Me enfrento a esta reseña con un bagaje excesivo y contraproducente. He leído numerosas reseñas, que no escatiman en elogios a un planteamiento tan audaz como abierto a interpretaciones, alguna entrevista muy interesante y tengo una preciosa dedicatoria en mi ejemplar tras el paso del autor presentando su obra por mi ciudad.
Parto de la base de que Álvaro Ortiz es seguramente el autor más original y con un universo más bizarro del panorama nacional y esto ya es decir mucho. Todas sus obras gozan de diálogos frescos que enganchan a la primera, personajes bien construidos y tramas retorcidas de suspense, terror, y mucho humor, y la que nos ocupa no es una excepción.
Rituales se divide en capítulos diferenciados de tamaño variable, relacionados entre sí por la siniestra presencia de una pequeña estatuilla fálica de origen desconocido. La relación entre algunos capítulos es muy clara porque se repiten personajes que parecen principales, pero en otros casos el nexo es exclusivamente la presencia de la estatuilla o, al menos, eso parece a primera vista. En este marco, se suceden sin agotar la cantidad de tramas: las peripecias de un estudiante de bellas artes que se obsesiona con el piso de abajo, el viaje de un autor de cómic a Malta para documentarse sobre Caravaggio, la malograda grabación de una serie de acción y misterio en un pueblo donde “nunca pasa nada”, las andanzas de una institutriz en una mansión del siglo XIX o la obsesión de un padre de familia jubilado y “normal” con la citada estatuilla, aderezados con la extraña presencia en varios capítulos de hombres de carne y hueso que se derriten ante la mirada atónita del lector.
La narración presenta tal agilidad, dominio del lenguaje y recursos del cómic que consigue que la incertidumbre, desasosiego e intriga te persigan a lo largo de toda su lectura y permanezcan en el tiempo. El estilo de Álvaro es de corte humorístico, muy trabajado y detallista en los fondos y más esquemático en el diseño de personajes que, sin embargo, logra caracterizar con mucho acierto.
En conclusión, una vez leído y releído comparto la mayoría de los elogios, si bien me queda cierta sensación de premura en el final, o de necesidad de poner fin a un guión que había abierto demasiadas vetas. Para entender esto último es interesante conocer que el cómic tiene como base una historieta breve publicada en Panorama, editado por Astiberri, con el afán de ser un retrato de los principales valedores de la novela gráfica en España, y que Álvaro ha creado Rituales en el marco de una beca que exigía cumplir unos plazos bastante cortos, con el consiguiente agobio confesado por el propio autor. En conclusión, el cómic me ha gustado mucho y lo recomiendo sin dudar a cualquiera que tenga interés por las historias de misterio costumbristas, sórdidas y con su dosis de mala leche, pero no diría que es la mejor obra del autor ni que este sea el camino a seguir en futuros cómics, porque no es ni mejor ni peor por ejemplo que Murderabilia (reseñado AQUÍ), sino diferente y extrañamente atractiva.
Dicho esto, también puede ser que quien escribe esta reseña sea un poco zoquete y no haya sabido encajar todas las piezas correctamente.
Respecto a la edición de Astiberri, es excelente, como nos tiene acostumbrados, con un papel de calidad que da gusto oler y una estupenda tapa dura.
