ECC publicó hace unos meses el segundo tomo de la serie de espías que más está dando que hablar. Este volumen que contiene los números 6 a 10 de la serie nos revelará nuevos misterios tanto de nuestro protagonista como de la organización para la que trabaja. ¿Conseguirá Ales Kot mantener su peculiar estilo mientras avanza en la trama sin que decaiga nuestro interés?
Continuamos con las aventuras de Edward Zero y La Agencia. En este segundo volumen observaremos cómo nuestro protagonista es puesto al límite en más de una ocasión, siendo estos momentos los más destacados y llamativos del tomo.
Ales Kot mantiene el estilo de los primeros cinco números, esto es: cambio de dibujante por número (aunque todos intentan mantener un estilo realista y algo sucio) utilizando en cada uno de ellos un estilo narrativo diferente, por lo que cada pieza es independiente de las demás, pero juntas forman un todo. Por lo tanto, todo lo que ya dijimos de los primeros capítulos es aplicable a estos, aunque bien es cierto que cuatro de los cinco números que forman este tomo están más directamente conectados que el resto de números, algo que es normal si quieres contar una historia en la que todo tiene que contribuir a formarnos una idea de quién es Edward Zero y qué pretende hacer La Agencia para controlarlo.
Ales Kot mantiene el estilo de los primeros cinco números, esto es: cambio de dibujante por número (aunque todos intentan mantener un estilo realista y algo sucio) utilizando en cada uno de ellos un estilo narrativo diferente, por lo que cada pieza es independiente de las demás, pero juntas forman un todo. Por lo tanto, todo lo que ya dijimos de los primeros capítulos es aplicable a estos, aunque bien es cierto que cuatro de los cinco números que forman este tomo están más directamente conectados que el resto de números, algo que es normal si quieres contar una historia en la que todo tiene que contribuir a formarnos una idea de quién es Edward Zero y qué pretende hacer La Agencia para controlarlo.
El noveno número es el más independiente del volumen. En él Ales Kot realiza un alegato contra las violaciones que sufrieron las mujeres en la Guerra de Bosnia a través de un flashback que nos lleva a aquella época. Por ello, Zero sobrepasa los límites del género de espías para ir un poco más allá y servir además de instrumento reivindicativo y de crítica hacia algunas prácticas de la guerra.
En definitiva, Zero continua con paso firme su andadura y avance por la trama, por lo que seguimos expectantes por saber qué está por llegar. Aún así, desde mi punto de vista, a la serie le falta ese gran número que eleve a la misma. Hasta ahora todos los números son buenos y ninguno se nos queda cojo en cuanto a calidad, pero tampoco ninguno destaca por encima, logrando que sus viñetas se queden en nuestras retinas y perduren en nuestro recuerdo.
Zero es un cómic que se lee del tirón, pero también se olvida con facilidad, por lo que tendremos que esperar que ese pico de calidad nos llegue en alguno de los siguientes números.