John Brennan, un sacerdote exiliado por la Iglesia, vuelve al Vaticano para tratar de expulsar al mismísimo Diablo de la que se ha convertido en "su casa".
Bestial, ¿no? Y no, no se trata de ninguna parodia. Tal vez sea el momento de que aquella que expía los pecados expíe los propios... ¡esto, y más, es lo que nos propone el malagueño y queridísimo El Torres con su Roman Ritual!
Ya sabéis que este guionista me tiene ganado desde hace mucho. A ello han contribuido, en primer lugar, su incomparable capacidad como escritor de terror, en segundo lugar, su continua labor de reciclaje, que le evita tropezar siempre con las mismas fórmulas, y en tercer lugar y más importante, pese a lo que el número pudiera sugerir, su persona, su forma de ser, su humildad (visteis la entrevista que le hicimos hace dos meses, ¿no? ¡click!).
Con Roman Ritual, el trío de artistas formado por El Torres, Jaime Martínez y Sandra Molina tejen un argumento de exorcismos y culpabilidades que, al margen de la eminente trama terrorífica, invita a una reflexión más que clara sobre el papel de la Iglesia en estos tiempos, su moral y los continuos escándalos que asolan su "blanca" figura. No llegamos al punto de Mago de oz, en aquella canción que rezaba "la única Iglesia que ilumina es la que arde", pero sí al de "quien siembre rayos, recogerá tempestades", a través de una sutil "(in)directa" que me ha maravillado.
Por todo ello, estamos ante un cómic que no por ser de terror omite su mensaje, paralelo a una trama que me ha resultado sobresaliente. En este sentido, solo tengo un pequeño pero que mencionar: el desenlace, ligeramente atropellado.
Por otro lado, el apartado gráfico es muy expresivo en lo que respecta a los primeros planos y personajes, en contraposición con unos fondos, en su mayoría, bastante sosos. Y sobre el papel del color, pese a acompañar en estética a la trama, creo que en este caso es algo meramente testimonial.
Aún así, es un cómic del que es difícil despegarse hasta que terminas de leerlo (no en vano, me dije de empezarlo antes de dormir y no pude acostarme hasta que lo hube finiquitado), y es una joya más que nos regala la madrileña Dibbuks.
La lectura enriquece el alma,