¿Nunca habéis tenido la agobiante sensación de repetir lo mismo, día tras día?, ¿y de veros involucrados en una pesada monotonía sin salida? Pues en esa destructiva realidad vive el protagonista de Los corazones solitarios, el último cómic de Cyril Pedrosa publicado por Norma Editorial (junto a Los Equinoccios).
Jean-Paul es un hombre de mediana edad que se ve apresado por una vida que no le gusta y de la que cree no poder escapar. Su día a día se resume en su trabajo en la empresa de juguetes familiar que creó su difunto padre y en las persistentes visitas de una madre que parece no haber podido cortar nunca el cordón umbilical que los unía.
El punto final de la espiral monótona del protagonista llega con los preparativos, como cada año, del evento que la empresa organiza con motivo del aniversario del fallecimiento de su padre.
Los preparativos, el discurso y la persistencia de su madre harán que Jean-Paul decida liberarse de todo y escapar, fugándose a un viaje hacia lo desconocido con la esperanza de encontrar la libertad y el amor que tanto ansía.
A pesar de lo cortito del cómic, 56 páginas, Pedrosa logra que el lector empatice con el personaje hasta tal punto, que en numerosas viñetas casi terminas hablando en voz alta y pidiendo al personaje que salga de ese bucle tedioso que tiene por vida.
En cuanto al dibujo, al igual que ocurriera con el premiado Portugal, las viñetas van como anillo al dedo con el estilo de los guiones a los que nos tiene acostumbrados el autor y recuerdan mucho a su etapa en Disney. En concreto, cabe destacar los rasgos y expresiones del protagonista. Su mirada muestra a la perfección la tristeza y desesperanza en la que se encuentra atrapado Jean-Paul.
Es en definitiva una lectura muy entretenida y todo un grito a la libertad deseada, un impulso a hacer con tu vida aquello de deseas, dejando de lado las imposiciones de la rutina y la monotonía.
¡Que disfrutéis con la lectura!