Continúan las aventuras de nuestro/s John Prophet en este tercer tomo recopilario: Imperio, que recopila los números 32 y 34-38 americanos.
Bienvenidas las "razas libres" del universo, porque ellas heredarán la Tierra... Era algo así, ¿no?
Ya descubrimos (tomos uno y dos reseñados AQUÍ) que el Imperio Terrestre no solo está formado por miles y miles de clones de John Prophet, sino que las hermanas-cerebro controlan todos y cada uno de los actos de estos pobres súbditos. Por su parte, nuestro John Prophet particular, ese tipo con barba y una corona anticontrol mental, recorría el universo para reencontrar a sus amigos de guerra y organizar un resistencia contra el Imperio esclavista. Sin embargo, en este tercer cómic seremos testigos de una nueva amenaza alienígena que obligará a tejer alianzas entre amigos y enemigos en busca de una "última" oportunidad.
En este tomo, Brandom Graham desvela la que parece va a ser la trama principal de su particular saga espacial, y reúne en sus más de 150 páginas a los John Prophet que habían sido nuestros protagonistas en los cómics anteriores para empezar a darle una sensación de conjunto a la obra, lo cual, dicho sea de paso, es de agradecer (en cierto modo).
Esta space opera es de lo mejor que ha dado el género, la verdad. La riqueza de detalles, especies, mundos y culturas hace de Prophet una saga tan inabarcable como el propio universo con una sola lectura (o un par de ellas). Tanto es así, que lo único que sí recomiendo a los que la empiezan es que, aunque les suponga un sobre-esfuerzo económico, se hagan con la saga completa en un corto (cortísimo) periodo de tiempo, ya que si no es así es imposible seguir el hilo sin antes releer en profundidad todos los tomos anteriores.
Eso sí, salvando este escollo (para el que así lo sea), Prophet se perfila como una saga muy superior a otras del género, como la famosísima Saga. Los que disfrutan con la ciencia ficción pura y dura y con la aventura espacial están de enhorabuena. Cosas como esta no pasan muy a menudo, la verdad, y cuando lo hacen, merecen que el mundo les abra un hueco.
