A finales del año pasado, la editorial Panini sacaba al mercado un integral recopilando todas las historias de Luca “Torpedo” Torelli, creación de nuestros compatriotas Abulí y Bernet. El primero, a los guiones. El segundo, a los lápices. Tras acabarlo, puedo afirmar que Torpedo 1936 es, sin duda, uno de los mejores cómics que he leído en mi vida. Así, tal cual. Agarrad la ametralladora, amijos, y acompañadme a un mundo de crimen y venganza con la bofia en los talones.
Nos situamos en Estados Unidos. Años treinta. Tiempo de jazz, de mafia y de las temibles “tipográficas de Chicago”. Al otro lado de la calle, al abrigo de las sombras, aguarda un hombre espigado, de rostro afilado y despiadada mirada de acero. Su nombre es Torelli. Luca Torelli. Más conocido como El Torpedo. ¿Su profesión? El asesino a sueldo más efectivo de la ciudad. Créeme, no quieres que este tipo te tenga en su lista negra. En sus propias palabras: “Dicen de mí que soy un tipo memorable. Es cierto, tengo buena memoria. Y miro al pasado con ira”.
Abulí y Bernet, a lo largo de más de 700 páginas y 61 relatos, narran las peripecias criminales de este inigualable bastardo que es Torpedo, destilando mala leche, humor negro en estado puro, altas dosis de crimen y nunca, nunca, castigo suficiente para este hijo de Satanás que es Luca Torelli. Por el propio origen del personaje, que nació para ver publicadas sus historias en diferentes revistas españolas, este tomo es un compendio de muchísimas historias cortas de entre ocho y diez páginas. La excepción son unos pocos relatos que tienen la duración de un álbum europeo.
Entrando en materia, diré que tanto Abulí como Bernet se encontraban en estado de inspiración al escribir y dibujar, respectivamente, este cómic. Abulí, de un lado, se muestra como un maestro a la hora de escribir diálogos rebosantes de ingenio y dobles sentidos, dotando a su protagonista de un carisma arrollador y dejándonos una engañosa imagen sobre su analfabetismo, algo que inicialmente atribuiremos al hecho de ser un emigrante italiano para, luego, comenzar a dudar sobre si los juegos de palabras del protagonista son intencionados.
El formato de las historias demuestra que Abulí rinde a un nivel excepcional en el relato corto, con un corrosivo y desternillante humor negro que apaga en aquellos momentos en los que su protagonista comete las peores fechorías. Y de verdad os digo que comete barbaridades. Bajo el barniz humorístico, Torpedo 1936 es un relato noir puro y duro. Esto queda perfectamente claro cuando el protagonista, narrador en off de su propio relato, suelta la frase que le define como persona: “En esta vida solo sobrevive el más hijo de puta”. Igualmente, Abulí tiene la habilidad de construir un interesante entramado a lo largo de sus relatos para incentivar la lectura, dando la sensación de que muchos de ellos están interconectados. Sirva como ejemplo el conjunto de relatos que narran el origen de Luca Torelli en Sicilia y su emigración a América. El mejor relato del tomo de largo, en mi opinión.
Así como en el relato corto Abulí está soberbio, en los más largos es irregular, dejando sensaciones encontradas. No son la tónica general, como antes comenté, pero los hay muy buenos y también mediocres, como el último, “El día de la mala baba”. En este sentido, es una pena que el relato que cierra el tomo y que supone la última colaboración entre el guionista y el dibujante no esté a la altura de los relatos anteriores, bajando tanto el listón que casi deja patente la decadencia de los autores a la hora de continuar con las infamias del personaje. Mejor dejarlo cuando se está enamorado, que decía Neil Gaiman.
En lo que se refiere al dibujo, aunque los primeros relatos los dibujó Alex Toth, es a partir del tercero cuando toma el testigo Jordi Bernet, que se demuestra pletórico en el blanco y negro para reflejar el ambiente de los años 30. Su caracterización de personajes es excepcional, algo que no podía faltar a la hora de plasmar a un personaje tan poderoso como Luca Torelli o a su “guardaespaldas”, por llamarlo de algún modo, Rascal, el contrapunto cómico de la historia. Leyendo el cómic, casi puede respirarse el humo de los garitos que frecuentan Torpedo y su adlátere, escuchar el jazz que resuena de fondo, oler el perfume de las femmes fatales que pululan por las páginas del cómic, sentir la lluvia que cae para enfatizar aún más una emocionante persecución en coche… Pero sobre todo, sobresaltarse con el atronador sonido de la “fiambrera” rasgar la oscuridad en un inhóspito callejón una vez…y otra…y otra. Y eso, amijos, es gracias al espectacular dibujo de Jordi Bernet.
Concluyendo, un cómic que vale sus 60 euros en calidad de patrimonio nacional. Un verdadero orgullo tener autores de tal capacidad como Abulí y Bernet, y una sincera pena que hayan cesado de escribir a este mezquino e inolvidable criminal apodado Torpedo. Si os decidís a darle una oportunidad, encuentro muy improbable que no os encandile. Eso sí, aviso a navegantes, si no sois muy amantes del crimen y de sus personajes cuestionables, mejor manteneos al margen.
+ LO MEJOR: Un personaje inolvidable, humor negro e ingenio a raudales en una lectura entretenidísima fruto de dos autores en estado de gracia. Historia del cómic español en un solo tomo. Desde ya, uno de mis esenciales. Lo releeré varias veces en mi vida. Estoy seguro.
+ LO PEOR: Los relatos cortos son claramente superiores a los largos, que aunque rayan a un buen nivel, tienen en su haber el peor -y último- relato del personaje, zafio en demasía y sin punto de comparación con el resto de relatos.
Un saludo, amijos.
+ LO PEOR: Los relatos cortos son claramente superiores a los largos, que aunque rayan a un buen nivel, tienen en su haber el peor -y último- relato del personaje, zafio en demasía y sin punto de comparación con el resto de relatos.
Un saludo, amijos.