Desde que apareciera por Francia y copase el Top de cómics más vendidos durante varias semanas seguidas en portales como Bdgest, estaba claro que Los viejos hornos (Les vieux fourneaux, en su patria) iba a dar que hablar allá donde fuera.
No es que esto sea una indiscutible señal de éxito al traspasar fronteras, evidentemente; llamadlo pálpito, corazonada o como queráis, pero el hecho es que Norma acaba de publicar el primer número y hoy vengo a deciros que este es uno de los must have de 2015...
Un 4'6 sobre 5 estrellas... Eso es lo que tiene este álbum en la plataforma francesa Bdgest. Se dice pronto, pero esperad. No es sobre diez o quince personas que lo pillaron porque les hizo gracia la portada, no. Esa media está hecha de un total de 191 opiniones. Eso quiere decir que de todos los que se detuvieron a votarlo, no hubo nadie que le diera menos de un notable alto a estos "carrozas". Esto aquí puede que tuviese un valor añadido, más que nada, por lo poco que nos cuesta poner a parir algo y la pereza que nos da cuando se trata de manifestar lo contrario.
En cualquier caso, la razón del éxito de este álbum (y de la saga, parece ser; en Francia se acaba de publicar el tercer número) es bien simple: Un Wilfrid Lupano (El hombre al que no le gustaban las armas de fuego 1, reseñado AQUÍ) inspiradísimo y los pinceles deliciosos y encantadores de Paul Cauuet, muy en la onda de los de nuestro queridísimo Jordi Lafebre (La Mondaine, reseñado AQUÍ).
Allá donde busquéis la sinopsis de este tebeo os encontraréis con las palabras "amor" y "tiempo" por doquier. Sin embargo, eso es decir muy poco de este álbum, a mi modo de ver. Los viejos hornos es un cómic que, a través de vehículos como los mencionados "amor", "amistad" o "recuerdos", habla de revolución, de romper con el orden preestablecido en el que salen ganando los de siempre.
Ahora mismo puede que os hayáis creado una imagen de unos jóvenes encapuchados y anarquistas destrozando cajeros y grafiteando "boom the system" en escaparates, y acto seguido os haya venido a la cabeza la portada de este álbum... tres viejales. ¿A alguien se le ha ido la olla al más puro estilo "Arguiñano's joke"? Nada de eso. Estos tres viejales sindicalistas, amigos desde tiempos casi inmemoriales, están dispuestos a plantarle cara al Sistema, y ya no tienen nada que perder. Solo necesitan los "medios" suficientes...
Los viejos hornos es, sin duda, una de las maravillas que he leido este año. Es increible como en tan solo 56 páginas Lupano y Cauuet nos encariñan con cada protagonista y nos hacen partícipes de una trama que busca ensalzar el poder de la vida, la amistad y la felicidad por encima del "fuckin' dinero". No debéis perderos este cómic.
Al margen de todo esto, la sinopsis también me ha parecido magnífica, así que quiero compartirla con todos vosotros:
"Son inconsecuentes, retrógados, mojigatos, votan a la derecha, ¡han destruido el planeta, matado de hambre al Tercer Mundo! ¡En ochenta años, han hecho desaparecer la práctica totalidad de las especies vivas, han esquilmado los recursos, ¡se han comido todos los peces! ¡Cada año se crían en batería cincuenta millones de pollos en todo el mundo y la gente se muere de hambre! Históricamente son... ¡la peor generación de la historia de la humanidad!".
¡La lectura enriquece el alma!
En cualquier caso, la razón del éxito de este álbum (y de la saga, parece ser; en Francia se acaba de publicar el tercer número) es bien simple: Un Wilfrid Lupano (El hombre al que no le gustaban las armas de fuego 1, reseñado AQUÍ) inspiradísimo y los pinceles deliciosos y encantadores de Paul Cauuet, muy en la onda de los de nuestro queridísimo Jordi Lafebre (La Mondaine, reseñado AQUÍ).
Allá donde busquéis la sinopsis de este tebeo os encontraréis con las palabras "amor" y "tiempo" por doquier. Sin embargo, eso es decir muy poco de este álbum, a mi modo de ver. Los viejos hornos es un cómic que, a través de vehículos como los mencionados "amor", "amistad" o "recuerdos", habla de revolución, de romper con el orden preestablecido en el que salen ganando los de siempre.
Ahora mismo puede que os hayáis creado una imagen de unos jóvenes encapuchados y anarquistas destrozando cajeros y grafiteando "boom the system" en escaparates, y acto seguido os haya venido a la cabeza la portada de este álbum... tres viejales. ¿A alguien se le ha ido la olla al más puro estilo "Arguiñano's joke"? Nada de eso. Estos tres viejales sindicalistas, amigos desde tiempos casi inmemoriales, están dispuestos a plantarle cara al Sistema, y ya no tienen nada que perder. Solo necesitan los "medios" suficientes...
Los viejos hornos es, sin duda, una de las maravillas que he leido este año. Es increible como en tan solo 56 páginas Lupano y Cauuet nos encariñan con cada protagonista y nos hacen partícipes de una trama que busca ensalzar el poder de la vida, la amistad y la felicidad por encima del "fuckin' dinero". No debéis perderos este cómic.
Al margen de todo esto, la sinopsis también me ha parecido magnífica, así que quiero compartirla con todos vosotros:
"Son inconsecuentes, retrógados, mojigatos, votan a la derecha, ¡han destruido el planeta, matado de hambre al Tercer Mundo! ¡En ochenta años, han hecho desaparecer la práctica totalidad de las especies vivas, han esquilmado los recursos, ¡se han comido todos los peces! ¡Cada año se crían en batería cincuenta millones de pollos en todo el mundo y la gente se muere de hambre! Históricamente son... ¡la peor generación de la historia de la humanidad!".
¡La lectura enriquece el alma!