¡Bienvenidos al mundo de las "series-concepto"!
Aquí empieza nuestro trayecto por las islas de los elfos blancos, un vasto mundo lleno de fantasía, aventura y, por qué no decirlo, lágrimas y sangre...
Aunque no sea ni mucho menos mi intención la de extenderme hablando de eso de "serie-concepto", digamos que, muy a resumidas cuentas, Elfos es una saga que nace con la ambición de convertirse en todo un universo, y lo cierto es que parece haber escogido el camino correcto.
Aunque las comparaciones sean odiosas, Elfos empieza a tener tantos spin offs como otras sagas europeas de altura; sin ir más lejos, estoy pensando en Lanfeust de Troy. Sin embargo, hay algo que distingue a esta saga de protagonistas de orejas picudas (al menos, por ahora son los protagonistas): sus autores, y cómo se van tomando el relevo en su trabajo.
Elfos es una saga que tiene ya en Francia 14 álbumes, de los que, por ejemplo, la pareja formada por los artistas Jean-luc Istin y Kiko Duarte, solo han participado en tres (el primero, el sexto y el undécimo). ¿Por qué? ¡He ahí el quid de la cuestión! Hay en total cinco parejas de artistas, formadas por guionista y dibujante (obviamente), que se van pasando la saga de un número a otro, ciclando su participación cada cinco álbumes, y componiendo todos ellos historias que, si bien son autoconclusivas, mantienen una cierta constancia al conservar a alguno de sus protagonistas o escenarios.
En resumidas cuentas, esto quiere decir que en la primera historia (de dos) que nos recopila este integral de Yermo, El cristal de los elfos azules, Istin y Duarte nos cuentan un "thriller" con Lanawyn y Turin como protagonistas, un thriller que quedará resuelto a lo largo de las 56 páginas de este primer número; sin embargo, nuestros protagonistas volverán a aparecer y estar en el ojo del huracán en el sexto número, que es donde Istin y Duarte regresan con una nueva historia.
Dicho esto (mira que había quedado en no extenderme mucho), sobre este primer integral de Elfos solo tengo que decir dos cosas: ambas aventuras, El cristal de los elfos azules y El honor de los elfos silvanos, han debutado a un nivel ciertamente alto, tanto en guión como en dibujo, y es que no es de extrañar viniendo de unos artistas ya formados en el oficio y con una cierta trayectoria en la editorial catalana: Istin está triunfando aquí con sus Crónicas de Excálibur (reseñado AQUÍ), sus Druidas (reseñado AQUÍ) y su World War Wolves, junto a los pinceles del mismo Kiko Duarte (reseñado AQUÍ), mientras que a Jarry ya hemos visto cómo se desenvuelve en el género histórico con El trono de arcilla (reseñado AQUÍ) y fabulando sobre Cronos en Troya (reseñado AQUÍ).
Y el segundo aporte: lo único que me ha faltado para considerar las historias redondas ha sido que las paletas de colores y los escenarios fueran algo más oscuros, y los personajes secundarios estuvieran más desarrollados.
Si me tengo que quedar con una de las dos, contra todo pronóstico, elijo El honor de los elfos silvanos, de Nicolas Jarry y Gianluca Maconi. ¡Un hurra por el trabajo que seguro le ha costado a Yermo traernos esta saga!
La lectura enriquece el alma,
