Hoy volvemos a nuestro querido género de terror y lo hacemos con dos conocidos ya por aquí. Koldo Azpitarte y Ángel Unzueta nos trasladan al año 1959 en Los Ángeles con una historia de asesinatos, fantasmas y magia amerindia, pero es sí... todo con una inmaculada "Cara de Ángel".
Mentiría si os dijera que fui a la librería el otro día para hacerme con este cómic expresamente. Los que me conocéis ya sabéis que no soy lector de superhéroes y, por ende, no sigo con rigurosidad las novedades de editoriales como Panini Cómics (por decir algo). Sin embargo, su sello Evolution Cómics me está dando alguna que otra sorpresa inesperada, como este Cara de Ángel o su antecesor, obra de la misma pareja de artistas: Reliquias (reseñado AQUÍ).
De hecho, fue por este motivo (haber leido Reliquias) que me hice con Cara de Ángel, amén de la pinta tan tremenda que tenía el cómic. ¡Una compra inesperada y totalmente impulsiva de la que me siento orgulloso! (ya echaba de menos esa sensación de comprar algo que no sabía ni que existía).
Cara de Ángel es un relato policíaco y sobrenatural, ambientado en la América de los años 50. De hecho, lo primero que quiero destacar sobremanera es dicha ambientación gráfica, obra de Ángel Unzueta. El artista vasco, a través de una técnica fotorealista y de efectos tramados, recrea a la perfección la historia que se nos propone; de hecho, tanto es así, que dudo que alguien pudiera haberlo hecho mejor.
Koldo, por su parte, nos inmiscuye sin muchas parafernalias en el quid de la cuestión: Diane aparece brutalmente asesinada en la habitación de un hotel. Su exmarido, Paul, un soldado traumado que participó en la Guerra de Corea, debe hacerse cargo de la hija que ambos tenían en común, Callie, de ocho años. Sin embargo, a medida que la investigación del fiscal avanza, el fantasma de Diane empieza a aparecerse a la pequeña Callie, tratando de decirle algo...
Pese a que la trama, como bien nos confiesa Ángel en los extras del álbum, dejaba un margen más pequeño al lucimiento gráfico que el que hubiera en Reliquias, creo que ambos artistas manifiestan una positiva y patente evolución en este cómic; por un lado, Koldo logra esa adicción que impide dejar de leer con tan solo unas páginas y, por otro, Ángel demuestra haber perfeccionado aún más la expresividad en los rostros y el impacto en las escenas de mayor tensión.
Tan solo he de reprocharle a este Cara de Ángel un ritmo más acelerado del deseado, de cara a desarrollar cada escena con un mayor detenimiento y haber perfeccionado más a los personajes principales. Sobre el desenlace, aunque creo que no llega a estar a la altura del nudo del asunto, es infinitamente mejor al que en su día los autores plantearon para Reliquias.
No dejan de ser 96 páginas impactantes, pero como todo lo bueno en estos términos (y en el género en particular), treinta hojitas más le hubiesen sentado de maravilla.
La lectura enriquece el alma,