Okko, el samurái sin amo, recorre las tierras del Imperio de Pajan en compañía de sus inseparables Noburo, un gigante enmascarado, y Noshin, un monje invocador.
Juntos, actúan como mercenarios y cazadores de demonios al servicio del mejor postor y, aunque no lo parezca, todos ellos aún recuerdan el significado de palabras como lealtad u honor; palabras que en el antiguo Japón feudal querían decir mucho más que hoy...
Hace bastantes años que Hub empezaba la que hoy es su saga cumbre: Okko, una serie de cómics de esos que podríamos llamar "manga europeo", aunque en este caso la búsqueda de etiquetas puede hacer más mal que bien.
Pese a que hoy en día la escuela francobelga se atreve con cualquier género, incluso con aquellos ajenos a su cultura, no hay muchos de estos que se hayan granjeado tantos elogios como el western, del que se ha llegado a decir que no hay quién mejor para hacer un buen cómic del oeste (con Blueberry en la cabeza no es algo raro, la verdad). Sin embargo, cuando torcemos la mirada hacia el este, parece que el tema se complica un poco más. Vagabond, La espada del inmortal, Berserk... son muchos los mangas que han hecho del género de samuráis lo que es hoy, y creo que sería un craso error afirmar lo mismo que se dice sobre el western. En este caso, nuestros vecinos supieron ver la insalvable diferencia con antelación, adelantándose a odiosas comparaciones y "readaptando" esos mangas al estilo europeo (creo que podría decirse así), resultando de ese "remake" un género fresco y lleno de energía que imprime a ese ambiente feudal y mitológico de las series niponas el más puro fervor por la aventura gala. Es por eso que he catalogado a Okko como un "manga europeo".
Dicho esto, y sin pretender soltar un rollo infumable aquí, esta "macro-presentación" me sirve para deciros que, si hay una saga que haya conseguido mayor perfección en el equilibrio de esa "mezcla", esa es Okko. Hay otras muchas con gran nivel: Isabellae (reseñado AQUÍ), Garra Blanca (reseñado AQUÍ), Samurái (reseñado AQUÍ)... pero ninguna alcanza la vitalidad y espectacularidad de la saga de Hub (tal vez Samurái lo consiga, pero habrá que esperar a sucesivos números).
Okko. El ciclo del agua, es el primer arco argumental de la obra de Hub, el cual nos ha traído Yermo en formato integral recopilando los dos álbumes que la componen. Unos meses atrás, la editorial catalana había publicado el cuarto y penúltimo ciclo, el de Fuego (reseñado AQUÍ). Esto, que parece un pequeño caos, está plenamente justificado y no es mi intención detenerme en este punto, dado que creo que todos los que leéis ahora mismo estas líneas conocéis la "historia" (tampoco lo hago porque creo que ya me he extendido lo suficiente antes). Dicho esto, si alguien no conoce el por qué de esta publicación, le invito a dejarnos un comentario y le respondo en un periquete.
En el ciclo del agua nuestro trío de protagonistas aceptarán un peligroso encargo: rescatar a una geisha llamada Pequeña Carpa de las garras de una banda de piratas y, pese a que la naturaleza del problema parece sencilla a simple vista, Okko y sus inseparables pronto descubrirán hasta qué punto han subestimado el poder de la banda...
Nos encontramos ante uno de los mejores ciclos de la saga, pero una vez visto y leído el último arco argumental, correspondiente a los álbumes séptimo y octavo, sí hemos de hacer dos apuntes en el apartado gráfico: La evolución que ha tenido el artista, perfeccionando su trazo y, sobre todo, el papel del color a lo largo de los tomos, que va logrando mayor vistosidad gracias a la paleta más clara y definida de Li.
Si os gusta la mitología japonesa y la aventura, no os perdáis esta oportunidad y haceros con una de las grandes sagas del género.
¡La lectura enriquece el alma!
