Hacía 7 años que todos aquellos que flipamos con Los mundos de Aldebarán de Leo (Planeta publicó el primer ciclo en 2008 y el segundo en 2009) soñábamos con este día: Antares, tercer y último ciclo de esta epopeya espacial que aúna ciencia ficción y aventura fantástica, por fin llegaba a las librerías españolas el pasado octubre.
¿Eso quiere decir que este tomo solo les debería interesar a aquellos que disfrutamos de los dos ciclos anteriores? No tiene porqué pero, siendo coherentes, sí.
Voy a comenzar esta reseña con esa última reflexión con la que cerraba la cabecera: Todos aquellos que no hayan leído Aldebarán y Betelgeuse (primer y segundo ciclo de la saga, respectivamente), no solo se perderán en Antares la evolución de los personajes, el porqué de sus motivaciones y el bello reencuentro entre lector y actores, sino que estarán leyendo el más flojo de los tres arcos argumentales de la saga, amén de estar violando un principio elemental: No se empieza la casa por el tejado, como diría Fito.
Antares recopila los seis álbumes franceses en tamaño reducido, tal y como en su día decidió Planeta. Esto último no supone un detrimento, ni mucho menos, ya que el trazo del artista brasileño no brilla por su espectacularidad, precisamente. A mi modo de ver, este tipo de dibujo es el que mejor soporta dichas reducciones y, por tanto, estoy a favor de esta estrategia sin con ello conseguimos rascar un buen puñado de euros.
Hablando de dinero, Antares cuesta 32 euros y, como he mencionado anteriormente, recopila seis álbumes (sus hermanos mayores tuvieron cinco álbumes). No está nada mal, ¿no? Son 320 páginas, pero, ¿recordáis lo que valían Aldebarán y Betelgeuse? ¡20 euros! Sí, tenían 60 páginas menos, pero, sobre todo, eran otros tiempos (aunque haga solo siete años, sí) y creo que se podría decir que Planeta era una de las editoriales más baratas del panorama español por aquel entonces.
Sobre la saga en general y el estilo de Leo no voy a hacer ninguna mención, ya que hace muy poco que le hemos dedicado un vídeo en nuestro canal de Youtube, así que, si queréis indagar más sobre Los mundos de Aldebarán sin miedo a spoilers, podéis echarle un buen vistazo a este vídeo:
Hablando de Antares, aunque se mantiene fiel a esa trama en la que Leo se mueve como pez en el agua (exploración de un planeta desconocido, criaturas tan inimaginables como fascinantes, entornos hostiles y fanatismos religiosos), he de decir que la aventura que se nos plantea tarda más de lo deseable en empezar a andar y, en general, el ritmo que le imprime el brasileño a este tercer ciclo es más pausado, reemplazando el eminente componente de supervivencia que prevalecía en los anteriores ciclos por uno más científico.
Aún así, el reencuentro bien vale aflojar la cartera para poder disfrutar de este tercer ciclo de Los mundos de Aldebarán que, dicho sea de paso, deja la puerta abierta a un futuro cuarto arco argumental... ¡Las buenas aventuras no deberían morir nunca, al igual que siempre debería haber un "último baile"!
La lectura enriquece el alma,