Si hay un cómic que ha aparecido en prácticamente todas las listas de lo mejor del año pasado y siempre en los primeros puestos, es este Aquí de Richard McGuire. Estas buenas sensaciones han sido corroboradas recientemente con el premio al mejor álbum en el Festival de cómic de Angoulême.
Por lo tanto, hoy toca comentar la que es sin lugar a dudas una de las apuestas más originales y refrescantes que este medio ha visto últimamente.
La verdad es que este cómic entra por la vista al solo verlo en la tienda. La cuidada edición de Salamandra además de esa llamativa portada nos dan suficientes señales para pensar que estamos ante algo distinto.
Hay que desplazarse a 1989 para ver el germen de esta novela gráfica. En ese año Richard McGuire publicó un relato corto de unas seis páginas titulado también Aquí (Here en el original) en el noveno número de la mítica revista Raw (revista de cómics antológica editada por Art Spiegelman). Esas seis páginas influyeron de manera notoria en los autores más destacados del cómic independiente y underground. Chris Ware (Jimmy Corrigan, Fabricar Historias) se reconoce muy influido por las ideas de McGuire, y Robert Crumb tomó también la idea y el estilo de Aquí en su cómic A short story of America, por lo que es imposible influir más con menos.
Pero ¿de qué va Aquí? Es difícil explicar con palabras un cómic que es necesario ver para comprender. McGuire convierte un único espacio en el protagonista absoluto de su obra. Seremos testigos de cómo ese espacio se ha ido transformando desde millones de años en el pasado hasta miles de años en el futuro, y todo ello contado de una manera para nada lineal. Veremos cómo diferentes familias de diferentes generaciones pasan por ese lugar, aunque la clave de todo esto está en las composiciones de páginas y en las yuxtaposiciones de las viñetas, de tal manera que en una misma página podemos observar varias épocas y diferentes situaciones a la vez.
El dibujo de McGuire es un dibujo neutro, que intenta reflejar diferentes épocas del modo más realista posible. Para ello utiliza un trazo grueso y se apoya mucho en el color. Consigue crear un universo hermético e íntimo donde el tiempo es realmente el protagonista.
Aquí es un cómic único que cambia la forma de ver y entender los cómics. Una obra que tiene tantas lecturas y relecturas como se le quiera dar, y de todas ellas sacaremos nuevos matices y detalles, por lo que no puedo estar más de acuerdo con el jurado de Angoulême.
