No recuerdo cuándo exactamente, pero sí dónde. Cuando era un canijo y aún no lucía perilla como el Mandarín –el auténtico, no ese engendro interpretado por Ben Kingsley-, mis padres decidieron apuntarnos a mi hermano el francobelga y a mí a un gimnasio escondido por una bocacalle cerca de nuestro colegio para que aprendiéramos algo de defensa personal y, de paso, hiciésemos algo de ejercicio.
No recuerdo el nombre del gimnasio, pero sí que enseñaban Tae Kwon Do, arte marcial de origen coreano basado principalmente en las patadas. De hecho, el maestro era oriundo de Seúl, donde el tipo había sido incluso atleta olímpico. Recuerdo perfectamente la cara del maestro y el parecido razonable que guardaba con uno de mis héroes de la infancia: Bruce Lee.
¡Esto es una portada, Filisk! |
La experiencia en aquel gimnasio puede que haya sido una de las causas de mi fanatismo a las artes marciales. Simplemente, me encantan. La filosofía de autosuperación, de conocimiento personal y de perfeccionamiento que entrañan conecta mucho conmigo. Por eso traigo a mi novia de cabeza cada vez que en la TV echan algo de, como ella dice, “chinos cudeiros”.
Hablando de cómics, que ya os he dado el tostón, hoy os traigo una reseña especial. Trata de un personaje secundario del Universo Marvel, que no goza de la fama de otros de sus camaradas en la Casa de las Ideas y al que vengo a reivindicar. Hoy os voy a hablar de la nueva serie de El Puño de Hierro, una de las Armas Inmortales perteneciente a la ciudad celestial de K’un Lun.
Recapitulemos: oficialmente, existen siete ciudades celestiales. Cada ciudad, a través de su correspondiente rito, erige a uno de sus habitantes en campeón, en arma viviente, en arma inmortal. La tarea de esa arma viviente es proteger su ciudad celestial de toda amenaza exterior. Y, a pesar de llamarse “inmortal”, creédme si os digo que la mortalidad está muy extendida entre las armas vivientes.
Danny Rand, nuestro héroe, un multimillonario filántropo afincado en Nueva York, es el vigente campeón de K’un Lun. Es el Inmortal Puño de Hierro. En su momento, venció a Shou Lao, el dragón que siempre renace para proteger la ciudad celestial y para determinar quién es el nuevo Puño de Hierro. Sin embargo, toda arma inmortal tiene una limitación similar a la de los elfos de Tolkien. En teoría, son inmortales mientras permanecen en sus ciudades celestiales. Sin embargo, pueden encontrar la muerte en combate, algo que un arma inmortal ha de afrontar tarde o temprano. En el mundo real, por el contrario, son como tú o como yo. Aunque saben más kung fu, eso te lo garantizo.
La historia de esta serie, Arma viviente, comienza con nuestro protagonista algo alicaído. Una decisión del pasado le atormenta. Si habéis estado atentos, él reside en Nueva York, no en K’un Lun. ¿Cómo es esto posible? Primer misterio que os resolverá este cómic. El segundo misterio: ¿Por qué un comando de ninjas cibernéticos trata de asesinar a Danny Rand pasadas las primeras cuatro páginas del cómic? Si tras leer las palabras ninjas cibernéticos no habéis dejado de leerme para ir a comprar este tomo, Charlie, tenemos problemas…
Kaare Kyle Andrews, el autor, -que tiene nombre de superhéroe, por cierto-, firma un cómic superlativo, continuista con la línea argumental que establecieron antes unos inspiradísimos Ed Brubaker y Matt Fraction. Puede leerse como cómic independiente sin mayor problema ya que Andrews hace una magnífica reconstrucción del origen de Danny Rand, pero se disfruta mucho más cuando conoces el contexto del personaje, realmente bien desarrollado por los autores antes citados.
Andrews se demuestra como un estupendo narrador, con diálogos con fuerza y bastante chispa en algunos casos. Pero donde realmente brilla es en el dibujo, con viñetas epatantes como el citado ataque de los ninjas, dignas de revisionado por su épica y su estupenda ejecución. Dibujar un cómic de artes marciales no es nada sencillo, pero Andrews, pletórico, plasma perfectamente la plasticidad y la elegancia que se le suponen a un consumado maestro del kung fu como Danny Rand con escenas de lucha que recuerdan a las coreografías de Donnie Yen con esa espectacularidad y contundencia que las caracteriza. He aquí una muestra:
Por si esto fuera poco, la trama reserva al lector varias bombas de relojería en forma de giros de guión que para el conocedor de la etapa de Bru y Fraction van a suponer más de un cambio notable. El tomo acaba dejando la sensación de que Puño de Hierro ha vuelto para quedarse una temporada con nosotros en una aventura que promete enfrentamientos legendarios e insoportables dosis de kung fu para la retina salvo que preparemos nuestro chi para lo que está por llegar.
Ninjas, ninjas everywhere |
La historia de esta serie, Arma viviente, comienza con nuestro protagonista algo alicaído. Una decisión del pasado le atormenta. Si habéis estado atentos, él reside en Nueva York, no en K’un Lun. ¿Cómo es esto posible? Primer misterio que os resolverá este cómic. El segundo misterio: ¿Por qué un comando de ninjas cibernéticos trata de asesinar a Danny Rand pasadas las primeras cuatro páginas del cómic? Si tras leer las palabras ninjas cibernéticos no habéis dejado de leerme para ir a comprar este tomo, Charlie, tenemos problemas…
Kaare Kyle Andrews, el autor, -que tiene nombre de superhéroe, por cierto-, firma un cómic superlativo, continuista con la línea argumental que establecieron antes unos inspiradísimos Ed Brubaker y Matt Fraction. Puede leerse como cómic independiente sin mayor problema ya que Andrews hace una magnífica reconstrucción del origen de Danny Rand, pero se disfruta mucho más cuando conoces el contexto del personaje, realmente bien desarrollado por los autores antes citados.
Andrews se demuestra como un estupendo narrador, con diálogos con fuerza y bastante chispa en algunos casos. Pero donde realmente brilla es en el dibujo, con viñetas epatantes como el citado ataque de los ninjas, dignas de revisionado por su épica y su estupenda ejecución. Dibujar un cómic de artes marciales no es nada sencillo, pero Andrews, pletórico, plasma perfectamente la plasticidad y la elegancia que se le suponen a un consumado maestro del kung fu como Danny Rand con escenas de lucha que recuerdan a las coreografías de Donnie Yen con esa espectacularidad y contundencia que las caracteriza. He aquí una muestra:
Por si esto fuera poco, la trama reserva al lector varias bombas de relojería en forma de giros de guión que para el conocedor de la etapa de Bru y Fraction van a suponer más de un cambio notable. El tomo acaba dejando la sensación de que Puño de Hierro ha vuelto para quedarse una temporada con nosotros en una aventura que promete enfrentamientos legendarios e insoportables dosis de kung fu para la retina salvo que preparemos nuestro chi para lo que está por llegar.
+ Lo mejor: El dibujazo de Kaare Kyle Andrews es una delicia visual y este primer volumen, RABIA, nos regala un inicio de serie realmente intenso y prometedor.
+ Lo peor: En ningún momento vemos a Danny con su atuendo completo. Inaceptable. Inaceptable.
Salud y…Be water, my friends.