Tras el genial La gran odalisca (reseñado AQUÍ), el trío formado por Bastien Vivès, Florent Ruppert y Jérôme Mulot vuelven a traernos una aventura de las que, posiblemente, se hayan convertido en nuestras ladronas favoritas.
Si en el primer número de esta "alocada" serie nuestras protagonistas debían hacerse con la gran obra de Ingres, esta vez el objetivo no solo se complica, ¡sino que se triplica! La venus dormida de Giorgione, La venus de Urbino de Tiziano y Olympia, de Manet; tres obras de arte que, curiosamente, se sirvieron de inspiración escalonadamente: Tiziano se inspiró en la obra de Giorgione para crear su Venus y Manet en la de ambos. ¿Podría ser una especie de alegoría de nuestras protagonistas?
Bastien Vivès logra mantener el listón allí donde lo dejara con La gran odalisca y vuelve a ofrecernos grandes dosis de aventura y humor negro, salpicadas, cómo no, con la singularidad y evolución de sus personajes y la particular forma de narrar del artista francés. Dicho esto, y para ser justos, también he de señalar un gran pero: no encontraréis en este cómic una escena tan memorable como la que cerraba el anterior número.
Por su lado, Ruppert y Mulot continúan en la misma línea, con un dibujo limpio aunque en apariencia abocetado y muy de línea clara. En este sentido, es un trazo que le va como anillo al dedo a la trama cuando de transmitir el frenesí y la adrenalina se trata, gracias a la rapidez de los propios lápices.
Olympia y, en general, esta saga, es como un soplo de aire fresco entre tantas otras obras que, con más o menos calidad, siempre se mueven respetando los mismos cánones. ¡Esto es lo que tiene que ser la bd francesa independiente! Un cómic con gusto, salvajemente adictivo y que reivindica un gran sitio en la estantería de todos los lectores aventureros y soñadores.
La lectura enriquece el alma,
