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jueves, 31 de diciembre de 2015

BUDDY LONGWAY, UN COMIC DE INDIOS Y TRAMPEROS QUE NOS TRAE PONENT MON

El suizo Derib es el autor del cómic que nos ocupa, en un país del que tan solo conozco a otro gran autor, discípulo del primero en sus comienzos y que no es otro que Cosey, el responsable de Jonathan y obras tan personales como Viaje a Italia o Saigón-Hanoi.



El arte y estilo de Derib hay que encuadrarlo en el cómic franco-belga y, de hecho, colaboró con Peyo en Los Pitufos, trabajó en la revista Spirou y también en la de Tintín.

Desde sus comienzos destacó como un amante de la naturaleza y de las tribus indias de Norteamérica. En esa búsqueda ha compatibilizado con enorme acierto una obra infantil y absolutamente recomendable sobre las andanzas de un niño indio, Yakari, editada por Norma Editorial en España, con nuestro cómic. Buddy Longway trasmite de forma memorable las andanzas de una familia mixta formada por el trampero Buddy Longway, la sioux Chinook y sus hijos mestizos Jeremy y Kathlenn, con el protagonismo estelar en todos y cada uno de los álbumes de una naturaleza en todo su esplendor.


He esperado a leer el tercer tomo integral de Ponent Mon de reciente publicación para escribir esta breve reseña, porque a diferencia de otras series del oeste americano, en Buddy Longway los personajes crecen y maduran con nosotros, de tal forma que vivimos y sufrimos con ellos gracias al buen hacer de un superlativo Derib. En todos los tomos desgrana episodios cotidianos de caza, de su vida en el bosque o de sus relaciones y evolución como familia. También destacan en sus argumentos: la amistad y tensión con el hombre blanco o con diversas tribus indias que intercalan escenas plenas de acción con el protagonismo omnipresente de la naturaleza, de los indios, del ejército norteamericano, o en el marco por ejemplo, de la fiebre del oro.

El estilo de Derib evoluciona desde el toque humorístico en el dibujo del primer tomo hacia un realismo muy logrado que gana enteros con cada capítulo. Maestro del dibujo de grandes paisajes y escenas memorables, utiliza con enorme eficacia todas las herramientas de la narrativa gráfica para transmitir lo que quiere en cada momento. Destaca un diseño de página al alcance de muy pocos y un uso del enfoque y del intercalado de viñetas que no admiten comparación con muchos autores de plena actualidad.


Quizás no soy del todo objetivo porque me he enamorado de la familia Longway, y todo lo que hacen y dicen me parece bien. Solo me queda recomendar esta fantástica colección para todos los públicos a todos los amantes del western con un toque humanista y de pasión por la naturaleza.

Miguel.