Después de haber reseñado el primer tomo de esta genial obra AQUÍ, no podía dejar pasar la ocasión de hablaros del segundo, ¡y no os podéis imaginar qué segundo!
Como recordaréis, en La Carta 44 se nos planteaba una realidad en la que Stephen Blades, nuevo Presidente de los Estados Unidos, se enteraba, por una carta firmada por su predecesor, de que se había descubierto un artefacto extraterrestre dentro de nuestro Sistema Solar y que se había enviado una nave para investigarlo. Pues bien, si el primer cómic nos sirvió de presentación, en este segundo se desatan los rayos y los truenos.
Ya han pasado seis meses desde que Stephen Blades fuera elegido y los problemas se le multiplican. Charles Soule nos sumerge en las tramas internas del gobierno con chantajes, alianzas y con el ex-presidente conspirando por su cuenta, protagonizando una parte de la trama inesperada pero que por otra parte tiene un halo de realidad bastante importante a la vez que inquietante.
Por otro lado, en el espacio los astronautas dentro de la Clarke se acercan al artefacto que ya está plenamente operativo, siendo esta parte de la trama donde más escenas de acción se concentran y donde también el lápiz de Alburquerque se vuelve más loco, creando escenas con una desmesura tal que resulta espectacular o bien todo lo contrario, dependiendo del lector. Yo me decanto por la primera opción, pero no es poca la gente a la que le resultan excesivas las expresiones y posturas que el dibujante nos regala.
Como ya os comenté, este cómic concentra más acción que el anterior, y ésta se nos va soltando poco a poco en cada número que lo compone, llegando al clímax al final de cada uno de ellos. Esto, muchas veces, le resta cierta gracia a las obras cuando las lees en tomo, ya que solo tienes que pasar de página para resolver el cliffhanger, aunque por otro lado también hace que cuando empiezas a leer no puedas soltarlo hasta al final, ese final que sabes que solo podrás resolver dentro de bastantes meses…
En resumen, este volumen 2 nos ofrece política macarra y realista, lucha en tierra, lucha en el espacio y varios ¿pero qué co...?, todo ello concentrado en 160 páginas a color encuadernadas en rústica y, como en el tomo anterior, una cuidadísima portada foil, todo un acierto por parte de Norma.
Obviamente, si habéis comprado el primer álbum, ya tendréis este en la mano, pero si por el contrario tenías dudas sobre si esta obra iba a ser interesante, ya os puedo decir que sí. Las pocas dudas que el primer volumen hubieran dejado sobre el devenir de la historia se han visto superadas por la locura desatada por Charles Soule y Alburquerque en este volumen.
Espero que disfrutéis de una buena lectura, nos leemos... o no...