La popularidad de Nacho Fernández empezó y literalmente estalló a mediados de los 90 con la mítica colección Dragon Fall, que realizó junto a Álvaro López. Desde entonces hasta ahora su carrera se ha caracterizado por la variedad, ya que, a pesar de que la mayoría del público le sigue considerando un creador de parodias, sus obras abarcan muchos géneros.
Todavía resuena en las librerías su obra Tijeras y Tiritas (la sanidad se va a hacer puñetas), también se está reeditando una versión de lujo de Dragon Fall y, por si esto fuera poco, se publica, de la mano de la editorial Grafito, una obra tan personal como es Los mundos de Valken. Todo esto hace que Nacho este de total actualidad, por lo que no podíamos desperdiciar la ocasión de conocerle un poco mejor.
Antes de dejaros con la entrevist,a solo nos queda darle las gracias a Nacho por dedicarnos parte de su tiempo y, por supuesto, a la editorial Grafito por brindarnos esta oportunidad.
Dragon Fall, que empezó a reeditarse hace poco, es de sobra conocido por la mayoría de los aficionados al cómic. Es una obra que te llevó a la mayoría de las estanterías y que fue un éxito tan rápido y arrollador que tuvo que suponer un shock...Si pudieras, ¿cambiarías algo de aquella época?
Si pudiera, creo que habría preferido no hacer más que el Número Cero. Imagino que no habríamos ganado tanto, pero realmente este cómic solo dió un buen dinero el primer año. El resto del tiempo fue un tratar de repetir lo que habíamos hecho al principio, con números más inspirados y otros de puro relleno, la sensación frustrante de que no acababa de ser un producto, sino un subproducto derivado, y con el inconveniente de que acabamos teniendo movidas con la editorial a causa de la poca transparencia en las cuentas. Y, sobre todo, el encasillamiento. Siempre digo que con este cómic aprendí el oficio, pero en retrospectiva creo que hubiera sido mejor haberme alejado de todo aquello enseguida e ir poco a poco, aunque no hubiera salido de casa de mis padres hasta los 30.
¿Cómo surgió la idea de participar en el universo Fanhunter de Cels Piñol y qué supuso en ese momento alejarte un poco de Dragon Fall?
Pues fue un pequeño respiro, que me permitió centrarme en personajes, que si bien pertenecián a otro universo paródico, se trataba de algo más genérico y con más posibilidades. La cosa surgió después de conocer a Cels en una de nuestras visitas por las editoriales, y al poco de instalarme en Barcelona, solíamos coincidir en muchos eventos. Al final pensamos en hacer un proyecto conjunto, un crossover DF/FH, que acabó siendo más bien un especial de FH con personajes manga, el Manga Wars. Desde ahí, hubo unos cuantos más, que resultaron muy divertidos de hacer. Era entrar en otro mundillo paralelo al de DF, con sus lectores fieles y el juego de rol, el fandom que venía de los cómics de superhéroes, las referencias a los tebeos, películas y librerías que son clásicos de lo friki, no sé, era un ambiente geek más especializado.
En tu blog comentas que Kung-Fu Mousse supuso un punto de inflexión, ¿de qué manera esta obra ha influido en tus trabajos posteriores?
Fue el primero de una serie de proyectos personales que pude realizar además en el formato que lo tenía pensado, a todo color y con un buen montón de páginas. Ya había tratado de hacer lo mismo con otro cómic anterior, Rockers, pero ni el formato ni la forma de distribuirlo fueron las adecuadas. KFM salió de mi afición por las pelis de Jackie Chan y quería un heroe así, que acabó convertido en una heroína, manteniendo su personalidad recta, leal, amable y sacrificada. Es también uno de los primeros cómics donde desarrollo unos personajes que se reparten el peso de la historia. Fue mi primer proyecto en firme para una editorial francesa y tiene mucho del formato álbum, con gran profusión de viñetas por página. Desde KFM estoy tratando de establecerme una nueva etapa, orientada al gran público y no tanto en los que buscan parodias, o cosas relativas al manga.
Teniendo en cuenta el bagaje que posees, ¿fue duro realizar una nueva historia de El Supergrupo?
Más que duro, fue largo. Entré en el proyecto hacia 2010 y no se acabó de escribir el guión hasta 2012. Era un cómic que quería hacer Francisco Pérez Navarro (Efepé) más o menos desde que recuperó los derechos de estos personajes creados por él para el Superlópez de Jan. Cuando me ví dentro del proyecto me hizo una ilusión enorme y siento que he cumplido un sueño de infancia. Llevaba años incluyendo bocetos de personajes de Bruguera en mis hojas de garabatos, y estos eran parte de todo mi bagaje en los cómics, donde Jan había tenido mucho peso. No me costó apenas hacerme con ellos y adaptarlos a mi estilo; de hecho, lo modifiqué para hacerlo algo más pepón, sin llegar a lo que hacía en Dragonfall y otras parodias, pero no tan estilizado como Kung Fu Mousse. Efepé también tuvo que modificar su narrativa para adecuarla a mi dibujo, y meter menos viñetas por página, que fueran más grandes. En cada página se nota que me los he leido y releido durante años. Tengo muchas ganas de volver a dibujarlos si las circunstancias lo permiten.
El webcomic Wolf and Sister nos sumerge directamente en el rico universo del wargame Warhammer 40K, ¿cómo llego a gestarse? ¿habrá un volumen 2?
Todo esto me venía de mi afición por este juego y sus miniaturas, que las descubrí en los primeros 90, en mi época más intensa de juegos de rol y de tablero. Mucho ha cambiado en esta marca. Hoy día sus figuras son de una precisión milimétrica, pero encuentro que se ha perdido frescura por el camino. Sin embargo, me sigue gustando su universo, su trasfondo y personajes, así que acabé colaborando con un par de webs británicas dedicadas al tema, Warseer y Spacewolves Blog. Allí me pidieron un cómic para incluir como sección fija semanal y acabé contando una historia sobre un Marine Lobo Espacial (mis favoritos del juego, con esas pintas tan vikingas y heavy metal) y una Hermana de Batalla de las monjas guerreras Sororitas, atrapados en una persecución por la posesión de un objeto mágico que persiguen tanto sus propios hermanos como los terribles Marines del Caos, con la aparición sorpresa de los Squats, los antiguos enanos de WH 40.000, eliminados de un plumazo por la propia compañía hace casi 20 años. A mi me gustaba su rollo motero y cervecero y quise corregir la injusticia trayéndolos de vuelta en toda su gloria. Al final tuve que ponerle fin al webcómic porque tengo en proyecto un tebeo similar que quiero que sea mío y no tenga movidas de derechos si quiero explotarlo comercialmente, y necesitaba tiempo extra para avanzar con Los Mundos de Valken.
Has realizado parodias, historias de fantasía, artes marciales, temas más serios, como en Tijeras y Tiritas, y por supuesto ciencia ficción como en la reciente Los Mundos de Valken. ¿Cuál es el género más Nacho Fernández?
Es complicado, unos dirían que lo mío es el humor, y otros que han descubierto un Nacho desconocido, que les parece mucho más auténtico, haciendo aventura y acción en KFM y en Valken, o el drama que se han encontrado en Tijeras. Lo cierto es que los tres soy yo. Lo mío es la aventura al viejo estilo, con toques de humor, narrativa fluída y personajes con gancho, todo dibujado en plan cartoon, sencillo, que me permita crear atmosferas en rápidos esbozos, en la onda de los tebeos de Spirou, de las animaciones de Bruce Timm, de los mangas de los 90 como Gunsmith Cats, ese tipo de cosas. Me gusta la fantasía y la Ci-Fi como puntos de partida para crear mundos que no sean exclusivamente urbanos; las parodias se me dan bien si me pillan inspirado o se trata de un referente al que le tenga ganicas. Y Tijeras, por ejemplo, fue una sátira en clave de tragicomedia que me permitió ponerme serio con un fondo de ironía y coña a bajas revoluciones, que de repente pega subidas cuando también las partes más duras golpean al lector. Es un cómic único en mi producción. Nunca antes había cogido un tema para parodiar estando tan cabreado con el tema en sí, y se nota, porque me despacho a gusta, no solo con la sanidad y como se la está cargando el estado, sino hasta con el estado en sí y su farsa. De hecho, aún me dura el cabreo. Es una pena que no me hayan pedido una segunda parte...
Centrándonos en Los Mundos de Valken, los lectores de tu blog llevamos leyendo referencias a ellos desde hace tiempo, ¿cuánto ha estado "cocinándose" la historia y cómo llegaste a contactar con la editorial Grafito?.
Este cómic es otro viejo proyecto que vino de la frustrada intentona de autoeditarme en el 2000 mi propio tebeo, Starhounds, un cómic de aventuras espaciales que nació como un Spin-off de Fanhunter, y que me permitió juguetear con mis sueños desde crío de dibujar una fantasía espacial a lo Starwars, pero con toda la textura, el grumo y el rollo oscuro de Atmósfera Cero, Dune, Alien, 2001 y muchas más. Elaboré un nuevo guión animado por una editorial francesa en el 2011, y me lancé a producir páginas de muestra. La editorial finalmente lo rechazó, pero aproveché para moverlo por más sitios, y cuando ya me cansé de no recibir más que negativas lo aparqué en un cajón mientras me ponía con trabajos ya confirmados y urgentes, como los cómics de Panini o El Supergrupo. Finalmente fueron Guillermo y Yolanda, de Grafito, quienes se enamoraron de la propuesta que yo hacía y quisieron que lo retomara, así que me ví rehaciendo el guión una vez más porque en el tiempo transcurrido ya no lo veía igual, y conseguí dar con un conjunto bien cohesionado que funcionaba incluso al mostrar una space ópera a pequeña escala, que transcurriera en un vasto sistema planetario triple en vez de a lo largo de toda una galaxia como en las más típicas sagas espaciales. Yo consideraba que se podia contar algo centrado en un planeta y que este se viera aislado por las inmensas distancias interplanetarias, como pasaba en Atmósfera Cero o Aliens, y que todo tuviera un sentido de la épica, de la aventura, y un cierto discurso apocalíptico, pero no fatalista, sino lleno de esperanza, de ganas de lucha, algo que hace mucha falta hoy día. A Guillermo y Yolanda ya los conocía de hace años, sobre todo a Guille, de su larga etapa al frente del histórico fanzine Flascinder, que fue cuando los conocí y siempre me cayeron de puta madre.
Una de las cosas que llaman la atención cuando te introduces en el planeta Kasha Prime es que una parte importante de la acción se desarrolla bajo el agua, convirtiendo tu obra en una space opera atípica. Esta idea, ¿estaba en los primeros bocetos de la historia o surgió durante su desarrollo?
No, creo que esto siempre estuvo. En las primeras ideas para mi aventura espacial hace un montón de años tenía la idea de una expedición que llega a un planeta oceánico y se dedica a explorar sus profundidades, creándose un paralelismo entre el espacio exterior y el interior. También jugaba con la idea de una insurrección en la colonia oceánica y que un capitán de submarino tuviera en jaque a las fuerzas locales, inspirado por el videojuego de recreativa In The Hunt, uno de mis favoritos de los primeros 90. Al rehacer el guión original e ir trabajándome más el entorno y los personajes me gustaba la idea de un mundo habitado por pescadores de Bermeo (risas), así que le dí a todo un cierto rollo de costa vasca. Aunque son pequeñas las masas de tierra, quería grandes rocas emergiendo del mar cubiertas de vegetación, algo parecido al Ratón de Getaria en Guipuzkoa, o a San Juan de Gaztelugatxe en Vizcaya. Al ver el borrador casi completo me gustó el conjunto, la idea de la gobernadora, su amor por la "tierra" y el carácter testarudo de sus gentes. Sabía que la resolución de este episodio se produciría en una batalla naval, y quise mantener la presencia del escenario marino por encima del espacial.
La mayor parte del peso de la historia reposa en los hombros de personajes femeninos al igual que sucede en Kung Fu Mousse, ¿te resultan más fáciles de desarrollar que los masculinos?
Para mí son igual de fáciles, pero me atrae más que sean mujeres, porque estoy como llenando un vacío en la narrativa de aventuras. Quiero mujeres fuertes, ya sean buenas o malas, o incluso si quiero un recurso cómico, me gusta el equilibrio, y no creo en la famosa discriminación positiva, no se trata de discriminar a los personajes masculinos. En el cómic también muestro personajes masculinos, ricos y con carisma, pero es la presencia de mujeres de esas características la que nos llama la atención porque no hay costumbre. Creo que la lucha de las mujeres no ha acabado ni de lejos y en un entorno de fantasía parece más factible la igualdad. En KFM la protagonista oculta unos sentimientos que están mal vistos socialmente, que le pueden dar problemas, y en torno a esto, y a su secreto, creo una trama romántica y eso lo encuentro muy inspirador y me permite también escribir relatos de amor desde un punto de vista femenino, más sensibles. Sobre todo me gusta coger todo eso y llevarlo a la normalidad, la normalidad que aún falta en el mundo "real". En valken también he cogido la sexualidad y la he querido diluir, pero en este primer libro no he tenido mucho espacio para trabajar en ello.
En los extras incluidos en el libro vemos el cuidado con el que creas tanto los personajes como los vehículos, ¿cómo es eso proceso por el que tus ideas llegan al papel?
Haciendo garabatos, montones de ellos. De todo lo que absorbo de cine, cómics, videojuegos, documentales, surgen las ideas visuales de las que acaban naciendo mis historias. Por eso siempre tienen el eco de algo ya visto. Lo que intento es que tengan estilo. Cuando empiezo a pensar en una historia como esta, y en cómo visten los personajes, en qué naves viajan, sus vehiculos, trato de visualizar el todo, el mundo, y que tenga un estilo determinado. Todo esto me viene de ver artbooks de películas y series de anime y darme cuenta de que nada se deja al azar en una producción así. Y yo quiero que mis productos tengan un mínimo de calidad en esa dirección. Que se vean profesionales. Por eso a veces me tiro una semana dándole vueltas a diseños y conceptos hasta que doy con lo que busco. No me conformo con lo primero que se me ocurre y siempre lo retoco. El proceso no es muy distinto a cuando empecé a dibujar de pequeño, me planto delante de la tele, que me relaja, con un bloc o un montón de folios, escojo una idea y me lanzo a dibujar.
¿Qué manías o costumbres tienes a la hora de dibujar?
Como ya digo, me suele gustar hacer bocetos en la sala de estar delante de la tele. Pero a la hora de realizar páginas a limpio, primero me hago un librito en formato cuartilla a base de folios doblados por la mitad. En esos libritos hago el boceto a lápiz de todas las páginas del tebeo. Luego me siento en la mesa de dibujo y empiezo a pasar todo a tamaño grande. Me he acostumbrado a hacer el lápiz en azul antes de pasar a tinta, y sobre la marcha puedo llegar a rediseñar una página si veo que no acaba de funcionar. Me gusta trabajar, si puedo, con luz diurna, pero al final acabo metiendo muchas horas con luz eléctrica. Me pongo música o la tele mientras curro, alguna película, la radio, depende del día. Mientras hacía Valken, me revisé Atmósfera Cero, Alien y Dune varias veces. Hasta una peli tan infravalorada como 2010 Odisea Dos, que me encanta como está contada y sus efectos. Necesito estar relajado y libre de preocupaciones para trabajar o no rindo apenas. Tampoco me gusta tirarme demasiado con una página. Mi tope son dos días, y me gusta dejarla hecha en una mañana o una tarde. Cuando son páginas pequeñas formato A4, que son las que uso para formato manga, intento hacerme dos diarias. Muchas veces trato de compaginar un par de cómics distintos para que me cunda la semana, pero a lo largo del día no siempre lo consigo. La Tinta la hago con un par de rotuladores, uno de punta de pincel para los contornos y personajes cercanos y otros calibrados finos para fondos y detalles. Durante un tiempo intenté aprender a usar la plumilla, pero hacía tales escabechinas con el papel que acabé pasando...
Estamos en un proceso de cambio en el que los sistemas analógicos están en pugna con los digitales tanto en la manera de trabajar como en el resultado final, en tu caso ¿qué parte de tu trabajo es digital?
Yo hago todo el color en digital, pero incluso las correcciones y rellenar negros. Cuando he acabado una página la escaneo, en dos mitades, porque mi scanner es más pequeño que un A3, y luego las uno y empiezo a limpiar la imagen y rellenar las áreas negras. por esto mismo mis originales los hago en hojas de folio A3 en vez de papel de tinta, ya que así se doblan y escanean mejor. (de todos modos si vendo páginas les relleno el negro a mano y luego eso, puesto en un metacrilato, queda de fábula). Solo uso photoshop para todo y durante mucho tiempo he usado únicamente ratón, ya que las tabletas se me estropean mucho. Cómics enteros como Valken han sido coloreados usando ratón. Ahora estoy practicando otra vez con una tableta nueva (bueno, de segunda mano, cedida por una amiga) a ver si esta me dura. Lo que más me frustra de la tableta es que tardo más que con el ratón en cambiar de herramientas o usar el zoom. Cuando hacía Dragonfall no tenía ni idea de color digital, pero tampoco de entintar, y con los años he acabado siendo mi propio entintador y colorista. Me gusta mucho el resultado y usar paletas de colores poco saturadas y muy atmosféricas. Creo que son parte de mi estilo.
¿Qué opinas del ascenso de los formatos de lectura digital? Parece que es el futuro de los libros ¿crees que ocurre lo mismo con los cómics?
En cómics también se está adoptando el fomato digital, sobre todo en los de superhéroes. Por ahora ambos formatos están coexistiendo, y yo los veo como complementarios. El lector ocasional puede seguir el formato digital, que se descarga por poco dinero y el especializado, tal vez se lo descargue igualmente para tener una preview, y se acabará comprando el de papel. De todas formas, el medio impreso ha dejado de ser de consumo masivo, y esto es un signo de ello. El lector casual ya no es tan lector y prefiere los soportes multimedia. El mercado del cómic debe adaptarse, reducir su volumen y centrarse en el lector especializado, a la vez que ofrecer una alternativa económica y atractiva visualmente que cree nuevos lectores y no descuide ninguna franja de edad. Aquí el medio digital es un aliado, y hay que saber trabajar con él. Muchos autores están tratando de aprovechar las nuevas tecnologías y las grandes editoriales, por contra, son las más reacias a dar el salto multimedia en condiciones. Es irónico, porque tienen muchos más medios y la mayoria ya están dentro de grupos multimedia (siendo además la gran empresa la que más cómoda está con las nuevas tecmnologías, la globalizacion de los recursos y la provatizacion salvaje de los beneficios), pero cuando les vas con una propuesta de revista digital +comic en papel 9+ videojuego, primero arquean la ceja y luego te dan unas palmadita en la espalda en plan "buena suerte chaval". No, el medio digital no es un enemigo, el problema es que el propio sistema capìtalista es unidireccional y no permite injerencias, así que los que hemos de trabajar en él acabamos jugándonos nuestro propio dinero en apuestas a todo o nada, y encima con el argumento neoliberal de que "has de ser tu propia marca y ser emprendedor". Y todo en un país donde falta iniciativa y sobran barrigas agradecidas con nulo interés por arriesgar sus duros. Lo que estos listos quieren es seguir en sus oficinas de puta madre y sus stands enormes en convenciones mientras los indies nos la jugamos en las inmediaciones con nuestros carritos de venta ambulante y si resulta que a alguno le va bien, entonces le compran el carrito. Ese es el enemigo, no el medio digital. El modelo empresarial español es anti-desarrollo.
Al más puro estilo Mad-Max... |
Tu experiencia con editoriales francesas te permite ver en perspectiva el estado del mercado español, ¿qué piensas que nos falta para llegar al nivel de Francia?
Para empezar ver el cómic como cultura, y ya que estamos, ver la cultura como algo más que lo que vamos a comprar al FNAC. No es un complemento, no es un lujo. Tiene que estar en nuestro ADN, en nuestra formación desde pequeños. Por desgracia, somos paises muy distintos, aunque vecinos, y no nos ha ido igual en el reparto de karma. Francia no tuvo que comerse una interminable ristra de guerras civiles y una dictadura durante medio siglo XX, en el momento de mayores cambios de occidente. Nosotros no tuvimos un mayo del 68, porque, básicamente, nos pilló en misa y mirando al frente, así que habría mucho que recuperar. El modelo educativo de la república, muy parecido al francés, entre otras cosas, la formación en ciencias y artes y cambiar la mentalidad de ir al dinero fácil y apreciar de verdad el valor del trabajo, no seguir viéndolo como un castigo de dios para ganarse el cielo. Un estado laico de verdad y unos valores menos rancios. Somos un nido de extremistas, no sabemos dialogar, solo imponer, y estamos cargaditos de cuñaos en puestos de responsabilidad para los que no valen porque todo se reduce a chupar del bote. En los perores tiempos de la burbuja, muchos jóvenes dejaron los estudios y se pusieron a poner ladrillos porque ganaban unas barbaridades con las que hasta se metieron a comprar más casas, y se incentivaba la inversión en pelotazos inmobiliarios. Nos creíamos europeos mientras nos llevaban el país con esquemas tercermundistas. Solucionemos todo esto, recuperemos la importancia de la formación cultural y en valores democráticos, y empezaremos a sentar las bases para un cómic español parecido al francés, un activo valorado por la propia población, exportable y que crea industria. Todo lo demás son pegatinas, parches, disfrazarnos de lo que no somos. No somos europeos. Ni siquiera parecemos el mismo país de norte a sur. Aquí hemos tenido el tebeo que nos hemos podido permitir, el tebeo de toda la vida, y han habido grandes productos y grandes épocas, pero como no había sustrato donde enraizar, las más bellas flores no han podido crecer adecuadamente o han acabado hechas estiercol. Mientras no solucionemos esto seguiremos yendo en patera a Angouleme o a las Comic Con americanas a mendigar trabajo teniendo tanta calidad o más que ellos.
¿Qué podremos leer de Nacho Fernández en el futuro? ¿Quizás Let's Rock, historia de la que hablas en tu blog?
Esta es otra de las iniciativas que llevo tiempo buscando el momento para poner en marcha y creo que ya está bien de esperar. En uno de mis viajes a eventos frikis en Francia, el Geekopolis, que reúne por secciones todas las tendencias y géneros, repartidas por espacios temáticos. Se me encendió la bombilla y me dije "¿No tienes unas cuántas historias que no acabas de tirar para adelante, de temáticas diversas, pero todas ellas muy frikis? ¿Por qué no cogerlas todas y combinarlas en un único producto, un mundo donde ocurra todo, algo muy friki, con superhéroes, monstruos, seres fantásticos y robots gigantes?" Esto es Let´s Rock!, el proyecto temporalmente conocido como Witchgears. Un mundo oscuro y con muy mala leche, de pura diversión, de pura aventura, con peña con superpoderes, criaturas de fantasía como elfos, enanos y dragones, todo en un entorno urbano y algo postapocalíptico, seres sobrenaturales, robots gigantes y el elemento de conexión de todo, que son las máquinas demoníacas llamadas Witchgears. Es un compendio de muchas pequeñas historias que me apetecía contar y que mezclan la fantasía heroica con el rollo oscuro, la ambientación urbana, a lo Heavy Metal. Creo que con mi estilo actual sería posible hacer algo con mucha calidad. Mi intención es ir mostrando unas historietas cortas introductorias en internet y de esta forma obtener una respuesta del público, y hacerlo en español e inglés, para llegar a la mayor cantidad de gente posible. Tengo ya un par de editoriales interesadas en hacer la edición en papel y quiero hacer primero este marketing online a ver cómo sale todo. Mi intención, como con Valken, es tener un producto viable, duradero, exportable y con personalidad, del que pueda sacar hasta merchandising si es posible.
Si tuvieras que decantarte por una de las grandes, Marvel o DC ¿cuál elegirías?
Como lector creo que he sido siempre más de Marvel que de DC. Me encantaría hacer algo con personajes como Pícara o Rondador, o los 4 Fantásticos. También es que me enganché a estos cómics en las etapas de Byrne, Arthur Adams y Simonson, con sagas como Inferno, antes de la era Jim Lee y la borrachera de supers de los 90, que prácticamente me alejó de los mismos. Gracias a las películas me he reencontrado con personajes como Iron Man, Nick Furia o la Viuda Negra, que ahora los veo mucho más divertidos de dibujar. DC tiene el inconveniente de que sus personajes son de los inicios del género, y representan arquetipos que necesitan algo más que un bonito nombre y un traje vistoso. No tienen los pies en la tierra tanto como los de Marvel y, sobre todo, los que componen la Liga de la Justicia representan un reto, porque si te los tomas en serio son demasiado solemnes y poco accesibles, y si tratas de hacerlos divertidos son todos muy retro y muy Kistch. Sin duda, Batman es mi preferido, con todo su universo particular de criminales demenciales y absurdos, y las aportaciones británicas, como el Lobo de Grant y Bisley.
Sabemos que eres muy aficionado al Warhammer 40K, ¿te has planteado "traicionarlo" alguna vez?, por ejemplo con Infinity, el juego de los gallegos Corvus Belli que tanto éxito está cosechando y que tiene también una ambientación muy rica.
Cuando descubrí los juegos de miniaturas fue con Warhammer 40.000 y me fascinó esa mezcla de fantasía heroica y futurismo retro de aspecto medieval. Esos orcos y enanos vestidos a lo 2º guerra mundial, esos titanes con aspecto de robots arcaicos, con armaduras como de caballero de fantasía, esos elfos espaciales, los alienígenas tiránidos con sus caparazones óseos y sus bioarmas a lo giger, los marines imperiales, con sus antiguas armaduras de pico de cuervo a lo peste negra...Me gustan mucho los cómics británicos de la 2000 ad, esa mala leche, ese aspecto oscuro, sus antihéroes, y hay mucho de eso en este juego, al menos en sus primeras ediciones. Ese trasfondo de un futuro lejano tan fascista, tan aterrador, me atrae muchísimo, a medida que han ido cargando las tintas con lo oscuro, lo gótico y lo masivo. No me gustan, sin embargo, las decisiones de la actual compañía y creo que cada vez es un lujo más caro, cuando en su día era otro juego de mesa más. Por eso creo que las marcas de la competencia están llenando el hueco para los jugadores que echamos de menos los tiempos de Blood Bowl, Epic o Necromunda. Escaramuzas con un puñado de miniaturas, no acumular kilos y kilos de plástico y resina. Encuentro que al aumentar el volumen de producción están sacando diseños que no me acaban de convencer, que en algunos casos parecen prototipos aprobados prematuramente, y que necesitan mucho trabajo de modificación para dejarlos como a mi me gustan. Yo a día de hoy aún colecciono ciertas miniaturas de esta marca, básicamente Lobos Espaciales, aunque no me interesan todas ni tal cual las fabrican. Siempre las modifico para hacerlas mías, que siempre ha sido para mi una parte importante de este hobby. De mi pequeña colección (comparada con lo que se ve por ahi) puedo seleccionar las que prefiera para una partida, pero hoy día la política de la casa es "compra todo lo que puedas y suéltalo sobre la mesa", y eso no me va. En cuanto a Infinity, es muy manganime y eso me mola, pero no es lo que busco en un juego de miniaturas. Me atrae más la estética de Warmachine o del nuevo Mutant Chronicles. Supongo que acabé muy saturado de manganime después de los años 90, porque debido a mi curro, estaba en el cogollo del fandom otaku las 24 horas del día. Son muy buenas figuras, desde luego, e incluso hace un par de años me ofrecí como artista, animado por un colega, pero ya lo tenían todo cubierto. Cuando lo pienso, creo que Valken daría para un buen juego de miniaturas, con escultores como los de Corvus Belli.
¿Qué cómics estás leyendo actualmente?
Es curioso, cuando estoy en plena producción de un tocho como Valken, dejo casi de leer cómics. Solo me empapo de películas. Es como parte del proceso. En los últimos años he ido siguiendo series de álbumes franceses y algún otro manga, pero sobre todo me miro artbooks como los de Sean Galloway. También Joel Jurion o webcómics diversos. Me cargan mucho las pilas. Soy muy caótico. Me puede dar por hacerme con todo el Power Girl de Amanda Conner y lo siguiente es un álbum suelto de Blacksad o de Los Pitufos. Sobre todo me ha gustado mucho una serie que se fue publicando en álbumes, El Anillo de los 7 Mundos, que quedó inconclusa. Y dibujantes como Alary o Vatine. Lo que si hago es releer mucho, tengo una enorme biblioteca de 4 o 5 estanterias, llenita de mangas, revistas, cómics, albumes y fanzines. Me estuve repasando el Jan de los 80, los Spirou de Tome y Janry, la adaptación de Alien de Walter Simonson y el Arthur Adams de los anuales de X-Men.
Por último, ¿qué obra te parece tan impresionante que todos nuestros lectores deberían tenerla en su casa?
Es difícil contestar porque hay cómics que son muy de género y a lo mejor si no lees manga o superhéroes no te van a entrar. Me ha parecido siempre magistral el Dark Knight de Frank Miller (el original, no esa continuación de hace unos años) y algunos álbumes de Superlópez como El Señor de los Chupetes o Los Cabecicubos son impresionantes en su sencillez y lo que transmiten, incluso hoy. Recomendaría los 3 primeros álbumes de Blacksad, que considero que, aparte de sorprendentes en su propuesta, son los más directos de la colección. Creo que los más grandes son los que mejor comunican. Miller introdujo la narrativa manga en el cómic occidental y eso convierte al Señor de la Noche en la mejor película de Batman que se ha hecho nunca. Guarnido ha establecido el cartoon noir, yendo más lejos que Bruce Timm, y Jan en Superlópez creó una crónica de nuestro país en varias épocas. Recuerdo con especial cariño los de los 80 porque son con los que crecí, pero además tenían bastante más mala leche y La Gran Superproducción es apoteósica en todos los sentidos. En su día también me pareció grandiosa Akira, pero es un cómic con un final muy WTF, como si el autor ya no supiera como acabarlo.