La extinta editorial Sins Entido publicó en el año 2011 uno de los títulos más relevantes e inquietantes de los últimos tiempos para todos aquellos que quieran aprender historia de Europa.
No hace tanto tiempo, un país no tan lejano llamado Ucrania, bajo el poder de la URSS, en tiempos del camarada Stalin, sufrió un devastador proceso de dominación extrema, sometimiento y represión. La limitaciones y prohibiciones en la producción y venta de cereal como represalia a la contestación de los campesinos ucranianos ante los planes impuestos de colectivización desde Moscú, supuso una hambruna salvaje que se calcula llevó a la muerte a cinco millones de personas entre 1932 y 1933 con numerosos casos documentados de canibalismo. Este episodio calificado formalmente como genocidio junto con otros sucesos terribles de la historia de Ucrania es lo que nos traslada Igort en un reportaje gráfico cuyas páginas son un puñetazo directo a nuestros estómagos.
El cómic se divide en una breve introducción bastante inquietante que nos sitúa en la Ucrania actual con sus numerosos problemas políticos, sociales y económicos; cuatro relatos/entrevistas que dan voz a ciudadanos ucranianos y que tratan, entre otros, temas como: la gran hambruna, las consecuencias aún visibles del accidente nuclear de Chernobil, la colectivización de la propiedad en los Koljos o la eliminación sistemática de los pequeños propietario-kulaks-, con el contrapunto de un último protagonista que añora la época comunista y la solidaridad existente en los Koljos, frente al egoísmo imperante en el capitalismo vigente. Termina con un emocionante epílogo que alerta sobre hechos tan recientes como la reivindicación de la figura de Stalin en un homenaje a celebrar en abril de 2010 en Rusia.
El cómic se divide en una breve introducción bastante inquietante que nos sitúa en la Ucrania actual con sus numerosos problemas políticos, sociales y económicos; cuatro relatos/entrevistas que dan voz a ciudadanos ucranianos y que tratan, entre otros, temas como: la gran hambruna, las consecuencias aún visibles del accidente nuclear de Chernobil, la colectivización de la propiedad en los Koljos o la eliminación sistemática de los pequeños propietario-kulaks-, con el contrapunto de un último protagonista que añora la época comunista y la solidaridad existente en los Koljos, frente al egoísmo imperante en el capitalismo vigente. Termina con un emocionante epílogo que alerta sobre hechos tan recientes como la reivindicación de la figura de Stalin en un homenaje a celebrar en abril de 2010 en Rusia.
Para lograr su objetivo, el autor no escatima en datos relevantes ni en imágenes para transmitir el patetismo y horror de lo narrado. En este sentido, la obra difiere de reportajes como Palestina o Gorazde, de Joe Sacco, ortodoxos en su concepto de cómic, e intercala amplios textos y semblanzas de los personajes históricos más relevantes con viñetas y demás recursos propios de la narración gráfica. A mi parecer es un verdadero acierto que convierte este título en algo muy personal a caballo entre el ensayo, el reportaje periodístico y el cómic.
El estilo de dibujo es realista, a veces difuminado, otras más preciso, en función de lo que se está contando, en un diseño muy adecuado al cariz de las historias. Las páginas tienen forma de cuaderno de notas, usado con una coloración muy lograda, y la edición en tapa dura y hojas de gran calidad no tiene fallo alguno.
Existen otros cómics que tratan los regímenes comunistas, como la celebrada Pyong Pyang de Guy Deslise (reseñado AQUÍ) desde un enfoque humorístico o Una vida en China, de Li Kunwu y P. Ôtié, que cuenta con el aliciente de que su autor principal pertenece al partido comunista chino, editadas ambas por Astiberri y muy recomendables; pero Cuadernos de Ucrania tiene un enfoque más descarnado y directo al desarrollar los episodios con mayor profundidad y dar voz sin tapujos a los propios protagonistas de la historia.
Tristemente, la actualidad de Ucrania con la anexión de Crimea por Rusia y los combates entre pro-rusos y pro-europeos demuestra que la herida no está ni mucho menos cerrada; de ahí la necesidad y plena vigencia de obras como esta. De hecho, Igort publicó hace unos años Cuadernos Rusos, acerca de la situación actual de este País y que ha editado en nuestro país Salamandra Graphic.
En definitiva, un cómic indispensable para conocer un trozo de historia desconocido para el común de los mortales.