La Cúpula nos trae una nueva entrega de Jaime Hernández, sobre lo que ya empieza a ser una obra inmensa y llena de matices.
Chapuzas de amor se puede abordar de dos maneras, o bien como un relato de amor cerrado en sí mismo, o bien como un capítulo más dentro de algo más grande en lo que su autor lleva trabajando desde hace ya unos treinta años. Desconozco totalmente la obra de Jaime, siendo este Chapuzas mi primer toma de contacto con este particular universo, por lo que mi visión sOlo se centrará en el cómic que nos trae aquí hoy.
El cómic nos cuenta una historia dentro de la vida de Maggie Chascarrillo (que aparece con más o menos protagonismo en otras historias del autor). Esta vez, nuestra protagonista deberá elegir entre dos viejos amores. Mientras toma esa decisión, la acompañaremos en su día a día y veremos hacia dónde quiere centrar su actividad laboral. Además, se nos cuenta a modo de flashback un momento de su adolescencia, en la que aparece de fondo otro personaje recurrente dentro de esta novela río que lleva tejiendo Jaime desde hace años: Hopey. En este flashback también tomará algo de protagonismo el hermano de Maggie y seremos testigos de cómo estos acontecimientos tendrán su eco en los hechos posteriores.
Visto esto, podemos decir que nos encontramos ante una obra cotidiana que pretende ser el reflejo de la vida de una persona normal y corriente. Quienes hayan seguido la obra de Jaime Hernández verán muchos más matices que aquellos que nunca habíamos leído nada. Aún así, Chapuzas de amor es una historia bastante independiente del conjunto y muy entretenida como obra autónoma, convirtiéndose en una perfecta puerta de entrada a este microcosmos comiquero.
En cuanto al dibujo de Jaime, pocos peros se me ocurren. El autor ha alcanzado un nivel altísimo dentro de la simplicidad de su trazo. Los personajes están perfectamente caracterizados y podremos observar perfectamente sus cambios de humor en unas facciones muy bien caracterizadas.
Decir que estamos ante una "dramedia", en la que el amor está muy presente a lo largo de toda la historia. Mención aparte merecen las últimas páginas, en las que asistimos a un final que nos dejará un nudo en la garganta que volverá cada vez que pensemos en él, cerrando un cómic bastante redondo en todos los sentidos.
Al principio de la reseña me declaraba un auténtico desconocedor de la obra de Jaime Hernández y, una vez leído este Chapuzas de amor, reconozco que pienso poner fin a ese desconocimiento, porque me han atrapado estos personajes y quiero saber todo lo posible sobre ellos, por lo que solo me queda recomendar este cómic a todos los que también desconocéis a este autor.