Seguimos nuestro periplo por la saga insignie de Vicente Segrelles y, en esta ocasión, le toca el turno al tercer número de El Mercenario: Las pruebas, en el que nuestro protagonista tendrá que dar lo mejor de sí para formar parte de la Orden del Cráter...
La técnica al óleo de Segrelles siguen siendo el tesoro de esta saga y, sin duda, lo que la hace única y adictiva. Las mayores intrigas con las que gozan estos álbumes son las de averiguar qué splash page nos aguarda tras la siguiente página o qué escena de incalculable detallismo habrá cuando la saeta atraviese el cuello del monstruo.
En contraposición, la trama de los álbumes sigue sin ser nada más que un compañero de viaje al servicio de un único sentido. Este tercer tomo, Las pruebas, Vicente sí continúa la aventura de La Fórmula y recoge su testigo más o menos donde aquel lo dejó. Sin embargo, el ritmo en este cómic es un tanto inferior al de sus dos antecesores y bastante más obvio, aunque los que seguimos esta saga ya sabemos de sobra que entre los planes de Segrelles no estaba la elaboración de complejas tramas y giros argumentales de aúpa, así que, en cierto modo, recibimos lo esperado: una excusa para seguir disfrutando de un arte que casi parece fotográfico (por momentos, se torna difícil de distinguir).
El cómic lo cierra, como de costumbre en esta edición de lujo que nos trae Ponent Mon, 16 páginas de extras en las que, entre bocetos e ilustraciones soberbias, Vicente Segrelles nos cuenta sus primeros pasos como portadista en el mundo de la ilustración.
¡La lectura enriquece el alma!
