Jonas Crow es un hombre sencillo, un enterrador que hace su trabajo, cobra y se marcha. La gente le mira mal (o lo haría si le mirasen a la cara), toleran su existencia como un mal necesario y siguen con sus cosas y eso, a él, no parece molestarle lo más mínimo.
Un día recibe una carta donde se le solicita que viaje a la ciudad de Anoki para preparar el entierro de un magnate minero. Lo sorprendente es que ese hombre no solo esta en perfecto estado de salud, sino que él mismo ha sido quien lo ha contratado...¿Para qué puede necesitar un vivo los servicios de un enterrador?
En este caso Dorison y Meyer, que ya trabajaron juntos en el excelente y siempre recomendable Asgard (reseñado AQUÍ) se alejan de la temática nórdica para traernos Undertaker: El devorador de oro, un western de lo más recomendable.
Como decimos, Jonas Crow es un enterrador, huraño y algo misántropo, a la par que carismático y sarcástico. Parece no pedirle demasiado a la vida, pasa de puntillas sin llamar la atención como correspondería a cualquiera de su profesión, es pulcro en su trabajo y razonable en sus precios, pero, si es así, si es uno más entre un millón… ¿Por qué le rodea un aura misteriosa como si tuviera algo que ocultar?
Como decimos, Jonas Crow es un enterrador, huraño y algo misántropo, a la par que carismático y sarcástico. Parece no pedirle demasiado a la vida, pasa de puntillas sin llamar la atención como correspondería a cualquiera de su profesión, es pulcro en su trabajo y razonable en sus precios, pero, si es así, si es uno más entre un millón… ¿Por qué le rodea un aura misteriosa como si tuviera algo que ocultar?
Por otro lado, tenemos a la parte contratante, Joe Cusco, un hombre hecho a sí mismo, que no le debe nada a nadie y que, como no tardaremos en descubrir, se preocupa bien poco por la salud y las condiciones de trabajo de sus mineros. A cargo de su gran mansión está la estricta Rose Praire, su ama de llaves, una mujer estóica y religiosa que no parece haber tenido un pasado fácil. Su forma de ser contrasta con la actitud despreocupada de nuestro protagonista, al que poco o nada le importan las apariencias. Ambos se verán implicados en el extraño plan del magnate y deberán hacer un gran esfuerzo por entenderse y llevar a cabo el misterioso encargo.
Estamos ante un cómic que empieza pisando fuerte. Enseguida sentiremos curiosidad ante el desarrollo de la trama e iremos viendo como se desarrollan unos personajes bien definidos y con personalidades arrolladoras, los cuales sin duda darán mucho que hablar en los próximos álbumes.
En cuanto al lugar donde se desarrolla la acción, Anoki es un pueblo minero donde se respira la miseria, la pobreza y el desamparo de los trabajadores al ver que la única preocupación de su jefe es aumentar su fortuna a cualquier precio; en definitiva, un polvorín que puede estallar en cualquier momento. Y en medio de todo esto, Crow, que poco a poco se irá dando cuenta de que este trabajo va a salirle bien caro, en todos los sentidos…
En lo referente al dibujo, el trabajo de Meyer es excelente. Todo está cuidado al máximo detalle, desde las ropas a los escenarios… Un dibujo detallista y vibrante (todo un espectáculo a la altura de sus obras anteriores).
En definitiva, un primer álbum muy intenso y una buenísima carta de presentación de lo que será un gran western.
