Este one shot que nos trae Norma Editorial nos adentra en las fauces del Goliath 01, un inmenso acorazado espacial perdido por el espacio y que servía como "buque penitenciario", ya que, como reza el propio álbum..."¿acaso no es el espacio la mejor de las prisiones?"
La seguridad de este gigantesco transportador se ha visto comprometida desde dentro, y no precisamente por un motín, que podrían haber pensado algunos. Su capitán, el coronel Mercer, parece haber perdido la cabeza y, hacha en mano, haber aniquilado a todo ser viviente a bordo de la nave, ya fuera tripulación o reo...salvo a uno, un tal John. El único superviviente de tal masacre tendrá que vérselas con la mismísima encarnación del Diablo para salir con vida de aquella tumba de acero, intentando llegar al otro extremo de la nave para escapar en la única cápsula que aún funciona.
La premisa de la que parte este cómic es más que atractiva, si bien las supervivencias en el espacio ya están bastante vistas. Sin embargo, lamentablemente el guión de este tomo se queda en eso, una expectativa, y es que Herik Hanna (WW 2.2) se precipita en una espiral de tópicos la mar de previsibles desde apenas entrada la acción. En contraposición a esto, el tono que se pretendía alcanzar creo que sí es un objetivo logrado con nota, ya que la atmósfera opresiva, los puntos ciegos, las sombras traicioneras y esa aceleración de la respiración en la piel de nuestro protagonista se hacen palpables a medida que vamos pasando páginas; aunque todo sea dicho, esto se consigue más gracias a la labor de un artista de la talla de Sean Phillips (Criminal, Fatale, Sleeper...) que al pobre guión de Herik.
El cómic no deja de ser una buena historia...trillada hasta decir "basta", pero igualmente entretenida. Echo en falta eso de lo que tanto hablamos aquí de "haber sabido esconder las cartas", pero si se lee sin grandes expectativas es un álbum que se disfruta, pese a sus 48 páginas que vuelan en un suspiro.
¡La lectura enriquece el alma!