En toda guerra los colores se diluyen convirtiéndose en diversos tonos de grises; esos grises, las visiones de los que sufren la guerra, es lo que constituye la crónica global de la misma. Enrique Vegas nos muestra cuatro de esos grises en su obra Diarios de Guerra editada por Panini.
Los trabajos más conocidos de Enrique son sin duda sus parodias; de hecho, muchos peques se han iniciado con ellas en el mundo de los cómics, convirtiendo a Enrique en una estrella para estos exigentes lectores. Spiderman, Los Vengadores, Alien o El Hobbit
han pasado por sus manos creando un estilo propio pero, la verdad, lo que siempre me ha llamado la atención es la capacidad de Enrique para tratar temas más serios sin variar su visión ni su estilo. En el año 2004 Kobe supuso una ruptura de temática, sorprendiendo a propios y extraños, alzándose con el premio del público al mejor autor revelación en el Salón del Cómic de Barcelona de ese año, luego le seguiría Leinad y sendas segundas partes, consolidando las historias serias como parte de la marca Enrique Vegas y conduciéndonos a estos Diarios de Guerra, sin duda su obra más profunda y que en este caso, de manera excepcional, fue editada por Panini en lugar de Dolmen, la editorial con la trabaja Enrique desde el cese de Dude.
Esta obra se gesta en las conversaciones entre el propio Enrique y David Jiménez, corresponsal de guerra, fotógrafo y escritor, y como el propio Enrique confiesa, la guerra de Afganistán es solo una de las muchas historias que David ha vivido y que merecen ser contadas.
La guerra de Afganistán es la protagonista de una historia vista a través de cuatro personajes con una implicación muy distinta dentro del conflicto: un mercenario, un soldado norteamericano, una niña afgana y un corresponsal de guerra. Son esas cuatro visiones en conjunto las que nos permiten vislumbrar la realidad del conflicto por medio de tres historias independientes. La narración te hace situarte en la posición de los protagonistas, haciendo tuya sus vidas y esperando un desenlace que más o menos te esperas, ya que la guerra nunca es amable con sus víctimas.
El peso que ya de por sí tiene el cómic se ve aumentado tanto por el estilo que emplea Enrique como por la edición de Panini. Un trazo limpio y marcado acentuado con una aguada de grises sobre un papel color sepia hacen que el grafismo sea impactante y también se aprecia una especial dedicación a los primeros planos, remarcando los sentimientos de los personajes, lo que ayuda, claramente, a introducirte mucho más en la obra.
Completando los datos de la edición os diré que consta de 96 páginas que como ya comenté son en color sepia, con una encuadernación cartoné a un precio de 15 euros. Como siempre, el gramaje me parece un poco escaso, sobre todo teniendo en cuenta el precio quizás un poco al límite.
Esta obra, obviamente, no es recomendada para el público habitual de Enrique, ya que la historia es realista, no es salvaje ni cruda, pero si tiene el poso de la realidad y eso da peso a la trama. Lo grande del trabajo de Enrique es que, aunque hayas leído sus parodias y creas que su estilo solo es válido para ese género, él consigue encajarlo en el trasfondo de la obra (acentuándola), por eso os recomiendo que le deis una oportunidad al estilo Vegas, os sorprenderá.
Espero que disfrutéis de una buena lectura, nos leemos...o no...