Hoy vengo a hablaros de Pájaro Indiano. Su autora, Belén Ortega, se vió "obligada" a hacer el tebeo en tres meses contados para poder participar en el II Premio Internacional del cómic Costa Brava (organizado por Panini y el Ayuntamiento de Torroella).
A pesar del esfuerzo, este premio fue declarado desierto por la escasez de participantes (y la calidad de los mismos, según los organizadores), así que el proyecto pareció quedar en papel sobre mojado...
Sin embargo, un tiempo después fue Norma la que se interesó por el trabajo y estilo "manga europeo" de esta granadina, y es gracias a ellos que hemos podido disfrutar de Pájaro Indiano... ¿Quién tenía razón? ¡Lo vemos!
En primer lugar, quiero resolveros esa pregunta con la que termina la cabecera. Sé que lo lógico sería dejarla para el final, pero me parece tremendamente injusta ahora que la veo y creo que no debeis leer esta entrada con ella en la cabeza. Creo que se podrán poner otras muchas cosas en entredicho sobre este cómic, pero su calidad precisamente no es una de ellas.
Belén Ortega es la autora completa de este tebeo que hoy tenemos entre las manos y, aunque alguno se lo haya tomado como su debut, ni mucho menos es el primero, ya que la antigua EDT publicó allá por 2011 un manga llamada Himawari sobre una historia de venganza y redención, en el que nuestra artista de hoy era su autora, junto a Rubén García.
Este cómic pertenece al llamado "manga europeo", ya que aunque el tipo de historia y formato de álbum se asemeja al cómic francobelga, el trazo de nuestra granadina guarda algo más que un parecido con los cómics nipones. Sin embargo, es en el color donde los pinceles de Belén dan el do de pecho y marcan la diferencia respecto a otros hermanos del género. Además, unos tonos más "oníricos" en determinados momentos embellecen sobremanera la obra (las primeras páginas, casi a modo de álbum fotográfico y con una dulce voz en off, recrean una atmósfera espléndida que refleja exactamente lo que la artista pretendía: una radiografía completa del protagonista y de "su verdad"; algo bastante complicado a mi modo de ver).
En lo que respecta al guión, la historia no es nada del otro y su desarrollo es bastante previsible, pero también es de recibo alabar el ritmo de la trama y el mensaje final que nos dejan sus viñetas, en donde la esperanza es lo último que se pierde.
Sin duda, un cómic del que sacar en claro una cosa: ¡no debemos perder de vista a esta artista!
¡La lectura enriquece el alma!
Sin duda, un cómic del que sacar en claro una cosa: ¡no debemos perder de vista a esta artista!
¡La lectura enriquece el alma!
