Los hijos del crepúsculo es a simple vista una de las novedades más llamativas de este mes. Se trata de la primera colaboración de dos referentes de este medio que aprovechan para contarnos una historia que combina realismo mágico, misterio y suspense para dar forma a un drama coral íntegramente recopilado en este tomo. Pero, ¿la realidad ha estado a la altura de las expectativas?
Cuando ECC anunció sus novedades para este mes de abril había una que me llamaba la atención por encima del resto, y no es otra que Los hijos del crepúsculo, que hoy nos trae por aquí. Llamó mi curiosidad por la concurrencia de varias circunstancias.
En primer lugar, por pertenecer al sello Vértigo, un sello que ha sido un referente en cuanto a calidad durante más de dos décadas, pero que está en horas bajas durante los últimos años.
En segundo lugar, por los autores que hay detrás de esta obra. Gilbert Hernández (también conocido como Beto Hernández) es un referente en cuanto al cómic independiente. Junto a su hermano Jaime (del que hace poco reseñamos AQUÍ su última obra: Chapuzas del corazón) crearon la revista Love & Rockets, donde comenzaron a auto-editarse y a formar su particular universo. Por su parte, Darwyn Cooke ha destacado más en el mundo del cómic-book mainstream, sobre todo por sus etapas en Batman, Catwoman o la JLA, aunque últimamente se ha centrado en las adaptaciones de las novelas de serie negra Parker, de las que ya hay publicadas cuatro entregas.
Y en último lugar, por lo llamativo de la propuesta. Los hijos del crepúsculo arranca cuando una esfera de luz blanca quiebra la paz de un pueblecito costero, provocando cegueras, parálisis, huracanes instantáneos y desapariciones colectivas. Una serie de fenómenos extraños que comienzan a ser investigados por un joven científico y por agentes de la ley. Sin embargo, el misterio escapa a los límites de la razón, adquiriendo un cariz dramático cuando una enigmática joven irrumpe en la aldea.
Por todo esto, no dudé lo más mínimo en llevarme este cómic en el momento que lo vi. A esto hay que sumar una portada hipnótica made in Darwyn Cooke. Precisamente esta es la mejor palabra que define esta obra: hipnótica. Los que hayáis leído algo de Beto reconoceréis su particular tono, y es que tanto el ambiente que rodea la historia como los peculiares personajes que la pueblan desprenden un aura que nos recordará a su obra más importante hasta la fecha: Palomar. Pero Los hijos del crepúsculo va un paso más allá del mencionado cómic, ya que a ese realismo mágico y a ese reparto coral se le añade una trama de misterio con toques de ciencia ficción que le dan un toque que particularmente me ha encantado.
En cuanto al dibujo de Cooke, solo basta con ojear unas cuantas páginas para comprobar que estamos ante una obra maravillosamente dibujada. El guión de Beto encaja a la perfección con el estilo de Cooke y viceversa, por lo que solo nos queda esperar que vuelvan a unir sus talentos todas las veces que vean conveniente.
En definitiva, Los hijos del crepúsculo es un cómic que entra por la vista en primer lugar y que nos atrapará una vez nos hayamos adentrado en esta hipnótica historia de ciencia ficción. El mayor problema que le veo es que solo cuatro números me saben a poco, de hecho en el último número he notado la típica aceleración en la acción cuando tienes que cerrar una trama que daría para bastante más. Por otro lado, esta brevedad creo que provocará que lo relea en más de una ocasión.