Tras un tiempo de espera, aquí teneis la entrada de la tercera parte de esta particular serie detectivesca retrofuturista. Las reseñas de las primeras dos entregas las puedes leer AQUÍ y AQUÍ, y el de la cuarta, que ya está publicada en nuestro país, también esperamos comentarla en breve; pero vayamos con esta tercera aventura de nuestro tejón detective favorito y comprobemos si la serie sigue tan fresca como en su primera aventura.
Esta vez, la trama arranca con el misterioso asesinato de un artista parisino en su cerrada habitación y sin ningún rastro de que nadie haya entrado ni salido. La investigación del caso será llevada a cabo por nuestro intrépido inspector LeBrock de Scotland Yard y su fiel compañero, el detective Roderick Ratzi. La búsqueda del misterioso asesino una vez más nos revelará un mundo lleno de maquinaciones y conspiraciones, donde los empresarios industriales de la nación se alían para intentar dar un golpe de estado, comandados por un sapo millonario.
Bryan Talbot aprovecha esta trama y el universo que ha creado para reflejar varios de los males de nuestra propia sociedad, desde la mentalidad puramente capitalista y egoísta de los millonarios y banqueros demostrando que el dinero todo lo puede, a la manipulación de los medios de comunicación, e incluso hace un paralelismo con las revueltas de las clases marginadas. En este caso, los humanos, conocidos despectivamente como "carapanes", se manifiestan para conseguir más derechos y un trato más igualitario.
Desde mi punto de vista, nos encontramos ante la mejor aventura de esta ucronía steampunk. Nuestro detective, aunque sigue haciendo gala de su poderío físico, en esta ocasión usa más la lógica y la deducción. Además, el autor sigue dándonos pequeñas dosis sobre la vida de LeBrock, y poco a poco vamos construyendo su pasado.
En cuanto al dibujo, me sigue pareciendo brillante la forma en la que Bryan Talbot ha construido un universo tan rico y con tantos matices y detalles. Es la aventura donde aparecen más gadgets mortalmente peligrosos, perfectamente dibujados y caracterizados. Lo que sigue echando a muchos para atrás es el color, que tal vez se le pueda achacar ser demasiado digital, aunque para otros esta características es la seña distintiva para la creación de este universo.
En definitiva, este tercer cómic es por ahora la que más me ha gustado de todos, por ser en la que más gadgets extraños aparecen y en la que nuestro detective hace más gala de su profesión. La cuarta parte, titulada Noël, ya está disponible y esperamos que siga deparándonos más buenos momentos.
