Este mes de diciembre Astiberri Ediciones ha ido con todo y nos ha traído cuatro obras que, a priori, podrían posicionarse entre lo mejor del cómic nacional y, por qué no, entre lo mejor del año en general.
Esas obras son La casa de Paco Roca, Yuna del actual Premio Nacional del Cómic Santiago García y Juaco Vizuete, Necrópolis de Marcos Prior y esta Ficción dibujada por David Rubín. De estas cuatro obras comentar que he leído dos, y sinceramente las sensaciones han sido todo lo contrarias a las esperadas, pero vamos a comentar esta obra y ver si la recomendamos como regalo para estas fechas.
Cuatro amigos de la infancia descubren una caja de libros extraños que, cuando se leen en voz alta, pueden transportarlos a los mundos bellos e imaginarios que se describen en su interior. Pero cuando uno de ellos desaparece, los otros juran no revelar nunca donde han estado y lo que han visto. Años después, cuando uno de los niños restantes, ya convertido en adulto, también desaparece misteriosamente corresponde a los últimos del grupo volver a sacar sus libros polvorientos para buscarle y averiguar de una vez por todas qué pasó con su amigo tantos años antes.
Esta es la sinopsis del cómic, lo que nos adelanta que estamos ante una historia donde se mezcla la realidad con mundos imaginarios propios de las novelas, así como se intenta dar respuesta a misterios que ocurrieron en la infancia de nuestros protagonistas. El guión es llevado a cabo por el canadiense Curt Pires (autor totalmente desconocido para mí). Y después de leer esta historia tampoco me he quedado con ganas de indagar qué ha escrito más. La historia me parece pobre y bastante simple. De ninguna manera escribe unos personajes con carisma de modo que nos importe mínimamente lo que les suceda. Todos son bastante planos y estereotipados. La trama tampoco es un alarde de imaginación y en ningún momento nos sorprenderá hacia dónde nos lleva.
Pero también es cierto que este cómic no creo que nadie lo compre por el guionista, sino más bien por el dibujante gallego David Rubín. Realiza un trabajo notable que eleva el guión (algo que no era muy difícil), pero aún así no nos encontramos ante uno de sus trabajos más destacados. Me gustó más su dibujo en Beowulf (a tamaño más grande de lo normal, reseñado AQUÍ) e incluso en Aurora West (a tamaño reducido, reseñado AQUÍ).
En uno de sus continuos enfados en la red, David Rubín comentaba la frase "parece que el guión lo ha realizado para que se luzca el dibujante" o algo así, criticando a la gente que lo dice, puesto que para él guionista y dibujante forman un todo. Sólo decir desde aquí que puede estar tranquilo, ya que con esta obra nadie va a decir esa frase que tan poco le gusta. Y es que poco lucimiento puede provocar este guión.
En cuanto a la edición de Astiberri, es magnífica: tapa dura, bastantes extras y a un precio más que razonable, por lo que es fácil que entre por los ojos al verla en nuestra tienda habitual.
En definitiva, al principio hablamos de que había leído dos de las cuatro obras importantes que ha publicado Astiberri este mes. La Ficción he dejado claro que no ha sido lo que me esperaba. Si bien es un cómic que se lee rápido, también es cierto que se olvida más rápido aún, aunque bien es cierto que por el dibujo merece la pena y no me arrepiento de su adquisición, algo que no puedo decir de otra de las novedades: Necrópolis. Me ha parecido una tomadura de pelo y fue devuelta al día siguiente de su lectura (gracias a la confianza que mantengo con mi librero), así que no queda otra que probar con La casa y Yuna para quitarnos un poco esta sensación.