¡Hola amigos! Aquí estoy de vuelta para hablaros de uno de mis autores fetiche: Mi belga favorito, Zidrou. Hoy os cuento mis sensaciones tras saborear Tocadiscos, un cómic en el que el guión de este autor no os dejará indiferente. Y sí, habéis leído bien. He dicho saborear, y si seguís leyendo, entenderéis por qué.
Junto con Cuentacuentos, otro cómic que esperamos reseñar en breve, Tocadiscos es una de las obras que Zidrou ha contextualizado en el continente africano y para las que se ha valido del dibujo de Raphaël Beuchot y, como veréis en las viñetas que os seleccionamos, la unión no podría ser más oportuna, así como la selección del color. Pero bueno, eso dejémoslo para más adelante.
En Tocadiscos viajaremos al África colonial de los años 30, dónde Eugène Ysaÿe, un afamado violinista, compositor y director de orquesta de origen belga se traslada hasta Léopoldville para hacer una visita a su sobrina, quien desde hace años reside en el continente africano junto con su esposo e hijo; pero pronto, la visita se convertirá en todo un viaje emocional para el protagonista, una vuelta a la infancia. Eugène conocerá la cultura africana y la sensibilidad de este continente de la mano de Tocadiscos, un sirviente de su sobrina, cuyo amor y emoción por la música conseguirá ganarse el respeto y admiración del exquisito violinista, convirtiéndose en dos amigos inseparables.
Como os decía, el ambiente que nos dibuja el cómic es totalmente necesario. El lector disfruta, a través de la historia y de sus viñetas de un viaje por África, en el que casi se puede percibir el calor, los colores y sabores de este exótico continente. Y aunque el contexto de la supremacía imperialista no se quiera tocar en demasía, imagino que por aquello de no ser excesivamente desagradable, si hay ciertos vestigios en el guión que nos recuerdan la situación de la esclavitud y de la falta de libertad de todo un continente.
En definitiva, se trata de una obra en la que se demuestra que la amistad va mucho más allá de cualquier consideración social, en la que nunca es tarde para descubrir a tu alma gemela, esa que aún estando a miles de kilómetros, siente la misma emoción que tú al escuchar la misma melodía salida de un viejo tocadiscos.
¡Que disfrutéis con la lectura!
