El autor británico Bryan Talbot continúa con su saga detectivesca protagonizada por animales antropomórficos. En esta ocasión nos ocupamos de la cuarta y última entrega que nos ha llegado a nuestro país. Hasta ahora, los tres cómics anteriores nos han dejado muy buen sabor de boca, por lo que era de rigor seguir con las aventuras del detective LeBrock acompañado por su fiel compañero Ratzi.
Esta cuarta aventura arranca con la investigación por parte del inspector LeBrock de Scotland Yard de la desaparición de la sobrina de su ama de llaves. Las pistas le conducen a un creciente culto religioso en el que un mesiánico y carismático unicornio está ascendiendo gracias a su cruzada contra los carapanes (recordemos que este era el nombre despectivo que se utiliza para referirse a los humanos) en el Imperio francés.
Toda saga que se precie debe tener al menos una aventura en la que la religión influya sobre la historia. Talbot introduce la religión y los cultos en este Noël, utilizando este particular universo para introducir enigmas y conspiraciones relacionadas con las escrituras y las creencias populares. El cómic abre varios frentes: por un lado observamos cómo el villano (el unicornio casi divino) va ascendiendo en popularidad gracias al uso del odio hacia los que son diferentes (observándose claramente la referencia al nazismo). Por otro, la trama se sumerge en conspiraciones religiosas al más puro estilo de El Código Da Vinci y, por último, estamos ante la típica investigación en la que nuestro protagonista intenta averiguar el paradero de la sobrina de su ama de llaves.
He de decir que esta cuarta entrega ha sido sin lugar a dudas la que más me ha gustado. Argumentalmente creo que es la más redonda, en cuanto construye una trama que arranca de manera típica y va in crescendo progresivamente hasta alcanzar el clímax del final. Por el camino asistimos a buenas escenas de acción (convirtiéndose en uno de los sellos de la saga) y a varios giros, hasta llegar a un final con cliffhanger que nos dejará con tremendas ganas de leer la quinta entrega. Además, cabe destacar que en esta ocasión nuestro protagonista no será escudado por su fiel camarada Ratzi, sino que le ayudará un carapan que conocerá en esta investigación. Este cambio de compañero sienta de maravilla a la historia y me ha resultado un buen recurso.
En cuanto al dibujo, sigue la línea de las anteriores entregas. Construye un universo único, pero el color puede seguir resultando demasiado digital para algunos. Cabe señalar algunas viñetas que son para enmarcar (como la del unicornio y sus compinches en una escena que recuerda a La última cena de Da Vinci).
En definitiva, este Grandville: Noël es el mejor arco de la saga (y esto es mucho decir), ofreciéndonos una aventura llena de referencias y crítica social y cultural en la que la deducción toma más protagonismo que nunca y el villano se convierte por ahora en mi favorito. En cuanto a la edición de Astiberri decir que es idéntica a las anteriores (tapa dura, papel de muy buena calidad y un tamaño algo mayor de lo normal) y todo ello a un precio bastante ajustado, por lo que no me queda otra que recomendar esta saga a todos aquellos indecisos y quedar a la espera del quinto cómic.