No se puede ir por ahí a la deriva, sin un sueño, sin una luz que ilumine nuestro camino. Sin un faro como este del que hoy os hablamos, uno especial creado por el gran Paco Roca, basado, según cuenta el propio autor, en la historia que le contó el abuelo de una amiga que luchó en la Guerra Civil y que se vio obligado a huir a Francia.
El Faro tiene como protagonista a Francisco Guirado, un joven soldado del bando republicano que intenta llegar al país vecino, pero de camino y tras un violento encuentro con fuego enemigo consigue cobijo en un viejo faro de la costa, donde su farero lo acogerá para, entre otras cosas, hacerle olvidar el dolor de la guerra y recordarle la necesidad de perseguir sus sueños, encontrando la luz en la deriva.
Nuevamente, Roca lo vuelve a conseguir. Tras un guión que nos cuenta una historia, se encierran otras muchas llenas de subjetividad y simbolismo. Paralelismos literarios y sueños, muchos sueños que nos trasladan a una infancia de lecturas que nos hicieron vibrar de emoción con las aventuras de piratas, de grandes personajes como Ulises, de icónicos escritores como Julio Verne, y cómo no, de grandes monstruos como Moby Dick.
Nuevamente, Roca lo vuelve a conseguir. Tras un guión que nos cuenta una historia, se encierran otras muchas llenas de subjetividad y simbolismo. Paralelismos literarios y sueños, muchos sueños que nos trasladan a una infancia de lecturas que nos hicieron vibrar de emoción con las aventuras de piratas, de grandes personajes como Ulises, de icónicos escritores como Julio Verne, y cómo no, de grandes monstruos como Moby Dick.
El viejo farero representa en el cómic la ilusión por la vida, los sueños y la imaginación, mientras que para el joven soldado, la guerra ha borrado su corta edad y le ha herido en su capacidad para soñar. Entre ambos personajes se sucederán conversaciones en su búsqueda interior, como si de un mentor se tratara, el farero inculca en el joven la pasión por la mar y por la aventura que le depara el futuro.
A pesar de las reflexiones que os he comentado, el cómic cuenta tan sólo con algo más de 50 páginas, lo que demuestra la valía de su autor para plasmar tanto en tan poco espacio. Virtud de la que sólo los grandes pueden hacer gala.
En cuanto al dibujo, para los que seáis asiduos de los cómics de Paco Roca, sigue su estilo de trazos sencillos. Es cierto que no nos encontramos ante ilustraciones espectaculares, pero he de decir que tampoco son necesarias. El trasfondo de cada viñeta se consigue con los textos que nos regala el autor.
Lo sé. Podéis llamarme fan de este hombre sin ningún problema, pero los que habéis leído algo de él estaréis conmigo en decir que, cualquier cómic que hasta la fecha ha publicado, se trata de una apuesta segura y una obra, de las que con sus relecturas seguiréis sacando nuevos mensajes. Con El Faro os pasará lo mismo.
Bienvenidos a una historia con ritmo de cuento, que emana de crudos hechos y que se aventura en los sueños, en aquellos que no hay que perder y por los que nunca hay que dejar de luchar. Aunque en algún momento requieras para seguir persiguiéndolos, de una luz al final del túnel. En este caso, de luz de un faro que guie tus pasos.
Pd. Ya lo anunciábamos en Júralo por mí, el 4 de diciembre volveremos a tener a Paco Roca entre las novedades de Astiberri con su nueva obra: La Casa.
¡Que disfrutéis con la lectura!