Norma nos ha dado una alegría a todos los aficionados a la ciencia ficción clásica con la publicación este mes de mayo del primero de tres volúmenes de las aventuras de Hans, escritas por André-Paul Duchâteau (Ric Hochet, Bruce J. Hawker) y dibujadas, al menos las recogidas en este recopilatorio, por Grzegorz Rosinski (Thorgal). Nos adentramos en un futuro repleto de razas extrañas, planetas escondidos, viajes en el tiempo y una historia de amor sin límites.
Este primer tomo recoge los cuatro primeros álbumes y una historia corta de nuestro protagonista titulada La torre de la desesperación. Los títulos de estas primeras aventuras son: La última isla; El prisionero de la eternidad; Los mutantes de Xanaia y Los gladiadores. La colección fue escrita a lo largo de los años ochenta en la revista Tintín formando un total de 12 álbumes.
En cuanto a la historia, nos encontramos ante un futuro post apocalíptico originado por una catástrofe nuclear conocida como "el gran desastre", tras la cual se forma un gobierno opresivo con todas las características de las novelas clásicas de ciencia ficción: el grupo predomina frente al individuo, el fin justifica los medios y existen diversidad de clases (los ciudadanos frente a los marginados del exterior de la ciudad). En la primera aventura, La última isla, aparece nuestro héroe que sufre de amnesia, recordando solamente que su nombre es Hans. A partir de aquí se desarrolla una trama propia de los héroes con amnesia, en la que poco a poco irá recordando sus habilidades y revelándose frente al régimen establecido, conociendo a Orquídea, una marginada del exterior y su fiel compañera a partir de ahora.
La serie contiene muchos de los ingredientes de la ciencia ficción clásica europea, recordándonos a las aparecidas en la revista Metal Hurlant, de la que Moebius era su máximo exponente. De este modo tenemos un gobierno opresivo y dictatorial, viajes en el tiempo y en el espacio y dos héroes que intentarán cambiar las cosas allá donde vayan. En cuanto a los viajes temporales es llamativo que uno de los viajes al futuro de Hans es al año 1997. También es frecuente la utilización de recursos que hace años no veíamos, como las tierras movedizas, tan de moda en los años 80 y 90 y que al verlas siempre nos da esa sensación de nostalgia.
Estos primeros cuatro álbumes inciden mucho en la crítica social y en concreto en la pretendida por los estados comunistas, por lo que al leerla en la actualidad veremos conceptos un tanto desfasados.
En cuanto al dibujo, solo tenemos que decir el nombre de su dibujante para hacernos una idea de la calidad de la obra. Rosinski atravesaba su mejor momento, ya que alternaba Hans con Thorgal, de ahí que transcurrieran varios años entre álbum y álbum. El dibujo es la gran baza de la obra y lo que ha hecho un clásico de este cómic. Además, la edición de Norma le hace justicia y luce de maravilla. El problema es que en este tomo se recoge toda la etapa del dibujante al frente del personaje, por lo que habrá que ver qué dibujante le suple y si está a la altura.
En definitiva, nos encontramos ante ciencia ficción clásica, donde el dibujo sobresale por encima de todo, aunque la trama mantiene el tipo al mostrarnos más de una situación realmente conseguida. Me han gustado, sobre todo, los finales de las primeras historias en las que suceden circunstancias que me han sorprendido, notando un poco más flojas o de transición los dos últimos álbumes del tomo. Todo esto sumado a una gran edición de Norma, llena de extras y a un precio más que razonable convierten a este Hans en un imprescindible para todos los amantes de la ciencia ficción clásica o de Rosinski.