Corea del Norte es sin lugar a dudas uno de los países más intrigantes del mundo, una dictadura totalmente aislada e impermeable hace que sus habitantes vivan en una especie de burbuja, una realidad paralela. Guy Delisle nos relata en su obra Pyongyang el día a día de un pueblo que pudo conocer de primera mano el tiempo que estuvo trabajando, en la capital coreana, como supervisor de una serie de animación.
Guy Delisle es un autor canadiense que por diversas circunstancias ha vivido en distintas partes del mundo, lo que le ha permitido obtener una visión del día a día de diversas culturas y por supuesto plasmarlo en sus obras con un estilo casual y sencillo, lo que te hace pensar que le has robado su diario y que lo estás leyendo a escondidas.
Shenzhen, Pyongyang, Crónicas birmanas y Crónicas de Jerusalén han convertido a Delisle en el rey de lo que yo llamo docucómic, obras magníficas en las que nos relata sus vivencias en los distintos países y que, si lees en conjunto, aprecias claramente la evolución personal del autor y como eso influye en lo que te cuenta de cada cultura. Os planteo Pyongyang como presentación de los docucómic de Delisle, ya que recientemente Astiberri, quien le edita en España, decidió redistribuir Pyongyang probablemente debido a las siempre alarmantes noticias y al éxito que un documental sobre este país ha tenido en España.
Shenzhen, Pyongyang, Crónicas birmanas y Crónicas de Jerusalén han convertido a Delisle en el rey de lo que yo llamo docucómic, obras magníficas en las que nos relata sus vivencias en los distintos países y que, si lees en conjunto, aprecias claramente la evolución personal del autor y como eso influye en lo que te cuenta de cada cultura. Os planteo Pyongyang como presentación de los docucómic de Delisle, ya que recientemente Astiberri, quien le edita en España, decidió redistribuir Pyongyang probablemente debido a las siempre alarmantes noticias y al éxito que un documental sobre este país ha tenido en España.
Los que hayáis leído alguna reseña mía ya sabréis que me gustan los autores con un estilo particular y Delisle no es la excepción. Pyongyang es una obra autobiográfica pero en la que él no es el protagonista sino un mero hilo conductor; la más clara representación de este auto excluimiento es la simplicidad con la que se dibuja a sí mismo en contraposición con los detalles que podemos apreciar en el resto de los personajes, así como en los edificios, paisajes y demás elementos representativos. La narración, casi diría el monólogo, evita realizar aseveraciones, limitándose a contarnos los hechos tal y como los ha observado mientras él pasaba por allí. Un toque irónico y un cierto aire de incredulidad, llevado casi al humor, son los únicos aspectos personales que verás en la narración. Como ya comenté, los docucómics de Delisle son un diario en el que va desgranando su día a día intercalando viñetas explicativas como si de unas notas en el margen se tratasen. También nos narra sus vistas a los sitios emblemáticos del país, realizando una descripción de primera mano muy interesante y que nos acerca un poco más a la mentalidad de esta nación.
Cabe destacar que Guy Delisle estuvo en Corea en 2003, por lo que la situación actual del país es diferente; en aquel año, Kim Jong-il seguía vivo, por lo que Kim Jong-un todavía no había comenzado su gobierno. Desde entonces, las tensiones internacionales con Corea del Norte se han incrementado y aunque, seguramente, la vida de los coreanos no ha variado mucho, si que hay que dejar claro este punto que por otra parte le da un cierto valor histórico a la obra.
Originalmente publicada por la editorial francesa L'Association, llegó a España de la mano de Astiberri con una encuadernación rústica con solapas (alabadas sean) con 184 páginas con el magnífico gramaje al que nos tiene acostumbrado Astiberri y con un precio de 18 euros. En este momento va por su décima edición, lo que es una locura para un cómic como este y que denota la calidad del mismo.
La capacidad didáctica del trabajo de Guy Delisle es innegable, por lo que sería sencillísimo recomendar esta obra a todo el mundo. El problema es que no es una lectura en la que encuentres giros de guión, escenas de acción o momentos dramáticos, ya que, obviamente, no es el enfoque de la obra, por lo que ha de interesarte el tema; eso sí, como te guste, no pararas hasta haber leído el resto de los docucómics de Delisle.
Espero que disfrutéis de una buena lectura, nos leemos...o no...