Seguimos avanzando a través de este mundo de ciencia ficción y vaqueros al borde del Apocalipsis. En este tercer número, Hickmann y Dragotta nos reservan el comienzo de la que promete ser La Guerra y la entrada en acción de la única pieza que hasta entonces continuaba aletargada: La Bestia del Apocalipsis.
La saga de Hickmann y Dragotta continúa levantando pasiones entre todos los aficionados al noveno arte y, especialmente, entre aquellos más acérrimos a las mezclas de géneros aderezadas con antiguas leyendas mitológicas y oscuras profecías.
Para mi gusto, Este del Oeste es una saga muy a tener en cuenta en el panorama actual americano pero, a medida que avanza, el protagonismo de Nick Dragotta sobre Jonathan Hickmann está siendo más que evidente. El dibujo (y el insuperable color de Frank Martin, por supuesto) de Dragotta es impactante a la vez que enérgico, con una potencia abrumadora que casi saca las viñetas de sus páginas. Sin embargo, ese guión misterioso y de tono casi antediluviano de Jonathan empieza a estar ya un tanto manido. Le falta un empujón a la trama y, a Hickman, alguien que le diga: "¡Déjate ya de hablar con incógnitas, Johnny, y mete cuarta de una vez!". Sí, de acuerdo, esa narración apocalíptica y tétrica está bien, pero por algo existen los límites y creo que el guión está ya necesitado de un buen giro que renueve el aire que hasta ahora hemos respirado (¡Hazte un Juan XXIII, Johnny!). Ya lo dejo aquí, tranquilos.
Dicho esto, el tercer tomo que hoy nos ocupa recopila los números 11-15 americanos y, en él, la guerra que ya se empezaba a masticar en Este del Oeste 2 (reseñado AQUÍ) toma forma y empieza a materializarse, teniendo como principales protagonistas a la facción de la RPA y a la recién incorporada Eterna Nación, mientras que Hambre, Guerra y Victoria pondrán a prueba la "literalidad" de la profecía. Por su parte, Muerte sigue buscando a su hijo y siente su presencia cada vez más cerca...
Se nota que los artistas están disfrutando con esta saga y, sobre todo, que se están gustando mucho. Hickman, por un lado, casi parece ensimismado por su propia trama, y Dragotta, por otro, hace ya muchos números que se soltó la melena y nos está dando su mejor cara. Por último, no podemos olvidar la labor de Frank Martin, colorista de la saga y una verdadera maravilla, llevando la saga al siguiente nivel.
Por todo lo dicho, creo que Este del Oeste 3 consigue recuperar el listón y mejorar el adormecido ritmo del segundo tomo, pero aún así creo que nos encontramos en la verdadera prueba de fuego de la colección: A partir de aquí, lo que pase en el cuarto tomo decantará la balanza hacia la genialidad, o hacia la pretenciosidad.
Un niño aguanta hasta cierto punto que le estés enseñando una jugosa y brillante gominola. Pasado este punto, pueden pasar cosas indescriptibles...
¡La lectura enriquece el alma!
