertos Vivientes es la indiscutible nave insignia de Image y una de las obras más famosas de su guionista, Robert Kirkman, con Invencible en dura pugna por ser la más longeva del autor oriundo de Kentucky.
Por la propia naturaleza de la reseña, prevengo a los lectores de que aunque evitaré en lo posible la información esencial del tomo, es imposible comentar la situación actual de la serie sin hacer alusión a los eventos ocurridos, al menos, en los dos últimos tebeos. Si tenéis pendiente su lectura, no sigáis adelante. Si queréis buscar razones para continuar la serie de Robert Kirkman, continuemos.
Si seguís la serie regularmente, sabréis que el grupo de Rick las pasó canutas en los dos últimos tomos, que recopilaban la salvaje guerra contra los Salvadores, el grupo de supervivientes liderado por el violento y sádico Negan. Igualmente, si habéis leído el desenlace del citado arco argumental, sabréis que todo quedaba razonablemente zanjado, quedando entre brumas el camino que tomaría Kirkman a continuación.
Hasta este tomo 22, mi sensación, y creo que la de muchos lectores, era que Kirkman empezaba a repetirse. Si el Gobernador había tenido un arco argumental auténticamente épico, Negan pretendía cerrar el suyo con la consigna del bigger & better. Y en este sentido, el cierre de la guerra fue, para mí, algo inesperado. Inesperado y decepcionante, he de añadir. Pero tras leer este tomo 22, tengo que decirlo: he renovado mi confianza en Robert Kirkman. Este guionista sabe lo que se hace. Y lo sabe condenadamente bien.
Justo cuando todo sonaba a repetición y el factor sorpresa –una de las claves de esta serie, en la que nunca sabes qué va a pasar- se diluía, Kirkman nos ofrece un punto y aparte. En este aspecto, el título del tomo no puede estar mejor elegido: UN NUEVO COMIENZO.
Kirkman inicia el tomo algún tiempo después de los hechos narrados en los álbumes anteriores. No especifica cuánto tiempo, pero resulta patente que la comunidad que Rick y los suyos defendieron con uñas y dientes ha dado sus frutos. Asistimos a algunos cambios realmente interesantes en algunos de los personajes principales, siendo muy destacable el tratamiento que Kirkman reserva al sufrido Carl. El guionista también aprovecha para introducir a un nuevo grupo de curtidos supervivientes que iniciarán ese tenso camino hacia la integración en la comunidad de Rick, siendo destacable el personaje de su líder, Magna. Una tipa dura que me da en el olfato que va a disputarse con Andrea y Michonne el puesto a la tipa dura de la serie. Hablando de Michonne, destacable ausencia la suya en este cómic, quizás debida a su relación con el cantante de funk George Clinton… que diga, Ezequiel.
***SPOILER ALERT ON***
Igualmente, Kirkman demuestra ser un tipo astuto al haberse guardado la carta de Negan en la manga. El hecho de que Rick le perdonase la vida en el último instante me pareció una contradicción con la filosofía anteriormente marcada del protagonista en la lapidaria frase “si matas, mueres”. Ese pequeño cambio de parecer de Rick y precisamente en un momento de máxima tensión contra su odiado enemigo me pareció anticlimática. Pero tras la lectura del tebeo quedan claras varias cosas: la primera, que Kirkman adora a Negan y no va a desperdiciar a un villano tan carismático sin darle la opción de ponernos los nervios a flor de piel al menos una vez más; y la segunda, que Kirkman es consciente de la fuerza de la subtrama que existe entre Carl y Negan y parece querer guardarla para un futuro…no muy lejano.
***SPOILER ALERT OFF***
Asimismo, destacar que uno de los auténticos golpes de efecto del cómic se desvela hacia el final, como mandan los cánones. Y os aseguro que os dejará totalmente descolocados. Sin duda una de las grandísimas sorpresas de un tebeo que, además de renovar el interés por esta magnífica serie, se erige como un tenso prólogo para la siguiente etapa que Kirkman y Adlard están preparando. Desde luego, parece que les queda cuerda para rato.
Salud, amigos. ¡Y UN BUEN CÓMIC!
