Lo primero que hay que destacar de este cómic es que su creación ha sido posible gracias al crowdfunding, palabreja inglesa asumida dentro del acerbo propio de Internet y sus redes sociales y que se podría traducir como micro-mecenazgo. Consiste en la aportación de diferentes cantidades para financiar la edición, a cambio del propio cómic y de otras recompensas en función de la cantidad aportada. En este caso, la recompensa más atractiva era aparecer en el cómic retratado como un personaje.
Respecto a la obra, se trata de una propuesta de género histórico que narra las escaramuzas y batallas sucedidas entre soldados españoles y piratas japoneses, en el año 1582, en el rio Cagayán y la bahía de la isla de Luzón, cuando el imperio español estaba en plena expansión. Lo hechos suceden en un entorno tan lejano y atractivo como las filipinas, cuyo archipiélago se disputaban con portugueses y asiáticos. La lucha y sus prolegómenos están retratados con gran verosimilitud y sumo cuidado en todos los detalles, logrando transmitir la fiereza, sinsabor y épica del episodio. El objetivo no es dar una lección de historia con exceso de texto y explicaciones, sino crear un cómic ágil y entretenido y doy fe de que lo consiguen con creces.
El personaje principal, Juan Pablo de Carrión, es un viejo capitán curtido en mil batallas y ya de vuelta de todo, que - muy al estilo Frank Miller - , nos transmite sus dudas, la fatiga del oficio, el desánimo y también la fuerza y el pundonor que le permiten levantarse una y otra vez en cada combate. El segundo personaje en relevancia es Fray Cristóbal de Salvatierra, que pone el contrapunto de legalidad moral y eclesiástica en una época en la que la iglesia marcaba las normas de conducta incluso en tierras tan lejanas. Sin embargo, los autores no caen en el maniqueísmo al retratar al fraile, sino que nos explican de forma creíble su posible papel en los hechos; así le vemos hacer de traductor, enfermero con los heridos sin obviar su papel de guardián de la fe e inquisidor. De hecho, de lo más interesante del cómic son las conversaciones que mantiene con nuestro viejo y achacoso protagonista y cómo sus propias convicciones se ven enfrentadas a la realidad sangrienta de un combate.
El dibujo de Juan Aguilera de corte realista logra a la perfección el objetivo de hacer plausible a nuestros ojos unos personajes bien identificados, los trajes, las armas y sobremanera, la acción que nos entra por los ojos y el paladar con gran verismo. Y no podemos obviar la gran labor de Ángel Miranda al guión que, como ya he explicado, no se excede en ningún momento y está enfocado muy acertadamente a los personajes, sus conversaciones y la descripción ajustada y precisa de los combates.
El álbum se acompaña de textos complementarios y explicativos que se leen con mucho interés y añaden un tono más profundo al conocimiento de los hechos.
En definitiva, una buena historia bien narrada y dibujada que además tiene una base histórica muy interesante.