En una Los Angeles apocalíptica y futurista, en la que las mejoras biónicas y manipulaciones genéticas de los individuos son el pan de cada día, ya solo queda un tipo de héroe: los suiciders, unas máquinas de matar que se enfrentan en una arena de la que solo puede salir uno vivo.
Este es el foco central de la nueva historia de Lee Bermejo (Joker y Luthor, junto a Brian Azzarello). El dibujante ahora toma las riendas también del guión para introducirnos en una historia en la que Los Angeles ha sido arrasada por un terrible terremoto. De las cenizas de la antigua ciudad, ha surgido New Los Angeles, una ciudad amurallada, que sustenta su supervivencia en el aislamiento de unos pocos privilegiados dejando a todos los demás en la calle. Una ciudad que se recrea en la belleza artificial del cuerpo humano para alcanzar una perfección superficial que los deja tan vacíos por dentro que necesitan ver a sus gladiadores destrozándose en la arena. Necesitan sangre, pan y circo. Al otro lado de las murallas, por supuesto, están los menos favorecidos... los inmigrantes.
Si pensáis que todo esto ya lo habéis visto, leído y escuchado mil veces antes... tenéis toda la razón. La serie de Vertigo ya huele a viejo. Puede que me equivoque y que todo cambie en los siguientes números, pero de momento no tiene buena pinta. Coge una historia casi pulp que recuerda a Escape de LA, o Mad Max y le da un aire de crítica social que está tan manido que casi suena a broma. Durante toda la lectura, he tenido la esperanza de que algo cambiase, de que se riese un poco de sí mismo o del género...pero no. El dibujo es espectacular de la primera a la última página, y el color de Matt Hollingsworth lo potencia aún más. Pero nada más. Es una cáscara hueca. Los diálogos están vacíos en forma y contenido y, sobre todo, le falta inteligencia a todo el concepto. En el segundo número, hay una serie de paralelismos visuales especialmente manidos y efectistas comparando los dos mundos existentes en New Los Angeles.
He intentado buscar algo bueno que reseñar más allá del dibujo pero, a día de hoy, me temo que ha sido imposible (hay un par de secuencias de lucha espectaculares, pero no por su concepción, sino por la realización con los lápices). Como mucho, decir que se puede seguir perfectamente sin leer los diálogos, ya que todas las páginas os sonarán. Es cierto que consigue entretener durante las primeras páginas, pero no os recomiendo perder el tiempo con este cómic.