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jueves, 8 de septiembre de 2016

JIM CUTLASS. VOLUMEN 2. UN COMIC DE CHARLIER, GIRAUD Y ROSSI QUE NOS TRAE YERMO EDICIONES

Con el segundo volumen de Jim Cuttlas completamos las aventuras de nuestro particular héroe en el lejano oeste. Si el primer tomo (reseñado AQUÍ) recopilaba los cuatro primeros álbumes, este segundo nos trae los últimos tres (que hasta ahora estaban inéditos en nuestro país), por lo que nos enfundamos las pistoleras y nos ponemos nuestro sombrero de vaquero para contar qué tal este western que se sale un poco de los cánones del género.



La historia continúa donde se quedó el tomo anterior: Jim Cuttlass está en serios problemas, no solo debe enfrentarse al terrible Aligátor Blanco (que ha secuestrado a su prima Carolyn), sino que debe despistar a un detective de la Agencia Pinkerton que le pisa los talones, evitar que sus antiguos compañeros del ejército lo arresten y enfrentarse al ku-kux-klan, liderado por su antiguo rival Don Clay.

Como ya comentamos en la reseña del primer volumen, Giraud sucedió a Charlier al guión tras el primer álbum. Los guiones de Giraud se alejan bastante del convencionalismo del género, incluyendo elementos mágicos y místicos que le dan una personalidad propia y casi única. Seguimos en los escenarios pantanosos y llenos de vegetación de Luisiana, donde se desarrolla toda la acción, y donde uno de los mejores villanos de la historia del cómic se mueve como pez en el agua. Y es que el Aligátor Blanco cumple todos los requisitos para convertirse y ser recordado como uno de los grandes villanos que ha dado este medio.


El guión está a la altura y cierra las aventuras de nuestro héroe con particular color de pelo de manera brillante. En estos volúmenes encontramos las páginas más oníricas y místicas de la obra gracias a un desatado Giraud, que por esta época gozaba de un reconocimiento que le permitía hacer prácticamente lo que quisiera.

En cuanto al dibujo de Rossi, decir que mantiene el gran nivel que le vimos en el primer tomo, realizando una sucesión de viñetas y composiciones de páginas que se quedarán grabadas en nuestra memoria.


En definitiva, siempre nos quedará la duda de cómo hubieran sido las aventuras de Jim Cutlass si las hubiera escrito Charlier y dibujado Giraud. Seguramente hubieran tomado unos derroteros muy diferentes y más realistas. Los amantes de las historias de corte más clásico del género pondrán bastantes peros a la obra, pero la verdad es que yo la he disfrutado y me ha encantado, convirtiéndose desde ya en uno de mis cómics favoritos, por lo que solo me queda recomendar ambos tomos que lucen de manera sensacional en nuestras estanterías, gracias a la espectacular edición de Yermo.


Filisk.